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En la finca Casa Rosa, de El Escorial, y dedicada por completo a sus hijas, Paloma y Tiziana, de 14 años, y a sus padres. Así es como está apurando Paloma Segrelles sus vacaciones estivales que, a estas alturas de su vida, giran en torno a su progenitor, Francisco Segrelles: "A sus 88 años y con sus enfermedades, es complicado viajar, por lo que hemos buscado un entorno en el que pudiese estar cómodo", nos cuenta la empresaria y vicepresidenta del Club Siglo XXI. Y añade: "El Escorial ha sido un gran acierto, no solo por el clima, sino por la diversidad de cosas que se pueden hacer. No solo culturales, sino también otras actividades como la gastronomía".
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Son unos días que están disfrutando a tope, después del buen resultado escolar obtenido por las mellizas: "Han sacado unas notazas, un ocho y medio de media. También han obtenido el nivel B2 de francés, el “Advanced” en inglés y el HSK3, el tercer nivel de chino. Son unas “cracks”". Paloma y sus hijas, a las que está muy unida, han pasado un verano inolvidable, haciendo muchos planes familiares, entre los que no faltan las largas tertulias después de comer, los juegos de mesa, las partidas de mus y los relajados paseos por la Leal Villa: "Uno de los sitios que más les ha gustado a mis hijas es la Casita del Príncipe, que era el pabellón de recreo de Carlos IV, entonces príncipe de Asturias, que construyó Juan Villalonga, el mismo arquitecto que hizo el Museo del Prado, y está rodeado por un bosque de robles y bonitos jardines con flores, estilo francés". Aficionadas al deporte, las jóvenes también han aprovechado para correr por el campo y practicar la natación.
Por su parte, Paloma, que lleva una vida superajetreada en la capital madrileña, se ha dedicado a descansar, leer, pasear y estar con su familia, antes de retomar sus actividades en su prestigiosa asociación cultural y comenzar a colaborar, con "mucha ilusión", en la Fundación Sol, que está muy enfocada en uno de los problemas más importantes actuales: la salud mental de los menores de edad.