No era una noche apacible la de aquel 16 de julio de 1999. Y ponerse a los mandos de aquella avioneta, la 'Piper Saratoga II', no era una buena idea, ni siquiera para un piloto experimentado... Pero es que hablamos de un hombre que iba sobrado de carisma. Admirado, deseado... Nacido para triunfar, a pesar de que las tragedias se cernieran sobre su pasado y su familia. Y de un hombre también para el que ganar era solo la consecuencia, porque, el fin último, en realidad, era el desafío, arriesgarse. Él era John John Kennedy, hijo de JFK y de Jacqueline —ya entonces— Onassis, y esa noche, sin luna ni estrellas, negra como la boca de un lobo, se adentró en la profundidad del Atlántico para encontrarse con la muerte.
Fue a unas 12 yardas de la isla Martha’s Vineyard, en Massachusetts, en el noreste de Estados Unidos. Sus restos mortales serían encontrados a la deriva, tres días después, y la noticia conmocionaba al mundo: 'Los príncipes de América' habían muerto. Porque John John, el atlético, el abogado, el mediático, el deslumbrante personaje de Sexo en Nueva York... no iba solo. Su mujer, la publicista Carolyn Bessette, le acompañaba. Juntos componían la pareja más cool de los 90, y juntos rubricaban, una vez más, la maldición de los Kennedy, convirtiéndose en mito, si es que no lo eran ya... John John y Carolyn protagonizaron una década de imágenes icónicas. Vestidos de manera informal, paseando por las calles de Manhattan, haciendo ejercicio en Central Park... Les bastaba con una chaqueta de tweed y unos vaqueros (él) y un little black dress, un abrigo blanco y unos labios rojos (ella) para marcar la pauta del estilo como un metrónomo. Ni qué decir tiene el día en que ambos se dieron el 'sí, quiero'. Carolyn vistió entonces un Narciso Rodríguez blanco, lencero, tan sencillamente sensual como delicado e icónico. Un diseño que, 25 años después de su muerte, sigue siendo un referente estético, tan reconocible como atemporal. El encanto en versión genuinamente americana. Y, por supuesto, la elegante inspiración de la también neoyorquina Christine Cambeiro para su boda con David Summers.