Antía Jácome está a punto de cerrar un círculo muy especial a sus 24 años. Lo hará en París en el marco de los JJOO, su segunda cita olímpica tras su debut en Tokio. Será en la ciudad del amor, ahora convertida en capital mundial del deporte, donde su padre, que fue quien le descubrió el piragüismo cuando solo tenía 11 años, pueda verla en vivo por vez primera en una competición internacional porque, según nos confiesa la palista pontevedresa reconocida en 2023 como Mejor Deportista del Año por el COE, tiene miedo a volar. Nada que unos kilómetros en coche no puedan solucionar. En pocos días, tanto ella como su compañera María Corbera se instalarán en la Villa Olímpica, donde todavía no se encuentran dado que comparten pista con remo y no pueden entrar hasta que no concluyan sus competiciones. Será entonces cuando, desde allí, encaren la cuenta atrás para subirse a la canoa juntas y pelear por el C2-500 el próximo 6 de agosto, dos días antes de medirse en solitario, pues curiosamente también son rivales en la categoría C1-200. Arropada por su orgullosa familia y por su pareja, el también piragüista Pablo Martínez, la doble medalla de oro y de plata en el Campeonato Europeo de Piragüismo y cuatro veces medalla de plata en el Mundial está dispuesta a superar la meritoria marca obtenida en Tokio y a hacerlo por partida doble. Hablamos con ella de sensaciones, superación, sacrificios, sueños, de la vida más allá de la élite deportiva, de su relación sentimental y su incondicional amor por los suyos, de su faceta como voluntaria y mucho más.
Diste tus primeros pasos en el piragüismo hace más de media vida, con 11 años. ¿Recuerdas cómo fue tu primer contacto con este deporte?
Yo empecé en el piragüismo gracias a que mi padre cruzaba todos los años nadando una de las playas más largas de Galicia y un año decidí acompañarlo con una autovaciable y lo disfruté muchísimo, me lo pasé súper bien. Recuerdo que fui con mi hermano y con otro amigo que era uno de los hijos de los amigos de mi padre de natación y fue una experiencia muy bonita que me encantó. Me encantó vivirlo desde dentro, desde el agua y con la naturaleza, y decidí nada más volver que quería ser piragüista, que quería empezar ya cuanto antes. El fin de semana terminó y al lunes siguiente estaba ya en la escuela de piragüismo Ciudad de Pontevedra.
Cuatro años más tarde, con 15, recibiste la llamada de la Selección Española. ¿Cómo recuerdas aquella oportunidad? ¿En qué medida te cambió la vida?
Pues sí. Con 15 años me fui porque me llamaron para el equipo nacional de piragüismo y la verdad es que me cambió bastante la vida porque de estar viviendo en Galicia con mis padres pasé a vivir sola en el centro de Alto Rendimiento de Sevilla. Fue una experiencia preciosa que me marcó y viví junto con mis compañeras; de hecho, una de mis mejores amigas a día de hoy, Belén, la conocí ahí. Esa etapa me dio muchas muchas alegrías, me lo pasé súper bien, y, obviamente, gracias a aquello soy la persona que soy hoy.
¿Qué te dijeron tus padres antes de ese traslado de Pontevedra a Sevilla?
Es verdad que en ese momento la decisión la tenían mis padres porque yo era menor de edad, así que gracias a ellos estoy ahora mismo cumpliendo mi sueño de ir por segunda vez a unos Juegos Olímpicos. Sin ellos, sin su apoyo diario y sin que hubiesen tomado esa decisión tan importante yo no estaría aquí.
Esa llamada se convirtió en un proyecto para los JJOO de Tokio y en poco tiempo te preparaste para ese reto, tu primera cita olímpica. ¿Cómo viviste ese cambio tan drástico con solo 20 años?
Cuando me llamaron ni pensé por asomo que podría estar preparando esos Juegos Olímpicos, los veía muy lejos, y realmente tampoco hubiese ido si no llegan a celebrarse un año más tarde porque me hacía falta entrenamiento, rodaje, y competiciones para poder clasificarme.
En esos Juegos precisamente quedaste en quinto lugar y aunque no conseguiste colgarte la medalla te vimos celebrarlo. ¿Qué significó para ti ese momento?
