Bea Gimeno y Nacho Aragón en su boda© A Film Love

Emilio Aragón, padre del novio, puso música a la ceremonia y a la fiesta

Entramos en la original boda de Nacho Aragón y Bea Gimeno, en el corazón de Mallorca

El enlace, que duró tres días, tuvo varios escenarios de ensueño y reunió a 400 invitados


11 de septiembre de 2024 - 7:16 CEST

Nacho Aragón y Bea Gimeno ya son marido y mujer. Tras tres días de celebraciones por todo lo alto que han reunido a ambas familias y cientos de amigos en Mallorca, el hijo de Emilio Aragón y Aruca Fernández-Vega y la hija de Javier Gimeno y de Consuelo de la Hoz han sellado su amor en una de las bodas más románticas que recordamos, llena de detalles que gritaban lo que se quieren a los cuatro vientos y con 'su isla' como telón de fondo. 

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En Pollença, la familia Aragón ha disfrutado de todos sus veranos desde hace décadas. Un escenario de ensueño que también ocupa un lugar privilegiado en el corazón de la novia, quien se enamoró de la isla desde la primera vez que puso un pie allí.

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Bea se prepara junto a su madre, Consuelo de la Hoz; sus hermanas, y sobrinas. Abajo, a la derecha, Nacho posa con su mascota, 'Nutella'

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Boda secreta y fiesta en la playa

Aunque tras meses de expectación se esperaba que Nacho y Bea entonasen bien alto el 'sí quiero' tras 12 años de solvente relación el sábado, 7 de septiembre, lo cierto es que el primero de sus pasos al altar lo dieron por sorpresa el jueves, dos días antes de lo que había trascendido y rodeados tan solo de sus familiares directos. Algunos invitados ni siquiera sabían que se produciría y eso aún lo hizo más mágico si cabe. La pareja se casó ante Dios en una romántica e íntima ceremonia religiosa celebrada en la iglesia de Santa María de Puigpunyent. 

Acompañados tan solo por sus hermanos, padres y sobrinos, finalizada la misa, que emocionó a los presentes hasta las lágrimas, pusieron rumbo al restaurante Mouna, ubicado en Espai Buit y único 100% ecológico de Palma, donde brindaron por un amor fuerte y resistente a todos los elementos. 

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Bea llega al altar del brazo de su padre, Javier Gimeno

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Nacho, llegando del brazo de su madre, Aruca Fernández-Vega

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La familia Aragón al completo posa tras la ceremonia religiosa, celebrada en la intimidad

Para esta primera cita, que consiguieron mantener en secreto hasta momentos antes de la ceremonia, la novia lució un traje de chaqueta hecho a medida por Helena Mareque que combinó con unos zapatos a juego de Bottega Veneta. 

Un pistoletazo de salida que continuó el viernes con una original fiesta de preboda que reunió a los cientos de amigos que vinieron de todas partes de España a celebrar su amor. Los novios querían que la boda respirase su esencia en cada detalle, por ello, eligieron el chiringuito Banana para disfrutar de un atardecer inolvidable, el último de solteros, en el que bailar, disfrutar y brindar descalzos sobre la arena. 

Bea y Nacho celebraron dos bodas: una religiosa e íntima, en Santa María de Puigpunyent, el jueves, y otra civil, el sábado, ante sus 400 invitados

Una fiesta de lo más animada en la que la influencer llevó un original traje de novia diseñado por Marta Martí, un vestido exclusivo confeccionado a partir de tejidos distintos como seda satinada, muselina y encajes antiguos, corto, asimétrico y con un fajín con hebilla lateral.

El novio, cuyo estilo lleva años plasmando con éxito en su firma de ropa Neutrale, se decantó por el clasicismo de las Camisas Manolo, que lució durante todas las celebraciones. En esta ocasión, de popelín blanco con rayas negras, con un original corte más amplio y dos pliegues en la espalda.

Animada por un grupo de música cubana, hizo bailar a todos los invitados hasta altas horas de la noche, cuando decidieron retirarse para recuperar fuerzas para el día grande. 

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Tras doce años de noviazgo, su boda respiraba amor y naturalidad en cada detalle. A los hombres se les exigió 'dress code' en colores claros, como se observa, abajo, en los 'looks' de Pablo Castellano, Tomás Páramo y Manuel Losada, maridos (de izquierda a derecha) de María Pombo, María García de Jaime y María Fernández Rubíes, respectivamente. Durante la ceremonia, los discursos emocionaron a los novios hasta las lágrimas

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Una puesta de sol para el recuerdo

Tras mucha expectación y rumores, nadie acertó en las semanas previas al enlace a acertar la ubicación del evento. Aunque en un primer momento parecía que iba a celebrarse en Son Verí, la finca de la familia Cotoner en Palma, lo cierto es que finalmente tuvo lugar en otra finca espectacular de la isla: San Joan D’Arnau.

El ambiente, campestre y sofisticado, combinaba a la perfección con la naturaleza relajada de los novios, poco amigos de convencionalismos y tradiciones clásicas. Para empezar, pidieron a los invitados masculinos que vistieran tonos claros, trajes de lino sin corbata o guayabera. Ni chaqués ni colores oscuros. Un hecho, que el propio Emilio Aragón celebró durante uno de los momentos estelares de la fiesta posterior a la ceremonia, cuando cantó junto a su mujer y sus hijas una canción que había compuesto él mismo a los novios. Pero eso vendrá después. 

