María Xiao© Getty Images

Descubrimos a María Xiao, estandarte del ping pong femenino español en las Olimpiadas: 'Dudo muchas veces de mí'

La deportista de élite, hija de profesionales del tenis de mesa, nos cuenta su historia en la cuenta atrás para disputar su segunda cita olímpica  


20 de julio de 2024 - 8:44 CEST

Pisar por segunda vez la villa olímpica es para María Xiao revivir un sueño, ese que todo deportista imagina saborear al menos una vez a lo largo de su trayectoria. Tras debutar en los Juegos de Tokio en 2021, el estandarte del tenis de mesa femenino en España se prepara para encarar un reto que asume de forma muy diferente a su anterior experiencia, en la que priorizó disfrutar sin apuntar demasiado alto. Ahora lo hace todavía más enfocada, esperanzada y arropada por su fiel aliado Álvaro Robles, con quien ostenta el séptimo puesto del ranking mundial de su disciplina en dobles mixtos, modalidad en la que prometen ponérselo difícil a sus oponentes. 

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© International Table Tennis Federation

Hablamos con ella de los pros y contras de competir en pareja, del síndrome del impostor siendo una número uno, de sus primeros pasos en un deporte que no le cautivó hasta ya pasadas dos décadas de vida, del talento para el ping pong heredado de sus padres Daili Xiao y Yao Li, dos nombres propios del que la catalana considera ‘el deporte más complejo’, del desafío que supone para ella cultivar la parcela personal en su frenético día a día y mucho más. A las puertas de su participación tanto individual como mano a mano con el onubense, que arrancará en tierras francesas el próximo 27 de julio, nos acerca su historia.

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Tus primeros pasos en el tenis de mesa fueron tan pronto que todavía no habías venido al mundo. Tus padres eran profesionales de este deporte y tu madre compitió embarazada de ti. De tu talento, ¿qué porcentaje dirías que es heredado y cuánto has conseguido gracias a tu dedicación y esfuerzo?

Creo que he heredado un 70 u 80 por ciento del talento de mis padres, además, si te soy sincera, a mí desde pequeña no me gustaba el tenis de mesa. Me empezó a gustar ya con entre los 22 y los 24 años, que, al final, es hace poco tiempo, ¿no?

Aunque a día de hoy es tu vida, cuando empezaste con 5 añitos no estabas muy convencida porque veías que tenías que entrenar mientras los niños de tu edad se dedicaban a jugar a juegos infantiles. ¿Cómo te terminaste enganchando? 

La verdad es que yo de pequeña tampoco tenía muchas opciones, es decir, tenía que ir con mi madre sí o sí a los entrenamientos porque sino no tenía con quien quedarme. Entonces, tenía que engancharme, entre comillas, sí o sí, aunque no me gustara. Y, bueno, pienso que tampoco me lo pasaba tan mal porque cuando entrenaba mi madre también había ahí bastantes niños que iban a entrenar o a jugar y me entretenía jugando con ellos, que era a lo que iba al principio, no a entrenar.

En 2019 ya participaste en los Juegos Europeos. ¿Cuándo supiste que te gustaría ir a unas Olimpiadas en nombre de España?

Creo que ir a unos Juegos Olímpicos es el sueño de cualquier deportista. Sea del deporte que sea, si empiezas a practicarlo de forma profesional, creo que el objetivo es ese… Depende del nivel, pero participar seguro que es el objetivo, y si tienes buen nivel, el objetivo sería lograr una medalla, un resultado importante.

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Desde pequeña comenzaste a ser consciente de las renuncias a la vida social que exigía ser atleta. ¿Alguna vez has dudado de si merecía la pena?

No he dudado nunca si valía la pena renunciar a la vida social, pero, claro, veía a la gente teniendo una vida ‘normal’, quedando con amigos después del instituto, viéndose los fines de semana y era consciente de que yo no podía porque tenía torneo o tenía que entrenar. La verdad es que no he tenido mucha vida social y sigo sin tenerla, pero luego creo que cuando ganas un partido, una medalla o algo importante ya sientes que toda renuncia merece la pena. No cambiaría por nada las victorias.

Después de tantos años en la élite, ¿has logrado un equilibrio entre el lado personal y profesional?

Lo estoy intentando y no es nada fácil porque prácticamente solo entreno y estoy en casa. Lo que hago es entrenar, dormir, comer, volver a entrenar… O sea, solo esas tres cosas y, claro, después de los entrenamientos lo que me apetece es descansar. Entonces no, no tengo vida social. Estoy solo con mis compañeros de equipo y de entrenamiento y mis padres.

Estos son tus segundos Juegos tras tu debut en Tokio. En aquella ocasión comentaste que disfrutaste como nunca lo habías hecho. ¿Qué expectativas tienes de esta cita?

Hace tres años en Tokio fueron mis primeros juegos y el objetivo que me planteé entonces fue el de participar porque para mí aquello era un sueño cumplido. Por eso, ahí no había presión alguna, porque el objetivo era ir pensando en disfrutar de la experiencia, en disfrutar de la villa, en disfrutar de jugar rodeada de los mejores deportistas del mundo. Ahora en estos Juegos de París ya el objetivo no es solo participar, sino que quiero algo más porque competiré tanto en la prueba individual como en la de dobles junto a Álvaro y, al ser los número 7 del mundo ahora mismo, ya queremos algo más. Eso significa que habrá más presión y ya no sé si lo voy a disfrutar tanto como en Tokio, pero espero que sí, porque además en Tokio demostré un buen nivel de ping pong. Espero disfrutarlo y rendir todavía más.

