Mariola Orellana y Antonio Carmona acaban de cumplir 31 años de casados. Un amor irrompible con el paso del tiempo que la representante de artistas ha querido poner en valor, recordando en imágenes el día de su complicada pero feliz boda. Más de tres décadas juntos que comenzaron con aquel 'sí, quiero', un día inolvidable repleto de detalles que ella misma ha desvelado.
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A través de un carrusel de más de 20 fotos, la esposa del cantante y exlíder de Ketama echaba la vista atrás sobre aquella fecha mágica de un 24 de agosto de 1993 en el Peñón, donde la única nota negativa fue que no acudiera nadie de la familia del novio. Entonces, estos no aprobaban esa unión que, a pesar de una fuerte crisis que vivieron después, se demostró como sólida y verdadera con el nacimiento de sus hijas Marina y Lucía.
"Mi comadre y hermana de vida Piedy decidió un día que sería muy romántico casarnos en Gibraltar", comienza relatando Mariola en su perfil público. "Por dos motivos: el primero fue que el certificado era ideal porque llevaba un sello real, y además tendría lugar en la misma habitación donde se casaron John Lenon y Yoko Ono", cuenta. "Nos convenció y para allá que nos fuimos", apostilla.
"El vestido era de ella. Le compramos una tira bordada para adornarlo, que tuvimos que teñir en té para igualar con el color blanco roto", explica sobre su look nupcial. "A Antonio le compramos una camisa y un chaleco en Algeciras ese mismo día", narra sobre cómo tuvieron que ir improvisando sobre la marcha para que no faltara de nada.
Señala la también productora audiovisual que "tuve la suerte de que me acompañaran algunos miembros de mi familia, y mis padres se sumaron a la comida posterior". Antes de sellar su relación con Antonio, rememora que "había una cola inmensa para entrar en Gibraltar, y a Piedy no se le ocurrió otra cosa que sacar un pañuelo por la ventana y de ese modo pudimos llegar a tiempo a la cita".
Es decir, que ante la urgencia que los apremiaba, lograron con esa treta que el resto de coches se apartara para dejarles pasar y poder cumplir con el 'planning' previsto. "De alguna manera fue un guiño del destino al mundo gitano, que nos hizo mucha gracia y las risas suplieron las ausencias de su familia, que no veía con buenos ojos esa unión y ninguno quiso participar en ella", se ha lamentado.
Pese a aquello, "después de 31 años creo que somos de las pocas parejas de esa generación que seguimos juntos, y celebrando", ha subrayado la que también es como una hermana para el clan Flores. Eso sí, lo suyo fue una boda de lo más accidentada ya que "al cruzar la frontera vimos que el coche ¡se lo había llevado la grúa!... así que allá que nos fuimos con el ramo en la mano", desvelaba.
"A día de hoy me pregunto qué sucedió para que quedaran inmortalizados todos esos momentos, teniendo en cuenta que no había fotógrafo contratado, ni entonces existían los móviles con cámara", se ha felicitado. Porque, aunque lo hicieron todo de forma algo atropellada, "no faltó ni un detalle: la tarta con los muñequitos, el sable para cortarla, el arroz, los invitados, el segundo vestido, la noche de boda en el hotel María Cristina..."
No cabe duda que los sentimientos puros triunfaron por encima de cualquier obstáculo, tal y como termina por reflexionar Mariola Orellana: "La realidad es que ocurrió la magia y a día de hoy recuerdo ese día como uno de los más felices de mi vida. Me casaría una y un millón de veces más contigo, Antonio Carmona. Gracias por tanto amor", concluye.