HOLA+4176 Agatha© Javier Salas

La revolución vital de Ágatha: pone su dúplex a la venta, compra nueva vivienda y desmiente tener problemas económicos

'El 11 de julio me dieron la nueva casa y, desgraciadamente, me ha costado más', nos anuncia la diseñadora, tras poner su actual hogar en el mercado por 7,8 millones


9 de agosto de 2024 - 7:00 CEST

Tras cumplir 64 años, el 22 de julio, Ágatha Ruiz de la Prada ha decidido iniciar una nueva etapa y transformar completamente su vida. Como ya nos adelantó hace meses, la diseñadora se ha desprendido de su tienda en la madrileña calle de Serrano, para comprar un nuevo local, y ha puesto a la venta su fabuloso dúplex de la Castellana, por 7,8 millones de euros. Estos movimientos han generado rumores sobre su situación económica, pero Ágatha los desmiente categóricamente a ¡HOLA! De hecho, antes de regresar a Mallorca, donde acaba de llegar, para continuar sus vacaciones, la artista nos enseña el dúplex que vende y nos desvela en primicia que ya tiene nueva casa comprada. "Son muchos cambios y el esfuerzo es morrocotudo, pero luego voy a ser feliz", nos añade.

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© Javier Salas

© Javier Salas

Sobre estas líneas, Ágatha en su espectacular dúplex, ubicado en pleno paseo de la Castellana, de Madrid. La vivienda tiene 705 metros cuadrados, repartidos en dos plantas —solo la terraza son 103 metros cuadrados—. La casa cuenta con un enorme salón, otra sala de estar, una gran cocina, el comedor, cuatro dormitorios, cuatro cuartos de baño, otros dos aseos, el invernadero y la imponente terraza. Arriba, una imagen del salón.

—Cuéntanos, ¿por qué vendes este dúplex?

—Me costó decidirme, porque no sabía si podría irme a un sitio mejor. Pero mis ganas de cambiar son superiores y eso que esta casa tiene muchas cosas muy buenas. Por ejemplo, mucha más luz. Luego, el 'Innombrable' —así llama al padre de sus hijos— se ha venido a vivir dos portales de mí. No sé qué le pasa a este hombre. Quizá, echaba de menos el barrio de su vida anterior, pero hay que tener mala uva.

—¿La vendes por eso?

—No, pero me dan más ganas de irme. Esta casa es muy grande para mí, pues ya no viven Tristán y Cósima. También estoy en otra etapa y, tras unos 26 años aquí, quiero empezar otra. Pero, la verdad, he sido superfeliz aquí y estoy loca de amor por esta casa. Es tan divertida…

—Además, has vendido tu tienda de Serrano...

—Como no quería, la he vendido bastante bien. Pero ya me he comprado local en la calle Villanueva —cerca del paseo de Recoletos y la calle de Alcalá— para la nueva tienda. Está en uno de los edificios más bonitos del barrio de Salamanca. Tiene jardín interior, que es del Ayuntamiento. Es una maravilla.

—Pinta muy bien.

—Es muy grande. Vamos a poner abajo el taller y el estudio. Como el ambiente va a ser muy divertido, he decidido mudarme al lado. La mala suerte es que es el barrio más caro de España. Pero qué se le va a hacer… Me he encaprichado.

—¿Has empezado a buscar nueva casa?

Ya está comprada. Me la dieron el 11 de julio y, cuatro días después, empecé las obras para 'agathizarla'. Calculo tenerla lista en noviembre o diciembre. Es una casa más pensada para una etapa de señora mayor. Lo que estoy haciendo ahora a todos los niveles no lo podría hacer dentro de diez años. Era ahora o nunca, porque no tendría la marcha ni la fuerza para meterme en un lío como este. Es como las mariposas, que cambian. Ni problemas económicos ni deudas.

—Se ha dicho que vendes tu dúplex por problemas económicos. ¿Qué dices al respecto?

