,type=downsize)
Es una de las más grandes estrellas que ha dado nunca el séptimo arte, y al mismo tiempo su intensa vida personal es digna del mejor guion de Hollywood. Hablamos de Sofía Loren, quien este fin de semana ha celebrado por todo lo alto su 90 cumpleaños. Lejos queda ya aquella adolescente que comenzó su carrera en concursos de belleza y que, siendo aún muy joven, debutó en la gran pantalla. Fue una época en la que, además, conoció al que sería el gran amor de su vida: Carlo Ponti.
Para ti que te gusta
Este contenido es exclusivo para la comunidad de lectores de ¡HOLA!
Para disfrutar de 8 contenidos gratis cada mes debes navegar registrado.
Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.Este contenido es solo para suscriptores.
Suscríbete ahora para seguir leyendo.TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Pese a la diferencia de edad que había entre ellos, ya que el aclamado productor de cine era 22 años mayor que la oscarizada intérprete italiana, juntos lucharon por su relación contra viento y marea hasta formar una familia. Cuando comenzó su romance, Ponti ya estaba separado de su primera esposa, Giuliana Fiastri, con la que había tenido dos hijos. Eso sí, no estaban divorciados ya que por entonces el poder hacerlo aún no había sido legalizado en su país. De esta forma, en 1957, él y Sofía Loren se casaron por poderes en México y vivieron en Hollywood durante un tiempo.
Un lustro después de su boda, decidieron volver a Italia pese a la amenaza que se cernía sobre ellos: que él fuera acusado de bigamia. Sobre el papel, Carlo seguía casado con su primera mujer y esto podría traerle serios problemas. Por este motivo, el productor y la actriz terminaron por anular su matrimonio en 1962. De ahí se mudaron a Francia, donde Ponti sí logró finalmente el divorcio de su mujer para, seguidamente, volver a darse el 'sí, quiero' en 1966 con la protagonista de El Cid y La caída del Imperio Romano.
Una unión que duró hasta la muerte del productor en 2007 y durante la cual dieron la bienvenida a sus dos hijos: Carlo Ponti Jr (nacido en 1968) y Edoardo Ponti (1973). Su primogénito vino al mundo en Ginebra (Suiza), donde el matrimonio se había instalado tras su segunda boda. A sus 55 años, es un reputado director de orquesta que ha trabajado en distintos países, desde Estados Unidos a Rusia. Se casó con Andrea Meszaros, violinista húngara, en la Basílica de Budapest en 2004.
Entre los invitados al enlace se encontraba Giorgio Armani, que diseñó el precioso vestido de la novia, mientras la madre del novio no podía estar más feliz aquel día. Tiempo después, en 2007, Carlo Ponti Jr y su esposa tuvieron a su niño, Vittorio, el que era el primer nieto de Sofía Loren. Cinco años más tarde, la pareja colmaría su felicidad con la llegada al mundo de su niña: Beatrice.
En cuanto a Eduardo, el hijo menor de la actriz, también nació en Ginebra y se mudó a Los Ángeles en 1990 para estudiar en la Escuela de Cine y Televisión de California. Actualmente es productor y director, mientras que su primera película fue protagonizada por su madre junto a un reparto coral formado por Mira Sorvino, Gérard Depardieu y Malcolm McDowell. Bajo el título Between Strangers (Entre extraños), se estrenó en el Festival de Cine de Venecia de 2002.
El 12 de agosto de 2007, Edoardo se casó con la actriz estadounidense de ascendencia serbia e italiana, Sasha Alexander, conocida por dar vida a la agente Caitlin Todd durante las dos primeras temporadas de la exitosa serie NCIS (2003-2005), drama policíaco que en España lleva el título de Navy: Investigación criminal.
Un personaje que la hizo muy popular y que terminó de la peor manera posible: muriendo asesinada en la ficción. El motivo de su abrupto final se debió a que ella misma pidió que la liberaran de su contrato para acometer nuevos proyectos, ya que confesó que la carga de trabajo en NCIS era demasiado exigente para ella.
Edoardo y Sasha tienen dos hijos: Lucía, nacida en 2006, y Leonardo, en 2010. La primera de ellos acaba de empezar la universidad, algo que su progenitora ha vivido con orgullo pero de manera algo agridulce. Por un lado, está la alegría de ver cómo su niña se independiza, y por otro la tristeza de no tenerla más en casa. "Como madre nunca estás lista para ese momento. Fue emotivo, hermoso y difícil despedirnos. Que este viaje esté lleno de luz y aprendizaje", le dijo ese día Sasha a Lucía en sus redes sociales.