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Dice que se siente cómoda en el silencio, pero parece difícil de creer en cuanto se sube a un escenario. Porque Carla Bruni tiene el 'poder' de embelesar al público con sus canciones. Antes de ofrecer un sonado concierto en el Centro de Cultura Contemporánea Conde Duque -el pasado domingo, 28 de julio- en la capital, la artista conquistó a la alta burguesía catalana en una cita que tuvo como anfitriones a la duquesa de Cardona y Valentín Fuster, y de la que ¡HOLA! fue testigo.
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El evento, celebrado en el Vilar de la Duquessa, tenía como leitmotiv reivindicar el interés cultural de la localidad de Cardona (Barcelona), que cuenta con el castillo más antiguo de España y una de las minas de sal más importantes durante siglos en el continente europeo.
Para ello, Casilda Fernández de Córdoba (actual duquesa de Cardona) y el célebre cardiólogo unieron fuerzas con el empresario Eduard Torres, congregando, en el Vilar de la Duquessa, a algunos de sus amigos íntimos (como los duques de Terranova o el marqués de San Vicente del Barco). Aunque el 'broche de oro' lo puso, sin duda, la artista italofrancesa, que logró agotar las entradas semanas antes de su recital.
Enamorada confesa de la Ciudad Condal, Carla llegó a Cardona el mismo día del show -el sábado, 27 de julio-, junto a su marido, el expresidente de Francia Nicolas Sarkozy, convirtiéndose en los otros protagonistas del encuentro.
La pareja suele escaparse a nuestro país -como la propia Carla contaba, recientemente, en una entrevista con MujerHoy, les gusta tanto que 'sueñan' que lo dejan todo y se mudan a España-, y, en esta ocasión, regresaron para que la exmodelo cantase frente a las más de 500 personas que la esperaban en la localidad barcelonesa.
Con una gran sonrisa, salió al escenario para entonar sus temas, entre los que incluyó un pequeño guiño a España, cantando Por qué te vas, de Jeanette. En todo momento, se mostró de lo más cercana con su público, e incluso se atrevió a hablar en castellano, bajo la atenta mirada de su marido, su mayor 'fan'.
Al finalizar su actuación, recibió un ramo de flores; mientras que su marido se daba un auténtico baño de multitudes, haciéndose selfies, fotos y saludando a todos los que se acercaron.
Al día siguiente, el matrimonio disfrutó de un desayuno -un buffet- junto al resto de huéspedes del hotel, con los que estuvieron hablando, muy simpáticos.
Como ha confesado Carla, a Esquire, guarda muy gratos recuerdos del viaje de Estado que hizo con su esposo, en 2009, a España. Ahora, seguro, tampoco podrá olvidar este emocionante concierto con el que consiguió fascinar a la alta sociedad catalana.