—Desgraciadamente, la nueva casa me ha costado más dinero, es más cara. No, no lo he vendido por problemas económicos, sino porque me da la gana. Mis niños son mayores, el tiempo pasa y quiero hacer lo que me apetezca. Tengo el capricho.

—Queda aclarado que ni tienes problemas económicos ni deudas.

—No debo ni medio céntimo. Es que nunca he tenido menos problemas económicos. Nunca, porque tengo mi parte medio catalana y soy muy hormiguita. Siempre gasto menos de lo que ingreso. Vendo la tienda, pero me compro otra; vendo mi estudio, pero me compro otro, y vendo mi casa, pero me compro otra.

© Javier Salas

Sobre estas líneas, Ágatha en la sala de estar que tiene en la planta de arriba de su dúplex (abajo).

"Cuando te divorcias es muy importante no cambiar nada. Yo seguí la misma vida y con mis tiendas. Ahora, que ha pasado tiempo, quiero que todo sea diferente"

© Javier Salas

—Lo comido por lo servido, ¿no?

—Desgraciadamente, en esta ocasión, ha sido más comido que servido (ríe). Al estar cerca de El Retiro… Es que no quería irme a La Moraleja ni a Aravaca. Quería centro, centro de Madrid. Entonces, hay mucha demanda en este momento… Por eso, me ha costado más, pero no pasa nada.

—Pues vendes este dúplex por 7,8 millones…

—Lo vendo por esa cantidad, pero creo que está barato. Es una oportunidad. Y no porque lo diga yo. Cuando empecé a buscar la nueva, vi 60 y sé cómo está el mercado inmobiliario.

—En este dúplex has pasado momentos muy felices. ¿Llorarás cuando tengas que dejarlo?

—Sí. Me dará pena, pero estoy tan emocionada con la nueva…. Quien compre esta casa va a ser superfeliz. Es muy mágica y tiene mucha luz.

—¿Cuál es tu estancia favorita?

—Mi cuarto. Desde la cama veo la nieve de la sierra. El salón también es genial, aunque a todo el mundo le encanta la terraza. Es una casa para recibir. Como me da pereza comer sola, no paro de invitar en casa. Antes de divorciarme del 'Innombrable', había tanta seguridad, tanta privacidad… Después, empecé a invitar a mis amigos a dormir y la casa se volvió mucho más divertida y alegre. Cuando te divorcias es muy importante no cambiar nada, En mi caso, seguí la misma vida y con mis tiendas. Ahora, que ha pasado tiempo, quiero que todo sea diferente. Es como las mariposas, que cambian.

—Por esta casa han pasado personalidades muy importantes…

—Giscard d’Estaing, Isidoro Álvarez —el desaparecido presidente de El Corte Inglés—, Camilo José Cela, el Rey Juan Carlos… ¿Quién no ha pasado, si recibo cada día? Presidentes del Gobierno, casi todos. Menos Felipe González.

—¿Cómo que vino el Rey?

—A una cena. Estaba Jaime Ignacio del Burgo, pero no cuento más.

—¿Queda algo de tu exmarido?

—Muchos libros. Igual le mando algunos en cajas. Los más aburridos. Como está a dos portales ahora, puede venir a buscarlos.

© Javier Salas

Sobre estas líneas, un cuarto de baño, y al lado, uno de los dormitorios.

© Javier Salas

—¿Ya han venido posibles compradores a ver este dúplex? Cuando entran, alucinarán con tanto color.

—Sí. Alguno habrá venido a cotillear, aunque intento que no ocurra. Por eso, se pueden ver las fotos en ¡HOLA!, que son de ahora. Hay pocas casas en Madrid como esta. Como ya he vendido mi estudio, no tengo prisa por venderla y me estoy divirtiendo. Estoy hablando con unos señores franceses, que tienen un programa en Netflix de muchísimo éxito que se llama Negocio familiar, y van a venir grabar a la casa.

—Siempre le das la vuelta a todo.