Siempre digo que el quinto puesto de Tokio fue increíble y que no perdí una medalla, que era lo que me dijeron nada más salir. Estaba súper contenta y lo sigo estando a día de hoy, muy orgullosa de la regata que hice, de todo lo que tuve que hacer para llegar hasta ahí y también de lo que estoy haciendo ahora, que es entrenar mucho para poder mejorar ese resultado. Yo estaré contenta con el resultado que salga siempre que yo me quede tranquila de haber podido sacar mi mejor versión.
Después de ese resultado viviste tu año más difícil: acabaste muy cansada a nivel mental, te lesionaste y tus entrenadores de entonces dimitieron. ¿Cómo recobraste las fuerzas para retomar tu sueño?
El año post Tokio fue muy complicado para mí, me fisuré una costilla, mis entrenadores dimitieron, tuve que venirme a entrenar a Mallorca y cambiar de lugar de entrenamiento después de seis años en Sevilla y fue un año súper complicado porque además no tuve el nivel como para poder ir a representar a España al Mundial y la verdad es que lo pasé muy mal. No sabría muy bien cómo expresarte la forma en que hice ese cambio de mentalidad, pero me apoyé mucho en mi psicólogo, en mi familia, en mis amigos y en toda la gente que me apoya día a día. Creo que eso fue lo que me hizo llevar ese momento de la mejor manera posible y pensar que en el piragüismo no se acaba la vida. Fue un año diferente que me hizo aprender y también me hizo mucho más fuerte.
Ahora afrontas tus segundos JJOO de forma muy distinta y con grandes aprendizajes y optas a dos medallas tanto en C1-200 en solitario como en C2-500 junto a tu compañera María Corbera. Si tuvieras que elegir, ¿cuál te haría más ilusión ganar?
La verdad es que no podría decirte una de las dos. Obviamente me encantaría ganar en ambas, el objetivo son las medallas siempre porque todos entrenamos y trabajamos para ello, pero no me puedo quedar con una porque tengo muchísima ilusión por las dos. Sé que lo podemos hacer muy bien y tengo ganas de poder demostrarlo.
Sobre María has comentado que nunca has tenido una compañera con tanto nivel a lo largo de tu trayectoria. En los JJOO vais a una, pero también es tu oponente en competición de barco individual. ¿Cómo se gestiona que tu aliada sea también tu mayor rival?
Si convivieras un día con nosotras verías que tenemos muy buena relación. Sabemos muy bien lo que las dos queremos, confiamos al 100% la una en la otra y sabemos que todo lo que vayamos a mejorar en barco individual será una mejora también para el barco de equipo. Nosotras tenemos este sueño juntas y también este sueño por separado, pero tanto el doble como el individual es el mismo sueño. Las dos queremos ganar siempre y ojalá nos podamos subir las dos al podio en el C2 y en el C1.
Más allá de vuestro evidente entendimiento en el agua, ¿cómo es vuestro vínculo a nivel personal?
Tenemos una relación muy sana, de ser realmente compañeras y de querer siempre ayudarnos la una a la otra, de entendernos a la perfección y de tener un objetivo en común y luchar por conseguirlo. Eso nos hace ser mejores y afianzar esa relación.
¿Qué sensaciones tenéis en estos días previos a la regata?
Muchas ganas de ponernos en la línea de salida y de demostrar todo el trabajo que hemos hecho durante todos estos años y exprimirlo al 100%, de sacar nuestra mejor versión y quedarnos satisfechas de lo que hagamos.
A parte de los miembros de tu equipo y entrenadores, ¿en quién te apoyas para sobrellevar la presión y los nervios?
Mi apoyo más grande ahora mismo ya en la recta final de la preparación es mi pareja, Pablo Martínez. Llevamos compartiendo esta pasión desde hace bastantes años y es una fortuna disfrutar con él de cada día, es increíble. Me entiende a la perfección porque también vive lo mismo que yo y, al final, es un apoyo muy grande para mí. También está el fisio, que ahora mismo está viviendo con nosotros y también es un apoyo increíble porque nos hace desconectar, y eso es lo más importante en estos momentos previos.
De tu lado personal también destaca tu faceta como voluntaria y hace unos meses te vimos en Kenia por un viaje solidario junto a tu pareja, también piragüista. ¿Cómo es compartir valores, profesión y vida con otro campeón de tu mismo deporte?
