Diego Domínguez (21) y Joan Antoni Moreno (24) han hecho historia cuando se han subido este jueves 8 al tercer cajón del podio en sus primeros Juegos Olímpicos. Conseguir la medalla era más que un reto profesional: Diego le prometió a su madre, su "angelito en el cielo", que le vería triunfar durante las Olimpiadas, lo ha cumplido y le ha dedicado a ella el triunfo, protagonizando un emotivo momento.
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Durante la misma jornada en la que Saúl Craviotto se coronaba como el español más premiado en la historia de los Juegos Olímpcios, Diego y Joan triunfaban en el Estadio Náutico de Vaires-sur-Marne de París. Durante más de la primera mitad de la carrera se mantuvieron firmes en cuarta posición, pero en los últimos metros realizaron un gran sprint consiguiendo superar al dúo de Zakhar Petrov y Alexey Korovashkov y colgándose el bronce al cuello. Al llegar a la meta, sus gestos de euforia describían a la perfección cómo se sentían al ver que el esfuerzo ha dado sus frutos.
La victoria se hizo más emocionante cuando, nada más conocer el resultado, Diego se alzaba con los brazos al aire y lanzando besos al cielo, en honor a su madre, que falleció hace cuatro años. Desde entonces, le dedica todas y cada una de sus victorias. Cuando se clasificaron para representar a España en la categoría C2 500, le prometió que iban "a por esos Juegos" y le juró que desde el cielo le vería "hacer cosas muy grandes". Ha superado todos sus sueños y ahora vuelve a casa convertido en medallista olímpico.
No es el único logro que han conseguido juntos Diego y Joan, que forman un equipo inmejorable. A pesar de llevar menos de un año compitiendo juntos, la dupla se complementa a la perfección y ha conseguido llegar a lo alto del podio mundial sub 23 el año pasado. ¿La clave del éxito? La confianza que tienen el uno en el otro, como ha comentado Diego, "Sabemos que tenemos un nivel los dos súper, súper grande", aclarando que "ahí está la clave".
Los dos deportistas tenían como objetivo llegar a París desde el primer instante de la temporada, aunque "Sabíamos que era muy difícil". Se veían las caras con Tano García y Pablo Martínez, los terceros a nivel mundial, pero siempre confiaron en que "con trabajo y constancia, todo se puede".
Conocieron el piragüismo por casualidad
Diego comenzó su aventura en el piragüismo de manera esporádica. Durante una salida con su familia a la Casa de Campo de Madrid, su ciudad natal, su padre se encontró con un amigo y mantuvieron una conversación sobre el Alberche. Tanto a Diego como a su hermano, Noel, les resultó un tema espectacular y a partir de ese momento ambos comenzaron en dicho deporte. Cuando el pequeño cumplió los 18 años se mudó con su hermano a Pontevedra para entrenar en el Centro Gallego de Tecnificación Deportiva. Allí compitieron juntos hasta que Noel alcanzó la categoría absoluta y Diego encontró a su actual compañero.
Joan en un principio quería ser gimnasta, pero un día vio anunciado el piragüismo en su club, situado en Pollença (Mallorca), y fue a probar pensando que podía resultar entretenido. Desde entonces, su determinación y constancia en esta disciplina ha dado sus frutos. Fue en su isla natal donde entrenó junto a Diego para los Juegos Olímpicos, en el Puerto de Alcudia y bajo la tutela de Kiko Martín.