Aunque hace más de tres meses que celebraron su boda –cuyas imágenes publicó ¡HOLA! en exclusiva–, Javier García Obregón y Eugenia Gil siguen en una nube. Así nos los contaron en la presentación en Madrid de la película La Trampa, que protagoniza Josh Hartnett a las órdenes del director M. Night Shyamalan (El sexto sentido, La joven del agua). Allí, hablamos con el hijo de Paloma Lago, que trabaja en el área de inversiones para el Banco Santander, y su mujer, psicóloga, que nos recordaron los mejores momentos de su boda y todos los grandes cambios que han vivido desde entonces. Además, Javier nos contó cómo encuentra a su tía Ana García Obregón y cómo ha vivido el revuelo mediático con la llegada de la pequeña Ana Sandra.
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-¿Qué tal ha ido en vuestra luna de miel en Indonesia?
EUGENIA: Ha sido increíble. No queríamos volver.
JAVIER: Lo hemos hecho por todo lo alto y hemos hecho el viaje de nuestras vidas. Ha sido para recordar y repetir si se puede.
-¿Cómo están yendo estos primeros meses de casados?
E: Muy intensos (ríe).
J: Como siempre. No paramos, la verdad.
-¿Ha cambiado algo entre vosotros después de contraer matrimonio?
E: Es que nos hemos mudado. Nos casamos el 1 de mayo y nos mudamos dos semanas antes de la boda, que ya es bastante locura. Y nada más llegar de la luna de miel, decidimos reformar la casa, aunque era de obra nueva.
-Vamos, que os gustan las emociones fuertes.
E: Sí, sí. Nos gusta la intensidad (ríe).
J: Dormir no es nuestro hobby, la verdad (ríe). Esta tarde, aunque estamos de vacaciones, la he pasado montando unas mesas para nuestro estudio.
-¿Habéis terminado de montar la nueva casa?
J: No, qué va. Hasta septiembre.
E: Queda el momento obreros, momento suciedad…
-¿Cómo os está resultando la convivencia?
E: Es que ya vivíamos juntos. Llevamos dos años viviendo juntos.
J: Es verdad que cambias un poco el chip porque ya empiezas a pensar completamente como un pack para todo, ya somos los dos. De hecho, hasta en los papeles de reforma, ponía 'Señor y señora García Obregón Gil' y pensé: “Madre mía”.
-¿Os llamáis marido y mujer el uno al otro?
E: Bueno, yo le llamo maridito.
J: A veces, se le escapa novio (ríe).
-Después de estos meses de organización, de mudanza y obras, habréis pasado por mucho estrés y es algo que no siempre se gestiona bien en pareja. ¿Cómo lo habéis llevado?
E: Lo bueno es que soy psicóloga, así que ahí tenemos siempre un punto positivo en la relación. Siempre hay momentos donde vamos a ubicarnos y marcarnos objetivos a corto medio plazo.
-¿Eso significa que eres tú quien cede más?
E: No, cedemos los dos. Creo que yo intervengo más en momentos de crisis y cuando entramos en bucle, pero nos llevamos muy bien.
J: Yo soy más, más tranquilo y ella es la que entra en bucle. Eso podemos decirlo así, ¿no?
E: Bueno… Es que soy hiperactiva.
J: Ella lo tiene todo: psicóloga, hiperactiva, guapísima…
-Toca la pregunta de rigor. Durante la soltería, siempre suelen preguntar para cuándo una pareja y, cuando ya se está en una relación, para cuándo la boda. Ahora que os habéis casado, ¿tenéis planes de convertiros en padres pronto?
E: Te voy a ser súper sincera. Siempre hemos dicho, además públicamente, que queríamos ser padres de familia numerosa. Somos bastante religiosos, por lo tanto el tema de formar una familia lo llevamos muy presente. Pero es verdad que queremos esperar a acabar la casa y parar de vivir emociones tan fuertes.
-Para que nazca el bebé, tenéis unos nueve meses para terminar la casa.
E: Ya, pero yo quiero disfrutar el momento, no estar con una tripa enorme (ríe).
J: También queremos disfrutar de esta etapa.
E: Eso, queremos disfrutar también un poco de la casa, viajar… En cuanto acabemos las obras y estemos un poco más relajados de tanto cambio de mudanza, boda y tal, creo que nos lo planteamos.
-Ahora que ha pasado un tiempo desde que os casasteis y podéis verlo con cierta perspectiva, ¿con qué momento os quedáis de todos los que vivisteis en vuestra boda?
J: Voy a decir primero dos, aunque aunque Eu tardó, la pobrecita, por un accidente…
E: Tuve un drama con el vestido… Claro, te imaginas tu boda de una manera desde pequeña: llegar cinco minutos tarde… Pero cuando ves que los acontecimientos van pasando y es de una manera distinta… Estaba agobiada y pensaba: “Ya está todo mal”. Entré en bucle con todo.
-¿Llegaste a llorar?
E: No, no llegué a llorar, pero tenía mucho estrés.
-Vamos, que no lo estabas disfrutando como debías.
E: Es que, además, el día anterior, me estaban acabando el vestido en la habitación del hotel y tampoco dormí del tirón. Fue como un cúmulo de cosas y, en ese momento, colapsé. Pero, cuando vi a Javi, me tranquilicé. Me dijo que no pasaba nada, así que, de alguna manera, entendió que no era por mí, que había pasado algo que le podía pasar a cualquier persona. Por eso, el mejor momento, con el que me quedo de toda la boda, es cuando vi a Javi.
