La escritora y profesora universitaria Cristina Barreiro © Daniel Arveras

Café con letras

Cristina Barreiro nos presenta su última novela 'Bee': 'Beatriz de Sajonia-Coburgo no fue el amor prohibido de Alfonso XIII'

La autora gallega nos descubre la vida de una Princesa apasionante y muy desconocida


13 de septiembre de 2024 - 13:57 CEST

Cristina Barreiro (Ferrol, 1973) es doctora en Periodismo y profesora titular de Historia Contemporánea en la Universidad CEU San Pablo. Es también investigadora y autora de diversas obras académicas sobre la historia de la prensa en los siglos XIX y XX, el Carlismo y los corresponsales de guerra, además de haber dirigido documentales históricos. En una clara apuesta por divulgar y acercar más nuestro pasado al gran público, colabora en diversos medios y ha escrito ya tres libros sobre historia de las monarquías. A Las hijas de Isabel II, le siguió Consortes reales en 2023, y ahora, su última novela histórica Bee. Beatriz de Sajonia-Coburgo, una princesa victoriana en España (Ed. Esfera de los Libros, 2024). Sobre esta mujer y la época que le tocó vivir, charlamos en su despacho. 

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© Daniel Arveras

- ¿Qué te llevó a Bee, qué fue lo que más te animó a escribir sobre ella?

Ya aparecía en Las hijas de Isabel II al ser prima de la reina Victoria Eugenia, con la que tuvo una relación muy cercana. Por otro lado, hay libros sobre la historia de la Restauración que señalan a Beatriz de Sajonia-Coburgo como protagonista de un escándalo de la época, al haberse encaprichado de ella el rey Alfonso XIII. 

A mí me apetecía acercarme a ella de una manera más humana y personal, no tan sensacionalista, para indagar en la biografía de una mujer que estaba emparentada con prácticamente todas las realezas europeas, además de ser la única nuera de otro personaje fascinante, la infanta Eulalia. La princesa Beatriz y la infanta Eulalia fueron consideradas feministas, mujeres rompedoras con los convencionalismos de su época.

En suma, me parecía un personaje muy atractivo, aparte de creer que Beatriz de Sajonia-Coburgo no fue el amor prohibido de Alfonso XIII.

- Beatriz fue nieta de la reina Victoria de Inglaterra, también del zar Alejandro II y estaba emparentada con muchas casas reales. ¿Con qué parte de la familia se sentía más cercana?

Era hija del segundo hijo de la reina Victoria, el duque de Edimburgo, al que le correspondía heredar el ducado de Sajonia-Coburgo y, por el lado materno, era nieta del zar Alejandro II, “el libertador de los siervos”, al ser hija de su única hija, María Coburgo. Pero es que, además, era prima carnal del káiser Guillermo, del zar Nicolás II y del rey de Inglaterra Jorge V, todos primos y con mucha relación, pues se conserva una abundante correspondencia, sobre todo con su familia rusa.

En lo afectivo, sobre todo en su infancia y adolescencia, tuvo más relación con los Romanov, la familia de su madre, que estaba muy unida a sus hermanos. Viajaban mucho a San Petersburgo, a Crimea, a la coronación del zar, etc. Los Romanov eran más extrovertidos que los ingleses, quienes marcaban más las distancias y a su madre no le agradaban, lo que marcó esa etapa en la vida de su hija Beatriz.

Es cierto que más adelante Bee tuvo mucha relación con la princesa Beatriz, madre de la reina Victoria Eugenia y con ella misma, además de vivir varios años cerca de Londres, lo que hizo que tuviera una relación más cercana que antes con sus primos ingleses.

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"Era hija del segundo hijo de la reina Victoria, el duque de Edimburgo, al que le correspondía heredar el ducado de Sajonia-Coburgo y, por el lado materno, era nieta del zar Alejandro II, 'el libertador de los siervos', al ser hija de su única hija, María Coburgo"

- Su madre, María Coburgo, tiene un gran peso en el libro y en su familia. ¿Cómo era esta apasionante mujer?

Fue una Romanov total, una mujer de carácter, mandona y autoritaria, pero muy protectora con los suyos, con sus hermanos y con sus hijas. Con Missy se distanció mucho en la Primera Guerra Mundial porque María Coburgo, aunque rusa, apoyó a los alemanes, mientras que su hija Missy, reina de Rumanía, estuvo con los ingleses y los rusos. Fue Bee la que reunió a ambas en Suiza tras la guerra para limar asperezas del pasado.

De María Coburgo se decía que era la princesa más rica de Europa, aunque perdió buena parte de su fortuna tras la revolución bolchevique de 1918, además de a muchos parientes que fueron asesinados. Fue una etapa difícil para ella y tuvo que malvender muchas joyas. 

- Beatriz de Sajonia-Coburgo estuvo entre las candidatas a esposa de Alfonso XIII, quien se decantó por su querida prima Victoria Eugenia, Ena. ¿Cómo surgió esa conexión tan especial entre ambas?

Fueron muy primas, aunque eran muy diferentes. Bee tenía más carácter que Ena y era más cosmopolita, había viajado mucho más. Ena era unos años menor y más tímida, más reservada que Bee.

Intimaron mucho cuando a Bee le dejó su primer gran amor, el gran duque Miguel, hermano de Nicolás II, porque en Rusia no se permitían los matrimonios entre primos. Para ahogar las penas, hicieron un viaje a Egipto que ella plasmó en acuarelas muy divertidas en las que aparece siempre junto a su prima. Ahí se unieron mucho.

