La gimnasta Ana Pérez regresa a sus segundos Juegos Olímpicos en un momento muy dulce. Cabe recordar que, aunque también se clasificó para Tokio 2020, no pudo competir tras sufrir un accidente en la Residencia Blume de Madrid, donde vive junto al resto de compañeras, que le ocasionó graves lesiones en los dos pies. "Han sido dos años muy duros, en los que realmente me planteé mi retirada", nos cuenta la deportista, que se mantiene serena pero emocionada, al recordar los momentos tan complicados que, afortunadamente, ya ha superado. Gracias a un gran trabajo, físico y mental, la gimnasta se ha convertido en todo un ejemplo de fortaleza e insiste en lo importante que es trabajar mano a mano con un psicólogo. "No quería que una lesión marcase mi retirada", afirma rotunda antes de viajar a París.
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Entre sus nuevos propósitos está independizarse y acabar sus estudios universitarios en Periodismo para ir forjando un futuro más allá de la gimnasia. "Es un camino de aprendizaje total y te hace volver más fuerte", continúa la conversación. Ana comenzó con tan solo seis años practicando Gimnasia Artística, siguiendo el ejemplo y los pasos de su hermano, y descubrió su gran pasión. A los 16, se trasladó de su Sevilla natal a Madrid para seguir su sueño y pronto comenzaron a llegar los títulos. Los últimos, el pasado 2023 cuando, tras reincorporarse al equipo, se proclamó no solo Campeona de España sino también consigió la medalla de plata en la Copa del Mundo de Tel-Aviv.
La gimnasta, que ha conseguido la plaza individual en barra de equilibrio para París 2024, se ha mostrado decepcionada por no haber conseguido la clasificación para el equipo español de Gimnasia Artística, que era el objetivo principal del conjunto. Con gran ilusión y sin perder la sonrisa, la olímpica se prepara mano a mano con el resto de sus compañeras en el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Está volcada en los duros entrenamientos de suelo y barra y, además, trabaja la expresión en las clases semanales de ballet para intentar conseguir la máxima puntuación del jurado. Los ejercicios de Gimnasia Artística duran entre 75 y 90 segundos en las competiciones. Un minuto y medio decisivo, en el que cada gesto es determinante. "Quiero que la gente disfrute conmigo y ojalá poder estar en una final", nos dice minutos antes de comenzar el calentamiento y ante la atenta mirada de sus entrenadoras.
Tiene 25 años y las lesiones han marcado su trayectoria profesional, como la de otras muchas grandes gimnastas españolas, pero también ha conseguido marcar un antes y un después. Se podría decir que Ana Pérez ha sacado varias lecciones de sus dos fatídicos años. Por un lado, trabajar la parte física a la par que la psicológica, a la que da absoluta relevancia. Y por otro, labrarse un futuro al margen de la gimnasia tras plantearse su retirada hace dos años, algo que para su corta edad es un gran varapalo. Antes de acabar la entrevista, la deportista ha querido mandar un mensaje a las compañeras que puedan vivir una situación similar: "A las gimnastas que se tengan que enfrentar a una lesión, les diría que se lo tomen con calma y que hagan caso a los médicos. Al principio, lo verán todo negro y pensarán que es lo peor que les ha pasado, pero es un camino de aprendizaje total que te hace volver más fuerte".