Nuno Gallego en Élite© Matías Uris/Netflix

Nuno Gallego, el bello rostro del mal en ‘Élite 8’: descubrimos al nuevo chico de moda

El actor, de 23 años, ha logrado que su rostro ya sea un imprescindible de la pantalla


1 de agosto de 2024 - 19:02 CEST

¿Cómo pasar de ser un completo desconocido a convertirse en el chico de moda? Y con un personaje nada fácil… Porque hablamos de un actor. De tan solo 23 años y que, en el transcurso de 7 días, ha logrado que su rostro sea ya un imprescindible de la pantalla. Y no, lo decimos nosotros, Netflix ya lo tiene previsto para otras dos ambiciosas producciones… Y no es el héroe. Ni de Marvel ni de la vida normal y cotidiana. Todo lo contrario. Lo suyo es la maldad: la maldad en carne y hueso. Pero qué carne y qué huesos… Porque si el pecado siempre es una tentación, él da rienda suelta a los siete capitales en repeat y non stop. A ver, él no en realidad. 

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No confundamos realidad y ficción. Si no, su personaje, tan emblemático, eso es cierto, que es difícil de olvidar. Se trata de Nuno Gallego o Héctor Krawietz, el malo malísimo de la última entrega de Élite, la octava en la que, con tan solo alzar la comisura del labio, este rubio de ojos miel consigue que los espectadores podamos advertir sutilmente todos los mecanismos -turbios, precisos y milimetrados- que pasan por su cabeza, mientras su cuerpo pide a gritos sucumbir sin estrategia alguna en la pasión más descontrolada.

© Matías Uris/Netflix

Fernando Líndez y Nuno Gallego en la serie 'Élite'

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© Matías Uris/ Netflix

El gran público tuvimos oportunidad de verlo por primera vez en Upa Dance Next, la esperadísima secuela de UPA; después llegaría Clanes, otra gran producción de Netflix en la que Nuno haría honor a su apellido, gallego, aunque tuviera que marcar un acento que en su dicción madrileña había desaparecido, porque si bien nació en Orense en 2001, ha vivido toda su vida en Madrid. No obstante, ha sido con Élite con la que Nuno daría un doble carpado con tirabuzón para caer de pie. Y como decimos, interpretando a un villano. Muy villano. Ese tipo de personaje, extremo, melodramático y perverso que deambulan tranquilamente sin embargo por los pasillos de Las Encinas sin temor a que nada, contrario a su voluntad, le pueda pasar.

Hector Krawietz es, junto a su hermana Emilia (Ane Rot), la encarnación de la ambición desmedida, la putrefacción del poder, la ideología de clase, el fanatismo económico y el fascismo en contenido y forma. Dos hermanos, descendientes de una familia pudiente y todopoderosa del antiguo régimen que ha sabido adaptarse a los círculos de poder de la transición y la democracia adaptándose a su renovada imagen y semejanza. Hector y Emilia reproducen esa misma actitud autoritaria y casi dictatorial en la organización de antiguos alumnos que presiden en Las Encinas, Alumni, un club exclusivo en el que perpetuar sus privilegios y mantener contactos. Sea de la forma que sea. A través de cenas, congresos, simposium..  Para poder entrar en ese grupo selecto de elegidos, hay que cumplir unos determinados requisitos, tan volubles y excéntricos como Hector y Emilia decidan. Solo que Hector es débil. La obsesión es su debilidad y esa obsesión tiene nombre y labios muy muy carnosos: los de Joel (Fernando Líndez).