Ahora que mencionas a Álvaro Robles, con quien compites en dobles mixtos, derrocháis una complicidad total que se palpa en juego. ¿Cuál dirías que es la clave para conseguirla?

Bajo mi punto de vista, lo más importante de competir en dobles mixtos es animarnos el uno al otro y estar súper enfocados y súper centrados en la mesa. Esa diría que es la clave, porque si estamos centrados y nos animamos nos daremos cuenta de todo lo que ocurre en el partido durante el juego.

¿Qué es lo mejor y lo peor de competir en pareja?

Lo mejor de competir en pareja es que si tengo un día malo está mi compañero y, claro, si yo estoy fallando mucho, aún podemos ganar el partido porque me puedo apoyar en él. Lo malo es lo contrario, es decir, que no estás jugando sola y, aunque estés teniendo un día increíble, no depende sólo de ti. Eso es lo mejor y lo peor de jugar en pareja; pero, valorando todo, disfruto mucho de jugar dobles tanto femeninos como mixtos, me gusta bastante.

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¿Alguno de los dos lleva la voz cantante?

Normalmente es Álvaro quien la lleva porque en dobles mixtos es el chico quien tiene un papel más importante y, de alguna forma, hay que depender un poquito más del chico.

¿Tenéis algún ritual o amuleto que os dé suerte en vuestros partidos?

Nosotros siempre intentamos jugar con la camiseta roja porque no sé si es nuestro color de la suerte, pero nos va bastante bien jugar con esa camiseta, así que si podemos elegir, elegimos el color rojo para jugar.

¿Qué sensaciones tenéis en estas semanas previas a poner rumbo a París? ¿Ves opciones de colgaros una medalla?

Las sensaciones que tenemos ahora son buenas. Creo que somos una de las parejas más fuertes de los Juegos y colgarnos una medalla no es imposible, pero sí que es muy difícil y va a depender también muchísimo del cuadro, del sorteo. Puede pasar de todo, podemos ganar a dos de las parejas que están en el Top 4 del ranking, porque, por ejemplo, la pareja china hemos jugado bastantes veces con contra ellos y no tuvimos opciones, pero a todas las demás parejas sí que se les puede jugar y es un 50-50, yo creo. Así que, ¿porque no soñar con esa medalla?

Este 2024 es la primera vez que España compite en vuestra categoría, que entró en el programa en los pasados Juegos. ¿Qué significa para ti ser pionera?

Es una responsabilidad porque además es la prueba en la que más opciones hay de conseguir un buen resultado y la prueba en la que hay menos participantes, porque solo hay 16 parejas, una pareja por país, y creo que para los que no son asiáticos es la prueba más importante. 

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En cuanto a tus rutinas, ¿cuánto tiempo diario dedicas al entrenamiento físico y a la preparación técnica? ¿Cómo cuidas tu alimentación?

Hago 4 sesiones de físico aproximadamente a la semana de 4 horas y dedico a entrenamiento técnico otras 4 o 5 horas diarias. Dependiendo de cómo me encuentre físicamente son menos o más, pero en general lo hago así. También intento tener una dieta equilibrada, pero me gusta muchísimo comer, y a veces es inevitable saltarme la dieta… Intento comer también cosas que me gustan porque me hace feliz comer, pero siempre buscando ese equilibrio.

Y en el plano mental, ¿cuentas con apoyo psicológico?

Sí, contamos con un psicólogo con el que hablo normalmente una vez a la semana y si estoy en algún campeonato y necesito hablar con él, siempre está disponible. También depende mucho del momento y de lo que ocurre en los partidos, pero mínimo conversamos una vez a la semana.

Una número uno como tú, ¿tiene síndrome del impostor?

Sí. Soy una deportista que dudo muchas veces de mí. Muchas veces creo que no lo puedo hacer hasta que lo hago. Me falta confianza en mí misma y ese aspecto es el que intento mejorar cada día.

¿Alguna vez has pensado en abandonar tu sueño?

Hay días en los que no sale nada y te sientes muy decepcionada y alguna vez creo que sí lo he pensado, las cosas como son, pero, al final, es lo que sé hacer y, claro, ni lo puedo ni lo quiero dejar. Afortunadamente, esas ideas se me quitan rápido de la cabeza.

Por experiencia propia, tus padres saben bien la importancia de tus pasos y los sacrificios que realizas. ¿Te han dado algún consejo de cara a estas Olimpiadas?

Claro. Ellos viven conmigo y son mis entrenadores, por lo que me dan consejos todos los días, pero lo más importante para ellos es que no piense en los resultados, que disfrute de jugar, de estar ahí, y si juego sin preocupaciones y sin presión para ellos es suficiente. Solo quieren que sea feliz y todo lo demás no les importa tanto.

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Si consigues medalla, ¿has pensado en cómo lo celebrarás?

Si consigo una medalla no sé cómo lo celebraría, creo que me tumbaría en el suelo, saltaría a la mesa o no sé, pero lo que tengo claro es que si un día llego a conseguir esa medalla, disfrutaría muchísimo más del ping pong. Y ya no hablo solo cuando vaya a unos Juegos, sino compitiendo en un partido de liga, en un torneo nacional… Porque no hay un logro más importante que ganar una medalla en los Juegos. Eso cambiaría todo, mi tenis de mesa y la forma en que veo las cosas.

¿Cómo animarías a alguien a que siga tu disciplina en los Juegos de París y más allá de estas jornadas?

Le diría que el ping pong es un deporte muy interesante de ver y de practicar, además de ser el deporte más complejo que hay. Vale mucho la pena descubrirlo y probarlo.