En Buckingham, Eduardo VII le preparó a Alfonso XIII una recepción con todas sus sobrinas y primas, princesas e infantas casaderas. El rey de España se fijó en Victoria Eugenia, rubia, de ojos claros y más alta que Bee, y se enamoró pese a la hemofilia o “el mal de la sangre”, como se decía entonces, que podía portar ella a sus descendientes. Tengo dudas de que Alfonso XIII no lo supiese y, de hecho, fue advertido de ello por el embajador, pero no lo tuvo en cuenta y se encaprichó, al menos temporalmente, de Ena.

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- Una de las pasiones de Bee era el dibujo e incluso diseñó algo muy especial que ha llegado hasta nuestros días. ¿Qué es y cómo surgió esa idea?

Ali, su esposo Alberto de Orleans, fue un pionero de la aviación española y el segundo príncipe con el título de aviador después de un hermano del káiser Guillermo. La fuerza área estaba entonces todavía en pañales y ni siquiera tenían su propio uniforme, ya que usaban el verde de infantería y sin ningún distintivo especial.

Cuando los primeros aviadores se reunieron en Cuatro Vientos antes de volar al Rif, Bee se inspiró en unas alas de cisne que ella había visto en el palacio de Sanlúcar de los Montpensier y dibujó unas alitas con un círculo en el centro para adornar esos uniformes. Hoy en día ha sido modificado un poco, pero el emblema de la fuerza área española se lo debemos a Bee. El de la RAF inglesa es muy parecido, pues copiaron el de los españoles. 

- ¿De dónde surgieron los rumores sobre un romance entre Bee y Alfonso XIII?

Por un lado, tuvieron mucho que ver los cortesanos del círculo más cercano al rey. No les agradaba Bee ni la cercanía que tenía con su prima, la reina Victoria Eugenia. Bee era cosmopolita, más moderna y abierta, una mala influencia que despertaba recelos. Lo mismo pasaba con el rey y su primo Ali, muy unidos por entonces.

Luego estaba la postura incómoda del gobierno de Antonio Maura en aquella época de auge del laicismo. Cuando Bee se casó con Ali, se le pidió que se convirtiera al catolicismo y ella no lo hizo, algo que no gustó en ciertos sectores, aunque se comprometiera a educar a sus hijos en la religión católica.

Otro factor fue el propio rey Alfonso XIII, muy unido a su primo Ali, pero al que envidiaba por su matrimonio y sus tres hijos sanos, mientras que los suyos estaban lastrados por la hemofilia. Además, Ali era más alto, atlético, guapo y fuerte que el propio monarca. El rey no se portó nada bien con él y Bee le recriminó a su esposo su extrema fidelidad al monarca pese a los numerosos desplantes sufridos por este. 

Beatriz de Sajonia-Coburgo y Alfonso de Orleans tuvieron tres hijos sanos y fuertes, aunque al segundo lo perdieron cuando combatía en la Guerra Civil

- Bee fundó la Casa de Maternidad en Sanlúcar de Barrameda, donde nacieron muchos niños de familias humildes. ¿Tuvo el reconocimiento que merecía?

Después de la Guerra Civil, España había quedado arrasada, había mucha hambre y Bee decidió empeñar las joyas que le quedaban para comprar una casita, que llamó la Casa de la Maternidad, para atender a las parturientas y a esos niños humildes recién nacidos. Tenían una vaquería, gallinas y les daban leche, huevos, etc. Popularmente se decía “los huevos del infante y la leche de la infanta”. Hacían también mantequilla y otros productos que luego comercializaban, eran muy empresarios. 

Bee se implicó mucho con la Casa de la Maternidad y contrató a muy buenos obstetras y ginecólogos, además de comprar aparatos médicos modernos. Eran célebres las fiestas que organizaban para recaudar fondos, eventos en los que Bee subastaba dibujos suyos y hacía rifas para conseguir más dinero. 

En Sanlúcar la quieren mucho, es su infanta y está allí enterrada. 

- ¿Fue Beatriz de Sajonia-Coburgo feliz en su matrimonio con Alfonso de Orleans?

Creo que sí, que fue un matrimonio muy cordial. Ali era el príncipe perfecto, guapo, alto, deportista, patriota, extravagante y un pionero de la aviación que participó en las operaciones bélicas del desembarco de Alhucemas en 1925. 

Ambos eran muy ingeniosos y cosmopolitas, se divertían juntos y el cariño que se tenían se deja ver en las numerosas cartas que se conservan. Tuvieron tres hijos sanos y fuertes, aunque al segundo lo perdieron cuando combatía en la Guerra Civil.

- En tus últimos tres libros has apostado por la novela histórica, ¿la mejor manera de acercar la historia al público en general?

La universidad no se entiende sin la investigación y es el ámbito en el que me he movido siempre. Pero, si nos quedamos sólo en los trabajos académicos que se circunscriben a catedráticos, profesores titulares y expertos en la materia, no llegamos a más público. 

Si queremos que la gente conozca y le guste la historia, hay que apostar por la novela histórica, ya que es una gran herramienta para la alta divulgación con una buena base documental y archivística. Si lo cuentas bien, llegas a mucha gente y narras algo que fue real, aunque lo adornes un poco, habremos conseguido el objetivo de transferir ese conocimiento. En eso estamos también desde el Instituto de Estudios Históricos del CEU, con el que colaboro en la realización de documentales.

Hay que lograr salir de la universidad y llegar a la gente.