Laura Pausini

Hablamos con Laura Pausini al cumplir 30 años en la música: cuando se planteó la retirada, el talento de su hija y la insólita experiencia con un fan

La cantante italiana, que celebra su aniversario coincidiendo con su 50 cumpleaños, asegura estar en la etapa más bella de su vida y hace balance de todo lo vivido


11 de agosto de 2024 - 8:36 CEST

No necesita presentaciones. Laura Pausini es historia de la música y sus canciones de amor y desamor son la banda sonora de diferentes generaciones. Mucho ha cambiado su vida desde que debutó como artista y ganó el Festival de San Remo sin imaginar su apasionante destino y todo lo que estaba por venir. Desde entonces han pasado exactamente 30 años de experiencia y aprendizaje constante que la han encumbrado como un auténtico icono además de ser de las artistas más queridas y respetadas también entre sus compañeros, en los que siente que ha encontrado una segunda familia. Es la italiana más internacional, tiene una voz que eclipsa desde la primera nota y lo ha logrado todo en la industria, pero mantiene la ilusión del principio y siente que el público es "mi batería y mi energía" para seguir creciendo profesionalmente y no ponerse límites. 

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Cuando echa la vista atrás, la intérprete de Se fue, Víveme y La soledad solo tiene palabras de agradecimiento para las lecciones que ha aprendido gracias a la música y para todo lo que le ha dado su carrera, más allá de reconocimientos como un Globo de Oro y cuatro Grammy Latinos. Además, se considera una afortunada de tener una familia que la apoya de forma incondicional: desde sus padres a su marido, Paolo Carta, y su hija Paola, heredera de un gran talento. En este 2024 que celebra su aniversario artístico y sus 50 años, hablamos con Laura Pausini de los momentos más complicados de su carrera, de su lado más personal, de cómo viven en casa su repercusión mundial, de los talismanes que le dan suerte en sus conciertos y del insólito momento que vivió con una fan.

-Este 2024 tienes doble celebración: has cumplido 50 años y también 30 años de carrera, ¿qué balance haces de estos aniversarios?

Entre los dos aniversarios que estoy celebrando este 2024, mi preferido es el aniversario de carrera porque los 30 años de carrera me han enseñado muchísimas cosas. He aprendido a vivir el éxito de una manera sana, algo que me preocupaba mucho y preocupaba mucho a mis padres al principio de mi carrera. Después de 30 años, se puede decir que obviamente, como todas las personas del mundo que trabajan y conocen gente, también yo he tenido encuentros que me han dañado mucho, que me han hecho sufrir, que me han dejado algo malo y gracias a Dios supe ir más allá y dedicarme a esta carrera con resultados, sin tener esas personas negativas a mi lado.

-Ha sido un gran aprendizaje...

Gracias a esta carrera tengo una riqueza que es más fuerte que el dinero: he aprendido cinco idiomas que puedo enseñarle a mi hija, puedo viajar por todo el mundo teniendo una conversación y me siento una persona que pertenece a todos. Desde la primera canción que hablaba de soledad, yo ya había empezado a decir a todos que temo a la soledad. En aquella canción hablaba de una soledad referida a mi adolescencia y al amo, pero en general, el miedo más grande que siempre he tenido es la soledad. Y esta carrera me ha enseñado cómo sentirme de todos y a la vez cómo buscar la soledad cuando la necesito.

-¿Cuál ha sido la mayor lección?

Me ha enseñado a vivir porque mi carrera es una carrera muy particular. Yo no he podido dedicar unos meses a la música y otros a la familia o a mí misma. Yo siempre he trabajado, incluso en la pandemia trabajamos porque estuvimos con el Globo de Oro y el Oscar. Entonces esos 30 años son el símbolo de algo que he construido gracias a tantas personas que me han ayudado, sobre todo a las personas que han creído en mí escuchando mi música, pero también a los esfuerzos, los estudios que he hecho, los sacrificios y la pasión total con la que me he dado a este trabajo. 

-¿Y cómo te encuentras al cumplir 50?

Mi alma está más satisfecha que nunca y seguramente está en el momento más bello de mi vida, en el que me siento más segura, en el que me siento más madura, más llena culturalmente. Y también que puedo aceptar más cosas que antes no me gustaban de mí. A nivel exterior no estoy contenta,  preferiría haber cumplido 30. Yo me gustaba más cuando era más joven. Es obvio que uno se debe amar, y no es que estoy diciendo que me odie a nivel estético, pero exteriormente prefería cuando tenía 30, era más fácil todo. Me siento realmente muy feliz de haber cumplido 50 años, porque dentro de mí seguramente es el momento más cool.

© Getty Images

-¿Qué sueño le queda por cumplir a una artista como tú, que lo ha ganado todo?

Esa pregunta fue la pregunta principal por la cual durante la pandemia yo tuve un bajón. Después del Globo de Oro y el Oscar, uno verdaderamente se pregunta: ¿y ahora qué hago? ¿qué vivo que no he visto? Ahí me caí de verdad. Pensé que quizás mejor retirarme. Pero al abrirse las puertas otra vez pude reencontrarme con la gente en la calle, empezar otra vez a escribir yendo al estudio y no encerrada en mi cuarto... Me di cuenta de que la gente es mi batería y mi energía y que lo importante es tener la mirada curiosa y eso lo tengo. Ese es mi sueño verdadero, no caer en la trampa de sentir que ya he hecho todo. Estamos acostumbrados a que las cosas que tenemos que conquistar siempre son las cosas más difíciles, pero no es así.  Yo he vivido muchas cosas importantes, pero no otras cotidianas que han vivido mis amigos, como ir a un banco, sensaciones que no conozco.

