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HOLA+ Aurora Carbonell© Carlos Villarejo

Aurora Carbonell ('Al salir de clase') nos cuenta su pesadilla de salud: ocho años con diagnósticos erróneos

Durante todo este tiempo, los médicos y especialistas no daban con el problema de la actriz, que padecía arritmias, desarreglos de todo tipo, dolores articulares, inflamación en todo su cuerpo… 'No normalicemos síntomas que no son normales', nos dice ahora que puede llevar una vida normal


20 de agosto de 2024 - 10:06 CEST

Muchos la empezamos a seguir a finales de los 90, cuando participó en la serie Al salir de clase, donde trabajó con Elsa Pataky, Rodolfo Sancho, Alejo Sauras y Pilar López de Ayala, entre otros actores. Pero Aurora Carbonell también es recordada por su papel turbio en El secreto de Puente Viejo. En aquella época, el gran público desconocía los momentos que la actriz alicantina atravesaba en su vida real: problemas de salud que le llegaban a deformar su físico y que terminaron afectando emocionalmente al no dar con un diagnóstico. Ocho años después, Aurora puede empezar la vida con optimismo. Así lo asegura a ¡HOLA!, antes de compartir con nosotros el drama que ha vivido en silencio durante todo este tiempo.

HOLA+ Aurora Carbonell© Carlos Villarejo

-¿Cómo te encuentras, Aurora.

-Han sido ocho años muy complejos, pero lo más importante es que ya tengo un diagnóstico: disbiosis intestinal y permeabilidad en el estómago, que conlleva haber tenido SIBO –sobrecrecimiento bacteriano intestinal–. También padezco una urticaria crónica que ahora está muy controlada y he tenido los daños colaterales que conllevan todas estas patologías. Además, durante el proceso de búsqueda, hay otros hallazgos que también han hecho difíciles estos años.

-¿Qué es una disbiosis intestinal?

-La disbiosis intestinal es una alteración de nuestra microbiota. Está muy relacionada con las enfermedades autoinmunes, la inflamación, alergias, alzhéimer, cáncer... Así que hay que tomárselo muy en serio. Para que nuestro sistema inmunológico esté bien, el estómago, que es nuestro segundo cerebro, tiene que estar en unas condiciones apropiadas. Si no es así, permite pasar todo tipo de bacterias, buenas o malas, y no absorbe bien los alimentos. Como mujer, también aparecen desarreglos. No sé el tiempo que he vivido con niveles mínimos de hierro y de ácido fólico en el cuerpo. Además de tener unos dolores articulares tremendos, caída de pelo, insomnio, fatiga… Hay síntomas muy parecidos a los de una enfermedad inmunológica, aunque afortunadamente no lo tenga.

-También has sufrido variaciones de peso bastante llamativas, aunque, para ti, sería lo de menos. 

-Sí, me daba igual. Lo que pasa es que te miras al espejo y no te ves bien. 

-No te reconoces, ¿no?

-No te reconoces porque además no te encuentras bien. Me costaba levantarme de la cama, porque no me encontraba bien. El pico me vino justo cuando estaba haciendo la serie El secreto del Puente Viejo e iba a trabajar con dos fajas puestas para que no se me notara la inflamación de mi barriga. En esa época, tenía, además, la cara absolutamente inflamada. Era muy duro porque empecé a leer en las redes y en los foros, donde se decían cosas horribles de mí. Una parte se entendía porque mi personaje era malo, pero se metían con mi físico con comentarios muy duros. Me ponía a llorar porque esa gente no sabía por lo que yo estaba pasando. Fueron momentos muy complicados y estaba agotada. A la vez, estaba en el Teatro de la Zarzuela, en la Ópera de María Moliner y también trabajaba en mi otra pasión que es la comunicación.

-¿Cómo empiezan a manifestarse los primeros síntomas?

-Empecé a sentirme muy cansada y a tener mucha caída de pelo. Es decir, al levantarme, la cama estaba llena de pelo. También comencé a notar muchos dolores articulares y un volumen muy alto de inflamación del cuerpo. Luego, sufría alteraciones en la cara. Llegué a urgencias más de una vez con la cara deformada. Me hacían pruebas de todo y no daban con diagnóstico…

-Al principio, ¿qué decían los médicos que podía ser?

-Decían que tenía mucho trabajo, que estaba estresada. Luego, me empezaron a hacer todas las pruebas en alergología y me dieron un diagnóstico: urticaria crónica inespecífica. Para ello, seguí un tratamiento durante más de dos años y, afortunadamente, ahora está controlada. Por otra parte, me detectaron intolerancia a la lactosa en alegología. Pero, aun quitándome los lácteos, seguía consumiéndome, seguía muy cansada, las comidas no me sentaban bien y seguían los dolores.

-¿Cuándo te dieron el diagnóstico?

-El primer diagnóstico de digestivo fue bastante duro. Me tocó un médico que me dijo literalmente: "Tienes colon irritable y vas a llevar una vida de mierda. Cuanto antes lo aceptes, menos te dolerá". Y ese doctor me mandó al psiquiatra. Recuerdo llegar a casa bastante afectada anímicamente. Cuando les conté a mis padres lo que me había dicho el médico y les vi las caras, decidí pedir más opiniones e ir a por todas.

