No le hace falta presentación. Natalia Verbeke lleva 31 años triunfando en la pequeña y la gran pantalla a base de trabajo y no sin miedo a que el teléfono dejara de sonar. Pero eso no ha pasado. Siempre vuelven a llamar a su puerta con muchos proyectos, y un ejemplo de ello es que este verano se encuentra inmersa en varios rodajes. Lleva casi toda su vida delante de las cámaras haciéndonos reír, llorar y soñar con sus interpretaciones y, como ella misma nos dice, "¡parece que fue ayer!". Era a principios de los años 2000 cuando las películas El hijo de la novia y El otro lado de la cama la catapultaron a la fama y, sí, cuesta creer que hayan pasado casi 25 años de eso, aunque a ella no le da miedo el paso del tiempo, lo asume y lo toma como un regalo.
A sus 49 años, la actriz se siente en un momento bonito y reconoce haber encontrado la serenidad, y en este aspecto mucho tiene que ver la maternidad. Junto a su pareja, el jugador de rugby Marcos Poggi, dio la bienvenida a su primera hija, llamada Chiara, hace siete años, y confiesa que es lo más hermoso que le ha pasado.
Ahora, Natalia se encuentra en Madrid, este mes de agosto, centrada en los rodajes de la serie de Netflix El refugio atómico y la película Todos los lados de la cama, y hemos podido hablar con ella desde cómo ha vivido la fama hasta el papel de la mujer en el cine, el paso del tiempo, la moda y cuál es su rutina de ejercicios para conseguir estar más en forma que nunca.
—¿Qué tal estás pasando el verano?
—Estoy muy bien, no me puedo quejar. Trabajando, que no es poco. Estoy en pleno rodaje en Madrid de una serie, para Netflix, con la que estoy disfrutando muchísimo, con unos directores y unos compañeros estupendos.
—¿Cuál ha sido, hasta ahora, tu mejor plan?
—Ir a la piscina del hotel Emperador con mi hija y mi chico. Y cuando ellos se van a la playa y me quedo sola por el rodaje, aprovecho cualquier momento de descanso, por fin, para leer. La lectura es una de mis pasiones.
—Acabas de estrenar Un paseo por el Borne, junto a Rodolfo Sancho y Ruth Gabriel, ¿cómo ha sido la experiencia de esta película?
—Ha sido una experiencia preciosa. Es una película muy bella que habla de lo difícil que es hacer cine en los tiempos que corren y de lo bonita que es esta profesión.
—Para ti, ¿qué es más difícil, la comedia o el drama?
—Creo que son igual de complicados, se trata de ritmos y tensiones distintas, pero ambos géneros requieren del mismo esfuerzo. Una nota de más, en uno u otro sentido, descalabra el castillo de naipes.
—¿Qué más proyectos tienes a la vista?
—Ahora mismo, estoy grabando, como te contaba, El refugio atómico, una serie para Netflix, y rodando la película Todos los lados de la cama, dirigida por Samantha López Speranza, para Mediaset. También tengo pendiente de estreno Padres, una película dirigida por José Ángel Bohollo, que he tenido la suerte de coprotagonizar junto a Fernando Cayo.
—¡No paras! ¿Crees que has hecho ya tu película soñada o aún está por llegar?
—Llevo exactamente 31 años de carrera… ¡y parece que fue ayer! He hecho muchas películas que adoro y que recuerdo con un cariño muy especial, pero la película soñada siempre está por llegar y es bueno que así sea. ¡Así siempre hay ilusión!
—¿Crees que es más complicado conseguir papeles pasados los 40 siendo mujer o las cosas están cambiando?
—Las cosas, afortunadamente, están cambiando, no solo en el cine. En nuestro caso, cada vez veo más mujeres en los rodajes, ocupando puestos de responsabilidad en los que antes solo se veía a hombres. Hay más historias contadas y dirigidas por mujeres y eso es muy positivo. En cuanto a que haya más escasez de personajes femeninos a partir de los 40, sí, es una realidad, pero siempre ha habido una tendencia a producir historias con protagonistas jóvenes... Yo también pude aprovecharme de eso cuando era más joven, claro. Así que no me quejo.
—¿Has tenido miedo alguna vez de que el teléfono dejara de sonar?
—Por supuesto. De alguna manera, desde que una decide dedicarse a esto, asume que va a ser así. Nunca sabes qué va a ser lo siguiente, ni si te seguirán llamando para algún personaje, pero, aun siendo plenamente consciente de ello, hay momentos en que te desbarata el miedo. Forma parte del proceso de madurar, como actriz y como persona, el gestionar esos miedos y esos tiempos de espera, pero es parte de la profesión y así lo vivo yo, cada vez menos desde la ansiedad y más desde la convicción de que sigo viviendo de ser actriz.
—¿Cómo has vivido la fama a lo largo de tus años de carrera?