-En tu fiesta de cumpleaños, llamada 'Birthday Paurty' cantaste con tu padre, tu hermana y tu hija, que tiene mucho talento. ¿Te ha dicho Paola que quiere seguir tus pasos? ¿A ti te gustaría?

Quiero que ella viva su vida. Cualquiera que sea su sueño, yo no le voy a impedir hacerlo realidad. Pero le debo explicar, y lo está aprendiendo ya, que ser hijo de una persona famosa no es fácil en mi país. Si sigues sus pasos, todo el mundo dice que estás recomendado por tu madre y te van a comparar continuamente.  Es una lucha continua, una charla a la negatividad que sinceramente me dolería. Espero que a ella elija hacer cualquier otra cosa, o si hace música que haga otro estilo,  pero si ella quiere cantar exactamente mi estilo, lo hará. Yo no puedo cambiar el destino de su vida por mi simple inquietud. Todavía tiene 11 años y tiene mucha arte en su manera de vivir. Toca el piano, baila, dibuja, hace proyectos de arquitecturas en el ordenador... Quizás como yo quería ser arquitecto y no lo cumplí, lo será ella. No sé qué va a pasar, pero de lo que estoy segura es que las voy a apoyar en todo.

© Virginia Bettoja

-¿Es consciente tu hija de la enorme repercusión que tienes o cree que es lo habitual que los padres se dediquen a la música?

Cuando era más pequeña no se acordaba de los conciertos a los que venía y me decía que me buscaba en Spotify y no me encontraba, que le estaba mintiendo. Con la última gira, que vino en varias fechas, me decía, ¿pero cuánta gente te conoce? Este período es muy divertido porque a veces me llaman cantantes que son sus ídolos y  bien, porque a veces sucede también que me llaman algunos colegas que conozco que son quizás sus ídolos y me dice ¡no me puedo creer que seas amiga de tal!  

-Todos tus compañeros hablan maravillas de ti, ¿cómo se consigue esa amistad en una industria, a priori, competitiva?

Nos hemos conocido en un programa de televisión en el que hemos pasado meses viéndonos todos los días, y eso es una vida en la que nos contamos de todo. Durante ese tiempo no estamos siempre grabando y en las pausas hemos hecho planes como ir a comer a casa de Pablo López, donde he cocinado, o a la de Alejandro Sanz. Hablar de cosas que no son trabajo te ayuda a conocer las personas, no al artista. Me siento afortunada porque las personas que he conocido en España han pasado a ser cercanas. Alejandro Sanz es como mi hermano, durante la pandemia nos llamamos miles de veces y hablamos de nuestras cosas para ayudarnos a sentirnos fuertes y apoyarnos el uno al otro. Igual con Antonio Orozco... Nos hemos encontrado y somos de la misma familia.

© Virginia Bettoja

-Continuarás con tu gira en otoño/invierno, ¿llevas contigo algún talismán o tienes algún ritual antes de pisar el escenario?

Tuve durante años una tobillera que me compré cuando descubrí que uno de mis novios me traicionaba. Era un corazón para recordarme que debo amarme. Hace unos tres años la perdí y fui a buscarla a la tienda de Los Ángeles donde lo compré, pero no existía. Ahora llevo en los conciertos un cuerno rojo típico del sur de Italia que trae suerte. 

-¿Cómo mantienes el equilibrio familiar en esta etapa de viajes constantes?

Yo estoy acostumbrada a vivir feliz y equilibrada cuando viajo porque llevo desde los 18 años así. Para mí es lo normal, por eso también tuve un bajón en la pandemia, porque no estaba acostumbrada a estar más de tres días en mi casa. Lo más difícil para mí es encontrar un equilibro con las rutinas de mi hija, que sigue yendo a la escuela. Cuando estamos en Europa, yo vuelo el día del concierto, canto y por la noche regreso en casa, así que al día siguiente la veo. Cuando estamos en América, la traigo conmigo, con una maestra que viaja con nosotros. Pero yo prefiero que ella vaya a la escuela, que encuentre gente de su edad,  que vaya en la tarde a hacer sus cosas con sus amigas...

-Siempre has dejado claro que los fans tienen un importante lugar para ti, ¿qué es lo más surrealista que te ha pasado con un fan?

Una situación que es imposible repetirla. Algunos años atrás, en Brasil, una chica se encerró en una maleta. Había estudiado muy bien todo lo que pasaba en mi gira y sabía que había una persona encargada de recoger mi equipaje y el de mis músicos, así que se adelantó y se fue al aeropuerto con un amigo que puso esa maleta con ella adentro con las nuestras. Cuando mi asistente cogió la maleta para ponerla en la cinta no podía levantarla, entonces la abrieron y descubrieron a la chica. Al descubrirla dijo que podría trabajar para mí limpiando en casa, siendo mi chófer... Cuando me llamaron para contármelo les dije que la niña me esperara en el aeropuerto y nos hicimos una foto. Nunca nadie más ha hecho eso, por suerte, porque nos asustando.