El 14 de junio se graduaron en el colegio internacional donde han cursado los últimos años de estudios, en Andorra —su madre fue la encargada de entregar los diplomas a todos los estudiantes—, y ahora Carmen y Sabina, las mellizas de la baronesa Thyssen, viven su verano más especial, antes de poner rumbo a una nueva etapa de sus vidas. El pasado 6 de julio, cumplieron 18 años y lo celebraron con una gran fiesta en una masía de la Costa Brava, una semana antes, y una reunión más íntima con su madre, para soplar las velas el mismo día. Pero, sin duda, han estrenado la mayoría de edad rodeadas de amigos, con los que están disfrutando de un tiempo de relax, sol y mar.
Quizá por ello, estos días se hablaba de alguien especial cerca de Carmen, refiriéndose a un joven con el que fue fotografiada subida en una moto acuática, aunque la propia baronesa ha asegurado a ¡HOLA!, tajante, que no es su novio, sino uno más del grupo de amigos que viajó a Sant Feliú de Guixols para la celebración. Y no se trataba, además, del mismo chico que la acompañó a su primer acto oficial en solitario, la víspera del cumpleaños, cuando Carmen representó a su madre, que se encontraba con fiebre, en la inauguración de la exposición 'Entre Obres' del Espai Carmen Thyssen, y pronunció sus primeras palabras en público con gran solvencia. Junto a ella estaba Guillermo Cervera, sobrino de la baronesa, su mano derecha y Conservador General de la Colección Carmen Thyssen, muy presente además en la vida de las mellizas.
Carmen, excelente estudiante, comenzará sus estudios universitarios en septiembre, en un doble grado de Administración y Dirección de Empresas (ADE) y Relaciones Internacionales, con el fin de continuar el legado museístico familiar. Un paso al frente que la sitúa en el ojo mediático aunque, mientras llega ese momento, es tiempo ahora de divertirse y aprovechar la temporada estival, y estos días se le ha vuelto a ver navegando en el Mata Mua, el motovelero de 40 metros de eslora que Tita adquirió con el barón Thyssen y reformó completamente. Su hermana Sabina, que también estaba en el grupo, más tímida e introvertida que Carmen, es una apasionada de las artes: toca el piano, canta (hace años que recibe clases y tiene tono de soprano) y dibuja, por lo que su formación seguirá por esa vía. Probablemente, no en la universidad. "Nadie está preparado, pero es normal que los hijos abandonen el nido, la vida es así, es inevitable. Que crezcan y se vayan los hijos creo que es la pena que tenemos todos los padres. Mis niñas se han convertido en adolescentes y ya está", nos decía la baronesa hace unos meses, en su casa de Andorra.