© Matías Uris/Netflix

La actriz Ane Rot interpreta a Emilia, y Nuno Gallego es Héctor

Hector es, lo que viene siendo para cualquier actor, una perita en dulce. Ese tipo de personaje que te permite explorar resortes mentales que, por supuesto, están fuera de lo moral y éticamente aceptable. De lo humanamente aceptable, incluso. Maldades bíblicas y actitudes casi psicóticas. Lo que te permite jugar y jugar y jugar como si fueras un niño imaginando que vuela por el espacio exterior. Por eso, para Nuno ha sido un regalo, especialmente cuando su fascinación por la interpretación fue súper temprana y comenzó a estudiar en un colegio artístico con 11 años. Una formación que ha completado después en la Escuela de Arte Dramático Municipal de Madrid y en diferentes academias de interpretación como Primera Toma o el Estudio de Yaël Belicha para, por último licenciarse en Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid (RESAD), lo que le ha proporcionado una base sólida y versátil para su carrera.

Aunque lo de su amor por las tablas, le venía ya de Casta. Nuno es sobrino de Myriam Gallego (sí, la mala malísima Marquesa de Santillana de Águila Roja) y fue gracias a ella, cuando la vio sobre un escenario, cuando se le despertó el gusanillo del teatro. Y de hecho fue ella quien le pasó el texto para Clanes cuando estaba preparando el casting. Ni que decir tiene que ese contacto directo con el público del teatro ha sido su mejor escuela. Nuno se ha curtido como actor, con obras como Los que sueñan, Niño amor y Mother Clap’s Molly House antes de que la televisión llegara a su vida.

Y la televisión se ha convertido en su medio. O, al menos, por ahora. Ya sabemos los próximos proyectos en los que lo veremos. También en Netflix y, por tanto, con una proyección mundial. Animal Salvaje, por utilizar la prioridad alfabética para enunciarlos, sería el primero, una miniserie en tono de comedia donde compartirá set con otro gallego de pro Luis Zahera (Entrevías, Vivir sin permiso) y que se rodará íntegramente en su tierra. Animal salvaje cuenta la historia de Antón , un veterinario rural gallego que se ve obligado a aceptar un trabajo en una tienda-boutique para mascotas dirigida por su sobrina Uxía (Lucía Caraballo, No me gusta conducir), junto a la que tendrá que aprender a adaptarse y descubrirá que, en la familia y en el trabajo, no todo es siempre blanco o negro. El segundo es “Olympo”, la sería que de Zeta Studios -la misma productora de Élite- que podría ser una vuelta de tuerca en clave deportiva de las tramas de Las Encinas dado pero, ahora, en el CAR Pirineos, donde entrenan los mejores nadadores del país, jóvenes ambicioso y competitivos que tras años de poner su cuerpo al límite y sacrificar su vida por el deporte, se enfrentan al dilema: ¿hasta dónde están dispuestos a llegar?

© Matías Uris/Netflix

Precisamente una de las escenas más recordadas de la última temporada de Élite ha sido ésa que sucede en una piscina, con Nuno y Fernando Líndez, en la que resuenan ecos muy 90s como Crueles intenciones o American Psycho y, por supuesto, una escena hot, por supuesto, que si por algo se caracteriza Élite es por su carnalidad. Precisamente uno de los elementos que más miedo le daban a priori a nuestro actor. Porque si bien para preparar su personaje miró al cine y ese yuppi sin escrúpulos protagonizado por Christopher Bale, en el plano sexual… "iba con mucho miedo. Ostras, Élite es pura carne. Pero tenemos un gran equipo detrás. Las coordinadoras de intimidad nos ayudaron muchísimo a preparar la coreografía, a sentirnos cómodos en todo momento, y sumado a que era Fernando con quien tenía todas las escenas sexuales, al final resultó lo más fácil de todo el proyecto. Preparas la coreografía en los ensayos, y el día de rodaje utilizan a un equipo reducido donde está el director, el director de fotografía, sonidistas y poco más. La coreografía es como un baile, te riges a los pasos y sale todo como automático. Con Fernando fue muy fácil. Somos superamigos, todo eran risas y bromas… Fue genial", ha declarado el actor quien junto a Líndez, Gleb Abrosimov y Ane Rot ha creado un vínculo más allá del fin de serie.