—Nunca le he dado demasiada importancia, la verdad. Pero mentiría si no te dijera que al principio no comprendía muy bien qué estaba pasando. Tener a dos o tres fotógrafos esperándote a la puerta del supermercado para documentar que has comprado un melón es raro. Pero, gracias a Dios, eso ya no me pasa y la gente es muy cariñosa y respetuosa conmigo.
—¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo y lo que menos?
—Lo que más, la magia que surge cuando dos actores se miran y se escuchan de verdad. Esos momentos son impagables. Lo que menos, la parte comercial que nos toca hacer cuando hay que promocionar nuestro trabajo, pero entiendo que es muy importante y necesaria, así que me vuelvo a meter en el personaje y acabo también disfrutando.
'No soy una 'fashion victim''
—El mundo de la interpretación siempre suele estar muy ligado al mundo de la moda, ¿a ti te gusta seguir las tendencias?
—Me encanta la moda. Es una forma de expresar quién eres y mostrar tu personalidad. Me gusta seguir las tendencias, me interesan, pero si no me siento identificada con ellas, 'pasapalabra'. No soy una fashion victim, para nada.
—¿Eres de las mujeres que tiene un gran armario con 'looks' para todas las ocasiones imaginables o eres más práctica?
—Creo que soy esas dos señoras. Tengo miles de looks en la despensa, pero no dejo de ser tremendamente práctica.
—¿Te piensas mucho los estilismos antes de salir de casa o de ir a algún evento?
—La verdad es que no. Para salir de casa suelo ser, como te acabo de decir, muy práctica y tengo bastante claro lo que me pongo. Para los eventos, siempre confío en Elena Hernández (EHmoda) y mis estilistas, José Juan Rodríguez y Paco Casado. Ellos me conocen, saben qué me sienta mejor y qué tipo de look puedo defender bien.
Su rutina de ejercicio
—Hace más de un año, comenzaste a dar un cambio físico; ahora, estás mucho más fuerte y tonificada, ¿cuáles han sido las claves?
—Al estar rodando tanto fuera de casa, he tenido más tiempo para ir al gimnasio. Después de la jornada de rodaje, volvía al hotel y no tenía que ocuparme de la casa. Eso me posibilita ser más constante con mi entrenamiento. En Madrid cuesta más, porque, como madre, me toca también ocuparme de mil cosas, pero, al final, he entendido que hay que obligarse. Es fundamental para la salud tanto física como mental. Así que intento faltar lo menos posible. Aunque también te digo que hay días que estoy tan cansada que me cuesta Dios y ayuda. Por suerte, convivo con un deportista que me motiva dando ejemplo. El ambiente en el que te mueves ayuda mucho a estar más en forma, y en casa tenemos muy presente el sentirnos bien físicamente y cuidarnos.
—¿Qué tipo de ejercicios haces?
—Hago intervalos de cardio y fuerza, mínimo tres días a la semana. También he retomado el ballet.
—¿Crees que estás ahora en tu mejor versión?
—No creo que eso pueda catalogarse tan fácilmente. Depende de tantas cosas: las circunstancias, los accidentes, el azar, la digestión, el último libro que hayas leído… Mi mejor, o mi peor, versión será siempre la presente, me guste más o menos, porque es la única sobre la que tendré algo de potestad. Mutamos permanentemente. Ni siquiera creo que sea ya la misma versión de Natalia que empezó hace diez minutos a responder estas preguntas.
Sin miedo alguno a cumplir años
—El año que viene cumples 50 años, ¿cómo te sientes ante esta fecha? ¿Eres de las que no le gusta cumplir años?
—¿Cómo no me va a gustar? ¡Significa que sigo viva! El hecho de despertarme cada mañana, de estar sana, de ver feliz a mi familia, de tener trabajo, de contar con amigos leales, de hacer deporte… todo eso es un regalo inmenso. Y cumplir años es lo mejor que nos puede pasar. Si no, despedida y cierre.
—¿Te da miedo el paso del tiempo?
—No. Lo que me da miedo es que no me dé tiempo a hacer todo lo que quiero hacer, precisamente, por falta de tiempo.
—¿Qué ha significado la maternidad en tu vida?
—Todo. Es lo más hermoso que me ha pasado. No concibo mayor obsequio. Es el mejor regalo que me ha dado la vida.
—Tu hija ya tiene siete años, ¿qué dice cuándo te ve en la tele o en las revistas?
—La verdad es que no le he puesto ninguna de mis películas o series, ni le he enseñado ninguna revista. Sí la he llevado al teatro y a algún rodaje, para que entienda en qué consiste mi trabajo y en su cabeza pueda hacerse una idea de qué hago cuando no estoy en casa. En algún momento, ha visto, al encender la tele, el cartel de Una vida menos en Canarias o Todos mienten y dice: "¡Mira, mamá, estás ahí con Ginés!". Y, acto seguido, pone Frozen por milésima vez. Vamos, que no le da ninguna importancia, lo vive desde la naturalidad más absoluta.
—Por último, ¿en qué momento de tu vida dirías que te encuentras?
—En un momento muy bonito. Sereno.