El viaje a Kenia fue increíble tanto para Pablo como para mí, fueron días de muchísimo aprendizaje que repetiríamos sin pensarlo. Como he comentado, para mí, Pablo es uno de mis mayores apoyos en esta preparación, siempre está ahí cuando más lo necesito, siempre sabe qué decirme y siempre ha estado ahí para ayudarme y para hacerme sentir mejor. Es muy bonito poder compartir un sueño con la persona a la que quieres realmente. Él no ha podido clasificarse en los Juegos Olímpicos de París y fue un golpe muy duro para él, pero también para mí, y he intentado ayudarlo lo máximo posible porque fueron momentos muy complicados, pero él, aún así, aún habiendo pasado todo lo que pasó, ha estado apoyándome como el que más y eso no voy a poder agradecérselo nunca.
¿Es fácil cuidar tu lado más personal dedicando tantas horas a tu preparación deportiva?
Creo que es muy importante cuidar tu vida personal porque es parte de ti y es lo que te hace desconectar del deporte, de no vivir anclada en esa rutina y por eso le doy muchísima importancia a hacer planes, a irnos por ahí a desconectar muchísimo. Simplemente el hecho de ir a tomarte un helado con tu pareja ya te hace dejar de pensar en el piragüismo o dejar de lado un poquito el deporte y hacer como si fueras una persona normal y corriente.
Estos Juegos son doblemente especiales, ya que si bien tu madre y tu tía te acompañan a cada cita deportiva, tu padre nunca te ha visto competir fuera porque no puede viajar en avión y va a ir hasta París en coche. ¿Qué significa tu padre para ti?
Mi familia para mí es súper importante. Estoy muy apegada a ellos y, aunque estoy lejos, siempre les llevo conmigo y me apoyan en cada pasito que doy. Son los padres más orgullosos del mundo y la familia más orgullosa del mundo, y para mí es muy especial porque mi padre va a poder asistir por fin a una competición internacional. Nunca ha podido verme porque tiene un poquillo de miedo a los aviones y se va a hacer ese trayecto en coche para poder estar allí dejándose la voz en la grada. Va a ser una experiencia alucinante y, por suerte, voy a vivirla al ladito de los míos.
Le has enganchado al piragüismo e incluso le has comprado un barco. Cuéntanos cómo le diste esa sorpresa.
Pues sí. Mi padre empezó después de que yo empezase, también mi hermano, y ahora creo que está más enganchado al piragüismo que yo incluso. Le gusta muchísimo el deporte en general, pero con el piragüismo le ha dado fuerte y llevaba tiempo diciéndome que quería un barco un poquito mejor, así que hablé con la empresa de barcos y no hubo ningún problema, hicieron todo lo posible por darme uno y hacer feliz a mi padre.
No estar cerca de tu familia no es fácil para ti, pero, además de esto, ¿has tenido que renunciar a muchas cosas para llegar a la élite?
Creo que en esta vida hay que renunciar siempre a cosas que te gustaría haber hecho, pero es por algo mejor. Para mí el piragüismo es algo muy bonito, es mi trabajo y me encanta disfrutar de él, y creo que soy afortunada por vivir de lo que realmente me gusta. He tenido que renunciar a cumpleaños, bodas, bautizos, muchos eventos con mi familia en los que me gustaría haber estado, pero es el precio a pagar por hacer lo que me gusta.
Este año has recibido el premio a Mejor Deportista del Año en la gala del COE, y el de Mejor Piragüista, emitido por la Federación Española, entre otros. ¿Qué valor das a este tipo de reconocimientos?
Para mí fue súper especial recibir este año el premio Mejor Deportista del COE y luego también el de la Federación Española de Piragüismo. No sabía el valor que tenía realmente el premio del COE hasta que llegué allí y vi toda la gente que había y los deportistas que me rodeaban, que eran deportistas increíbles. Lo disfruté muchísimo y me siento súper agradecida por habernos elegido a María Corbera y a mí como mejores deportistas del COE este año. Intentaremos seguir demostrando de lo que somos capaces.
¿Qué metas próximas te planteas a la conclusión de los JJOO?
Por lo pronto, descansar, desconectar y dejar de lado un poquito el piragüismo por un mes o así, y volver a la vida. La verdad es que no sé todavía lo que voy a hacer el año que viene, voy viviendo el día a día, tengo muchísimos planes que iré contando más adelante. Por lo pronto, me centraré en disfrutar por fin de un verano en agosto y ojalá que sea también de un éxito bonito conseguido en París.