-¿Cuánto tiempo pasó hasta este diagnóstico?

-Creo que seis años, pero es que encima ese diagnóstico era erróneo. Además, fui al psiquiatra y, después de dos horas contándole lo que me pasaba, me dijo que mi único problema era que no tenía un diagnóstico definitivo y me dio el alta.

-Entonces, te tocó seguir buscando especialistas.

-Sí, Mientras tanto, pasaba de subir 14 kilos o bajarlos, llegando a pesar 50 kilos. También parecía que tenía una sinusitis crónica, entre otras cosas. Me costaba respirar… Al final, todo se relacionaba con la inflamación con la que vivía y me afectaba a todo.

HOLA+ Aurora Carbonell© Carlos Villarejo

-Es algo que te afecta a todo el cuerpo, ¿no?

-Todo. Además, me hicieron muchas pruebas tratando de averiguar qué me pasaba. Ahí me encontraron un nódulo en el pulmón… Habiendo sido fumadora, imagina el miedo que pasé hasta que me dieron el alta. Fueron años complicados porque vinieron muchas sacudidas… Afortunadamente, se quedaron en sustos.

-Es decir, que, durante la búsqueda de tu diagnóstico, te encontraron otros problemas de salud.

-Sí. Como estaba tan débil y tenía muchos momentos de ansiedad, me daban taquicardias. Me hicieron unas pruebas y me diagnosticaron que tenía un flutter –arritmia–. Por eso, durante un año, me estuve tomando una pastilla y me dijeron que me tenía que operar. Fue complicado porque uno de mis amigos, que tenía una enfermedad inmunológica, se murió de un infarto al día siguiente de darme estos resultados. Fue dolorosa su pérdida y pensar que eso mismo me podía pasar a mí. Me metía en la cama pensando que me podía pasar lo mismo y no levantarme a la mañana siguiente.

-¿Qué pasó con ese problema?

-No me encontraba físicamente bien como para entrar en quirófano y, cuando se acercó la fecha de operación, pensé en pedir una segunda opinión. Ahí es cuando se dieron cuenta de que se habían equivocado de informe y que no tenía ningún problema en el corazón. 

-Vaya recorrido de diagnósticos erróneos. 

-Tuve la suerte de hablar con Jorge Fernández, el presentador, al que estoy eternamente agradecida. No me conocía personalmente, pero me ayudó gracias a toda su experiencia. Así que empecé con más pruebas. Primero, vieron que tenía índices muy altos de mercurio, arsénico y aluminio, además de un montón de contaminantes en mi cuerpo que afectaban a mi sistema inmunológico.

-Lo que te faltaba…

-La verdad, que hice el tratamiento para expulsarlo y, al poco tiempo, empecé a notar mejoría en mi cuerpo. También Patricia Pérez me ayudó muchísimo con la alimentación, hábitos… Sabe mucho, mucho. Ya a través de gran amiga Sandra, di con una médico de digestivo, la doctora Gea, que marcó un antes y un después en mi salud.

-Una vez que tienes el diagnóstico bueno, ¿qué tratamiento llevas y cómo ha cambiado tu vida?

-Ahora, llevo una vida normal. Absolutamente normal. Tengo que seguir con mis suplementos, cuido la alimentación y llevo una vida sana y tranquila. Hago meditación y deporte todos los días. También bailo y busco mis momentos de felicidad todos los días con pequeñas cosas. He hecho mucha terapia para llegar donde ahora estoy, porque la salud mental es muy importante. Cuando estás mal, necesitas herramientas para afrontar todo el camino que te queda. Me han ayudado mucho los psicólogos y tener un coach.

-Es que ocho años sin diagnóstico definitivo: colon irritable, problemas cardíacos… Todo eso mina la moral de cualquiera.

-Claro. Hay muchos días que lloras porque te puede el cansancio, la impotencia y, sobre, todo porque es muy difícil que la gente entienda por lo que estas pasando. Ahí los días no se hacen fáciles. Por eso, ha sido muy importante contarlo, ahora que todo ha pasado. Por un lado, tenía una sensación que me hacía estar incomoda, de engañar a la gente, porque subía una foto en la playa y parecía que estaba en el Caribe, cuando mi realidad era otra. Por otro lado, hay mucha gente que tiene enfermedades inmunológicas muy complejas, que están pasando por problemas muy complicados y necesitan tener también ese apoyo. Necesitamos dar visibilidad para que haya más ayudas y tratamientos. No normalicemos síntomas con los que vivimos y que no son normales. También es importante dar este mensaje: tenemos solo una vida.

-Ahora que estás recuperada, ¿qué proyectos tienes a la vista? 

-Tengo un proyecto de teatro muy especial para el año que viene. Ahora, en noviembre, rodaré una película. Es una cosita pequeña con la que estoy muy ilusionada. De forma paralela, sigo trabajando en comunicación. Con lo que estoy bastante ocupada con todo, aunque también deseando que lleguen proyectos bonitos.

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