J: Mira, iba a decir lo mismo. Cuando la vi entrar en la iglesia fue un momento… Luego, también me encantó una sorpresa que nos hicieron en el momento del baile, que nos pusieron un setup espectacular de luz láser en la oscuridad. Me quedé en absoluto shock cuando lo vi. De hecho, no sé si bailé bien porque estaba flipando, como en una película.
-¿Qué sentisteis cuando os visteis en la portada de ¡HOLA! con las fotos de vuestra boda?
E: Agradecimiento a ¡HOLA! Es la única revista con la que hacemos cosas, es la más afín a nosotros. Además, hubo bastante polémica porque otra revista que no voy a mencionar sacó una especie de montaje en portada, mezclando fotos. Fue bastante feo por parte de la revista. Pero nos hizo mucha ilusión salir en ¡HOLA!
J: La verdad es que sí. Me pegó un buen grito de alegría, la verdad. Sí, porque no nos lo esperábamos.
E: Es un bonito recuerdo para nosotros y para toda la familia.
J: Tengo cinco ejemplares en casa (ríe).
-Javier, en vuestra boda finalmente estuvo tu tía Ana García Obregón, que en un principio no sabíais si realmente iba a poder estar por ánimos. ¿Cómo lo viviste?
J: Estaba feliz. La vi muy feliz.
E: Y muy, muy emocionada.
J: Todo lo que son momentos felices en nuestra familia ahora mismo se agradecen mucho porque hemos pasado tantos momentos tristes que yo creo que los que los felices, por muy pequeños que sean, los cogemos con todo el ánimo del mundo.
-¿Cómo ves a Ana en estos momentos?
J: Está pletórica. La veo que está muy, muy feliz. Está disfrutando de la vida, está disfrutando de Anita y está otra vez enamorada de la vida.
-Ha habido gente que no ha entendido que tu tía tenga a la pequeña Ana Sandra, incluso la ha criticado. ¿Qué les diríais a esas personas?
J: Desde mí mismo y mi familia, una vida nueva siempre es una bendición, sean a Sandra, sea una sobrina mía nueva o sea un hijo. Yo creo que una vida siempre es una alegría.
-Y en el caso de tu tía, mayor.
J: Mucho más.
E: Es de tener coraje y valentía ser capaz de haber perdido un hijo, irte a Estados Unidos sola para cumplir el sueño de tu hijo… Creo que es muy valiente y muy generoso por parte de Ana, porque podía haber elegido seguir con su vida y de una forma más cómoda. Pero ha elegido criar a una niña. Además, lo importante es que ella está muy feliz.
-¿Cómo conseguisteis abstraeros y tomar distancia de todo el ruido que se generó con la llegada de la pequeña Ana Sandra?
E: Nos pilló en Maldivas. Literal.
J: Sí, sí.
E: Me pidió matrimonio allí, así que estábamos en nuestra nube.
J: Lo bueno es que lo mantuvimos en secreto para ir diciéndoselo poco a poco a toda la familia. Entonces, estábamos con nuestro a nuestro rollo y no nos enteramos de mucho otras cosas.
-Hablando de bodas, echamos en falta la de tu primo Javier García Obregón.
E: Sí. Me encantaría haber podido ir, pero no pude por un tema familiar. Fue una pena, pero me mandaron un montón de vídeos, un montón de fotos y un montón de mensajes. Me hubiese encantado, porque mi primo Juancho es uno de los primos a los que más adoro.
-Además, ese que todos los primos sois piña de verdad.
J: Sí, sí. Somos familia de piña y de todos.
E: Nos hacía mucha ilusión prometernos el mismo año, casarnos el mismo año. Fue una pena…
-¿Hay alguna otra boda en la familia a la vista?
J: Que yo sepa, no.
E: Pero nosotros lo recibimos todo con alegría
J: Sí, bodas, bautizos y todo lo que es bonito.
-¿Cómo vais a terminar el verano?
E: Vamos a pasar unos días en mi tierrita, que es Galicia. Nos vamos con Paloma, a Cabo Prior, a Covas. Y luego, una semana a Vigo con mi madre.
J: Huyendo del calor, que es horrible.
E: Este año no hemos podido ir a Mallorca por las fechas. Por la obra y por nuestro trabajo, no nos coincidía bien.
-Eugenia, ¿cómo es Paloma Lago como suegra?
E: La mejor. Siempre digo: Paloma es la mejor.
J: Tengo una suegra y Eu tiene una suegra que son una maravilla, porque nos salvan en todas y nos ayudan en todo. Están siempre dispuestas a venir cuando nosotros estamos muy cansados, porque, al final, montar la casa…
E: Paloma se vino con la mudanza. Mientras hemos estado de luna de miel, ella ha estado viviendo un mes y medio en casa. Nos llevamos muy bien.
J: Mi madre nos ha ayudado con los pedidos, a quitar las cajas… Con todo. Son madres corajes.
-A la vuelta de vacaciones, ¿qué planes tenéis?
E: Seguir con nuestro trabajo. Le han preguntado a Javi si estaba abierto a algún reality y él dice que, de cocina, igual sí.
J: Sí, porque soy muy aficionado a la cocina, la verdad. Ahora mismo, nuestro proyecto es montar la casa. Como te decíamos, expandir familia, por ahora, no. Vamos a ir pasito a pasito. Demasiadas emociones este año.