El capitán de un superyate Bayesian que se hundió durante una tormenta frente a las costas de Sicilia la semana pasada, cobrando la vida de siete personas, entre ellas las de su propietario, el magnate Mike Lynch, de 59 años, y su hija Hannah, de 18 se ha negado a responder a las preguntas de los fiscales encargados de investigar el suceso, tal y como ha dado a conocer uno de sus abogados.
James Cutfield, un neozelandés de 51 años experto en pilotar este tipo de embarcaciones está siendo investigado por la justicia italiana para conocer si tuvo algún tipo de responsabilidad, tanto por acción como por omisión en el naufragio. Sin embargo, de momento se resiste a cooperar y por tercera vez consecutiva ha vuelto a guardar silencio en el interrogatorio llevado a cabo por los fiscales de Termini Imerese.
"El capitán ejerció su derecho a guardar silencio por dos razones fundamentales", dijo a la prensa el abogado Giovanni Rizzuti. "En primer lugar, está en shock. En segundo lugar, nos citaron el lunes y para una defensa correcta y exhaustiva necesitamos más tiempo para obtener una serie de datos que en este momento no tenemos".
El hecho de que se le haya puesto al capitán bajo investigación en Italia no implica que se le considere culpable ni que necesariamente se le vaya a imputar una acusación formal. De hecho aún no está claro si se van a poner a más personas bajo investigación como podría ser algún miembro de la tripulación, las personas a cargo de la supervisión e incluso al fabricante del yate, el astillero italiano Perini Navi, quien consideraba al yate "insumergible".
Cutfield, quien actualmente reside en España junto a su familia, está entre los 15 sobrevivientes del hundimiento en el que como hemos señalado anteriormente murieron siete personas, después de que el velero fondeara en cuestión de minutos hasta más de 50 metros de profundidad.
Los fiscales han señalado que el naufragio fue "extremadamente rápido" y que podría haber sido una "ráfaga descendente": un viento localizado y poderoso que desciende de una tormenta eléctrica y se propaga rápidamente al tocar el suelo. Sin embargo, prefieren ser cautelosos y señalaron que la investigación llevaría tiempo y que sería necesario rescatar los restos del mar.
De momento se han extraído los 18.000 litros de combustible de su tanque y se espera que en los próximos días se pueda comenzar a recuperar el yate, un proceso para el que es necesario un permiso y que podría prolongarse durante semanas.