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Si los hombres tenían dress code, las mujeres tan solo contaban con un consejo: mejor no llevar tacón de aguja. Casi todas las invitadas, entre las que se encontraban rostros tan conocidos de las redes como los de María Pombo y su marido, Pablo Castellano, María Fernández Rubíes y Manuel Losada o María García de Jaime y Tomás Páramo, se decantaron por estilismos veraniegos, muchos de ellos con colores vibrantes y tejidos con textura de lo más favorecedores. 

Una de las mejor vestidas fue sin duda la madrina, Aruca Fernández-Vega que, con un favorecedor kaftán color naranja firmado por Rocío Crusset –hija de Carlos Herrera y Mariló Montero– acompañó radiante a su único hijo varón al altar, donde el mismo sacerdote que les casó dos días atrás, volvió a ejercer de oficiante. 

Minutos después, y con Emilio Aragón al piano tocando diferentes piezas de música, le tocó el turno a Bea, que también caminó al altar del brazo de su padre, Javier Gimeno. La novia quiso tener un emotivo detalle con su padre, regalándole un pañuelo de bolsillo en el que mandó bordar una frase con gran significado para ambos y que luego él mismo quiso compartir con los más de 400 invitados durante su discurso. "Antes o después volverá a salir el sol. Y hoy, en este paseo contigo, el sol brilla más que nunca. Te quiero papá". 

Durante la fiesta, Bea lució su cuarto vestido de novia —el segundo del día—: un dos piezas con el que bailó junto a su marido hasta las siete de la mañana

El discurso del padrino no fue el único durante la ceremonia. Amparo Aragón, tía del novio, los hermanos de Nacho y Bea así como dos de sus mejores amigos,  Silvia Moreno y Rodrigo Fernández también hicieron saltar las lágrimas de novios e invitados a lo largo de una ceremonia que muchos coinciden en que será "difícil de olvidar". Con el amor como telón de fondo, muchos hicieron hincapié en la calidad como personas de los novios, en su cercanía, naturalidad y sencillez y sobre todo, en el gran equipo que forman. No hay duda de que ambas familias están de lo más unidas. 

De hecho, ya lo vimos hace unas semanas cuando la familia Aragón casi al completo acudió al enlace del hermano de Bea, Javier, con su novia en Marbella este mismo verano. 

Para este gran momento, Bea Gimeno volvió a sorprender a sus invitados con un diseño hecho a medida para ella, esta vez por la diseñadora Claudia Llagostera. Un vestido estilo lencero, de satén de seda en tono marfil, que jugaba con los cortes acabados en godets de gasa de seda, que le aportaban un movimiento a la falda de aire etéreo. 

Con la melena suelta sobre la espalda, la novia remató su look nupcial con un espectacular velo del anticuario Antigüedades Meencanta, ovalado y tejido en Punto de Aguja y Aplicación de Bruselas original del siglo XIX. Una auténtica joya que combinó con un collar de hilo de oro amarillo de 18K con mosquetón central inspirado en los antiguos relojes de bolsillo y pendientes a juego de Leandra. 

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Emilio Aragón, orgulloso padre del novio, protagonizó una de las sorpresas de la noche cuando se subió al escenario, junto a sus hijas y su mujer (abajo), para interpretar una canción compuesta por ellos dedicada a los novios. Fue tal la acogida de los invitados que cantó grandes éxitos como 'Susanita tiene un ratón'

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Katia Colomer

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la novia posa junto a Macarena Aragón

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Estrella Michelin, Ters y Aragón 

Tras la ceremonia, todos los invitados pusieron rumbo a la zona habilitada para el cóctel, donde Maca de Castro deleitó a los invitados con un primer pase protagonizado por los grandes clásicos de la gastronomía local, como la coca de trampó, la sobrasada y el queso de Mahón.  Todo ello, amenizado por un agradable grupo de jazz. 

Después, atravesando un paseo de velas de ensueño, todos ellos se sentaron a cenar en mesas italianas donde brindaron por los novios antes de degustar huevos rotos con bogavante y dos postres, torrija y tarta de chocolate y café, que los novios degustaron entre bailes, besos y algunas sorpresas. 

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La novia junto a su hermana, Mery Gimeno

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Quizá la más llamativa llegó justo después del baile, al que Bea llegó con su segundo look, otro diseño firmado por Claudia Llagostera compuesto por un corsé palabra de honor y la falda a la cadera con una abertura lateral de crepe de seda. Los novios abrieron el baile con May I have this dance, de Francis and the Lights feat. Chance The Rapper y más tarde bailaron con los padrinos Ain’t no mountain high enough. Dos momentazos que precedieron quizá al más recordado de la noche: el concierto que ofreció Emilio Aragón junto a sus hijos que incluyó grandes éxitos como Susanita tiene un ratón

Tras la sorpresa, comenzó la fiesta que se alargó hasta las siete de la mañana, con los novios a hombros de los invitados bailando sin parar, hamburguesas como recena y zapatillas personalizadas para todos los invitados para que nadie tuviera excusa para estar sentado. 

Una boda para el recuerdo que los novios recordarán una y otra vez durante su viaje de novios a Japón y Maldivas