Tras un verano de cine, que arrancó con la celebración del primer cumpleaños de su hija Philippa, Isabelle Junot se pone frente a la cámara de ¡HOLA! y confirma lo que ya sabíamos: su belleza es atemporal. De su mano, hacemos un fascinante viaje en el tiempo. La marquesa de Cubas recrea la portada de la segunda edición de ¡HOLA!, un número que salió a la venta el 15 de septiembre de 1944. Si hace ochenta años nuestra publicación aparecía, para conquistar a sus primeros lectores, con una ilustración que reproducía el ambiente de una verbena, por las fiestas de la Virgen de la Merced, en esta sesión de fotos, Isabelle Junot hace magia y se pone en la piel de una elegante dama de los años 40, para dejar con la boca abierta a una nueva generación de lectores. Hay 4.180 ediciones de distancia entre la ilustración de ayer y la fotografía de hoy. Sin embargo, nadie como ella para representar los pasos decididos de ¡HOLA! hacia un futuro retador, sin perder la esencia, su inconfundible toque clásico y chic.
—Has dado vida a una portada icónica de ¡HOLA!, la segunda de nuestra historia.
—Es un orgullo, y estoy muy halagada de que me hayáis elegido para dar vida a una de estas portadas. Estoy muy feliz de haber participado para celebrar el 80 aniversario de ¡HOLA!, la portada en sí me parece preciosa y, además, todo es muy fácil y fluye gracias al equipo de trabajo que tenemos. Y ha sido muy divertido, por cierto.
—¿Qué anécdota divertida destacarías de la sesión de fotos?
—En general, las sesiones siempre son como una gran anécdota, porque nos reímos todos mucho, pero en esta ocasión llevaba un traje con una falda un poco aparatosa, con muchos volúmenes y parecía andante —ríe—, porque yo me apoyaba y no se me veía, solo se veía la falda flotando.
—Prácticamente, te conocemos desde que naciste, porque muchas veces te asomaste a nuestras páginas en familia.
—Sí, he salido desde niña en ¡HOLA! con mi familia, aunque claro, de eso no me acuerdo, hace ya muchos años. Sí, recuerdo algunos reportajes de algo más mayor y era bonito. Y sobre todo soy más consciente, por así decirlo, de aquellos que he hecho después de haberme mudado a Madrid para labrarme mi propio camino.
—¿Alguna vez has vuelto a ver esos reportajes? Por ejemplo, la boda de tus padres fue portada.
—No los tengo, pero quizá debería pedirlas —ríe—, pero desde luego, cuando encuentro algún ¡HOLA! antiguo en la casa familiar, lo veo cien por cien y más ahora, que ya sé quién es todo el mundo que sale, me hace más gracia.
—¿Cuál crees que puede ser el éxito de ¡HOLA!?
—Es una revista limpia, que cuida a su gente y siempre intenta poner en valor la familia y las cosas buenas y positivas.
—¿Alguna portada que te haya impactado o sorprendido más?
—Sí, las mías —ríe—. Ser la portada del especial Alta Costura en París fue lo más, impresionante. Es mi favorita. Luego la de mi boda, por ejemplo, es un recuerdo muy bonito, y la que salió este año, con motivo del Día de la Madre, con mi hija Philippa, también.
—¿Recuerdas cuál fue la primera de tu etapa sola en Madrid?
—Creo que fue en ¡HOLA! Fashion, una portada rodeada de girasoles, donde llevaba flores pegadas en los brazos que hubo que sujetar con cinta aislante —ríe—. No me podía mover, iba como un robot.
—¿Qué personaje, que haya salido en nuestras páginas, te ha gustado conocer más personalmente?
—Mi gran favorita es Tamara. Tengo mucha suerte porque ahora, además, somos familia —ríe.
—Si tuvieras que dar una noticia próximamente, ¿cuál te gustaría?
—Algo relacionado con mi carrera y mi método de nutrición intuitiva, de Isa Healthy.
—¿Cómo titularías este momento de tu vida?
—Estoy en paz, feliz y con mucha ilusión en todos mis proyectos.
—Eres una persona muy sociable, pero, al mismo tiempo, muy discreta también. ¿Cómo consigues transformarte cuando posas?
—No tiene que ver con ser discreta o no, sobre ciertos aspectos de mi vida, una foto es algo más creativo que puede transmitir estilo, moda, incluso un estado de ánimo. No me transformo yo, sino la puesta en escena y lo que lleves puesto; si son vestidos de Alta Costura, joyas espectaculares, como en el reportaje con Bulgaria en Roma… y siempre me siento muy cómoda en esas situaciones, todo es muy agradable. Me conozco muy bien, sé qué me favorece y qué no, y esto es un trabajo en equipo que, al final, sale mucho mejor, incluso de lo que yo me haya podido imaginar.
—Ya en septiembre, ¿qué planes tienes para este otoño?
—Estoy muy volcada con Isa Healthy Life, ultimando todos los detalles del curso en español, que estoy a punto de lanzar. Estoy ilusionadísima, porque llevo mucho tiempo con este proyecto y le estoy poniendo mucho cariño. Hay otros que también saldrán en breve y me hacen muy feliz. En este momento, estoy muy centrada en trabajar y dedicarle muchas horas, un ritmo que sé que no voy a poder mantener siempre, pero sé que el esfuerzo vale la pena para poder disfrutar después del trabajo realizado.
—Además, Philippa ya irá como un rayo por la casa, estarás todo el día detrás de ella.
—Estoy detrás todo el rato, porque demanda cada vez más atención y está cada vez más graciosa. Estoy muy enfocada, como te digo, en sacar adelante mi proyecto, pero, por delante de cualquier cosa, mi prioridad número uno es ella. Cuando dejo de trabajar, por ejemplo, y voy al salón y la veo, pienso: "Qué alegría, esa carita ¡me la como!" —ríe—. Lo cierto es que, entre semana, intentamos estar en casa lo más posible, haciéndola partícipe de todo con nosotros, y los fines de semana estoy dedicada a ella y me encanta, porque estamos pegadas todo el día. Así el lunes puedo coger el trabajo de nuevo con fuerzas.
—Philippa es quien te recarga las pilas.
—Bueno, también me las agota —ríe—. Es lo mejor, pero lo más agotador también. Es lo que te comento, de repente me dan las ocho de la tarde, me queda mucho por hacer, pero por mucha prisa que tengo, paro, la baño, le doy de cenar… es mi momento de estar conectada con ella, de disfrutar y de no tener prisas.