—Me lo estoy tomando como algo divertido, aunque también es muy duro, porque el cambio es total. Del antiguo estudio nos fuimos con 1.500 cajas y llegamos a la nueva tienda sin tenerla terminada. Llevamos año y medio de obras, pero va a quedar muy bonita y muy moderna.

—¿Cuándo esperas inaugurar la nueva tienda?

—En septiembre. Quiero que coincida con la publicación de un libro de fotos que me ha hecho Javier Salas y muchísimas han salido en ¡HOLA! También planeo otro proyecto editorial. Además, voy a tener mi figura en el Museo de Cera y me van a dar un premio en Nueva York superimportante. Luego, voy a hacer el mejor desfile de mi vida, porque he contratado a un director creativo por primerísima vez en mi vida. Se llama Carlos Marán, el director de Herdes Magazine. Va a ser un desfile apoteósico.

—No paras.

Tengo mil proyectos. Estoy en un momento de todo menos triste y de los más creativos de mi vida. Pero siempre hay un cretino que dice maldades, como que tengo problemas económicos… Bueno, me da igual. No voy a chulear, pero voy a mejor en todo: mejor estudio, mejor tienda, mejor casa… de su cumpleaños a su fiesta con Michelle Obama.

—Acabas de cumplir 64, ¿cómo te sientes?

—Bien. Aún no me he dado cuenta de que los tengo (ríe).

—La verdad es que estás estupenda. ¿Te has hecho algún retoquito?

—No estoy tan estupenda. Porque últimamente no he parado de comer, viajar… Hace un par de semanas estuve en la finca 'Ventosilla' con gente estupendísima y me di cuenta de que la que no estaba nada estupendísima era yo.

—¿Por qué lo dices?

—Porque estos meses me he metido una paliza… He hecho desfiles, dos en Bulgaria… Me han dado cuatro premios, yo he dado otro… Algo salvaje.

"Estoy en un momento de todo menos triste y de los más creativos de mi vida. Pero siempre hay un cretino que dice maldades, como que tengo problemas económicos"

© Javier Salas

En la imagen, la diseñadora en su salón. Debajo, el comedor.

© Javier Salas

—¿Te miras las arrugas en el espejo o prefieres no hacerlo?

—Nunca me miro al espejo, lo juro. Me aburre que me mata. Luego, estoy tan cansada que ni me miro.

—¿Qué planes tienes para el verano?

—Hasta el 25, que me voy a Argentina por un desfile, me quedaré en Mallorca todo el verano, que está muy bonita y hay que aprovecharla.

—Hace unas semanas, James Costos, —el exembajador de Estados Unidos— y su marido, Michael Smith, organizaron una fiesta en su casa mallorquina. Siendo amiga suya, ¿te invitaron?

—Sí, fue una fiesta maravillosa. Muy muy bonita. Fue impresionante ver la gente importantísima que había. Son los mejores anfitriones y es un privilegio ser amiga de ellos. Pero no te puedo contar más.

—¿Viste a los Obama?

—Estaba ella. Él no.

—¿Hablaste con Michelle Obama?

—Sí, mucho rato. Estuvo todo el rato bailando y simpatiquísima.

—Hablando de Mallorca, ¿hay alguna novedad tras la orden de demolición de la piscina y del embarcadero?

—De momento, como estas cosas son tan lentas y complicadas, sigue todo igual. También he estado en París para ver la gala inaugural de los Juegos Olímpicos, que la hicieron al ladito de mi casa. Por eso, me parecía un pecado mortal no ir. Antes me invitaba siempre Samaranch, que era la pera limonera. Ya me perdí las olimpiadas de Barcelona y me dio mucha rabia.

—¿Verás a tu nieta este verano?

—Está ideal. No sé cómo me ha podido salir una nieta tan guapa. Es increíble. No es porque sea mi nieta, porque a todo el que la vea se le caería la baba. Es la niña más guapa del mundo.