Siempre se dice que el vestido de novia es el secreto mejor guardado de cualquier boda, pero, en ocasiones, no es sencillo mantenerlo oculto durante demasiado tiempo. Para Rebecca Lima fue, de hecho, "realmente difícil" lograr que su ya marido, Jordi Cruz, no lo descubriese. "Tened en cuenta que el vestido estuvo en nuestra casa, en una de las habitaciones que tuve que cerrar con llave. Pero lo logré, lo conseguí. Sólo vio mi vestido cuando mi padre me llevó al altar", cuenta a ¡HOLA!
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Fue, por tanto, una sorpresa para el chef, que nada más ver a su pareja, vestida de novia, se quedó sin palabras… porque, por mucho que supiera que "mi mujer es muy guapa", aquella imagen, nos confiesa, "superó mis expectativas".
En su gran día, la arquitecta se mantuvo fiel a su estilo y a su lema de 'menos es más'. Para la ceremonia, confió en el reconocido diseñador brasileño Carlos Bacchi, quien creó un vestido palabra de honor de corte clásico, sencillo, minimalista y elegante, con mucha personalidad, que acompañó con un velo de tul que añadía el punto de romanticismo y tradición a su look. Sus zapatos eran de Mascaró y, en cuanto a los accesorios, decidió apostar por los diamantes y piezas vintage: una pulsera art déco, de los años 30, y unos pendientes en cascada.
Siguiendo la tradición de su país natal, Brasil, Rebecca nos desvela que "llevé algo nuevo, algo viejo, algo azul y algo prestado que me dejó un buen amigo" y escribió "los nombres de las amigas solteras en el dobladillo del vestido de novia".
Su beauty look lo dejó en manos de Ana Renedo, una de las damas de honor y maquilladora oficial de MasterChef, y Marcos Ghera, su peluquero de confianza, quien buscaba la elegancia y naturalidad, realzando la belleza de la protagonista.
Como siempre había querido, su ramo fue de forma alargada y estilizada -debido a su profesión, adora las líneas depuradas-, obra del estudio de Mireia Abras. Fue elaborado con lisianthus tono sepia y rosa antiguo, tintado de una manera muy especial, elevando el look de los complementos, asparagus dorado mate y rosas grises, y en sintonía con los ramilletes de sus damas.
Un segundo vestido, elegante y sofisticado
Después del 'sí, quiero', Rebecca sorprendió a sus invitados con un nuevo vestido. Un diseño de Alberto Palatchi, basado en un modelo de la colección de 2025, pero que fue personalizado para ella.
Confeccionado en crepé sedoso, resaltaba el escote bustier drapeado, realizado con la técnica del moulage, envolviendo el cuerpo en unos delicados pliegues, construido sobre un corsé interno, que realzaba su silueta.
Esta vez el toque de color lo pusieron sus joyas: una gargantilla coronada en diamantes con una gran esmeralda central, talla lágrima, combinada con un brazalete.
En definitiva, un segundo look -con el que no perdió ni un ápice de elegancia- perfecto para continuar con la gran fiesta, que se alargó, como los propios novios nos cuentan, hasta las cinco de la mañana. "Todo salió tal y como lo habíamos organizado" en esta romántica y espectacular boda, en la Costa Brava, con la que la pareja selló su bonita historia de amor, que comenzó hace seis años.