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Lucía Martín-Portugués, la reina del sable: 'Mi caso es el ejemplo de que la esgrima y la epilepsia se pueden compaginar'

La madrileña, que todavía está asimilando su pase para los Juegos Olímpicos de París, convive con su enfermedad desde los 17 años


18 de julio de 2024 - 12:58 CEST

La madrileña Lucía Martín-Portugués se dio cuenta desde muy pequeña que el ballet no era lo suyo. La espada se le daba infinitamente mejor. Ahora, es una de las deportistas españolas que va a a representar a España en los Juegos Olímpicos de París 2024. A sus 33 años, convive con la epilepsia, que le fue diagnosticada cuanto tenía 17 años, una enfermedad que no le ha impedido formar parte de la élite deportiva. Las cuatro medallas internacionales que ha conseguido en las dos últimas temporadas le han llevado a ser una fija en el TOP10 del ranking mundial del sable femenino y uno de los nombres que suena con más fuerza en la esgrima. Hablamos con una mujer que es un verdadero ejemplo de superación. 

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Lucía, cuéntanos cómo te sientes, ¿muy nerviosa?

Pues todavía estoy asimilándolo, cada día mejor, viendo que la competición está más cerca y que vamos a poder competir a un nivel muy bueno. El objetivo del grupo, que era devolver la esgrima femenina a los Juegos Olímpicos, lo hemos conseguido.

¿Quién es para ti tu máximo referente en la esgrima?

Para mí significa mucho poder ser la representante de mis compañeras. Yo tuve la oportunidad, con 17 años, de ver que era posible gracias a Araceli Navarro, porque ella consiguió el objetivo de ser olímpica y ahora poder ser yo esa persona es increíble. Para las generaciones que vienen detrás es muy importante. Muchas mujeres cuando entran en la Universidad se retiran del deporte, y creo que es, en parte, porque hay una falta de esos referentes en los que fijarte y ver que puedes dedicarte profesionalmente a ello. Para mí poder ser esa persona para ellas es muy importante.

¿Cuándo y por qué decides cambiar el ballet por la esgrima?

Con siete años vi claro que mi vida iba a ser "menos tutú y más tratrá". Y me cambié. En aquel momento había mujeres que practicaban esgrima, pero no con mi arma, que era el sable; porque el sable en aquella época no era olímpico. Siempre recordaré el apoyo incondicional de mis padres que nunca pusieron ningún problema en que yo practicara un deporte de combate, al contrario.

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¿Qué supuso para ti escuchar una charla de Coral Bistuer?

Siempre que me preguntan a qué deportista histórica me gustaria conocer, siempre digo que a Coral Bistuer porque ella fue la primera mujer que practicaba un deporte de combate que yo vi en mi vida cuando vino a mi pueblo a dar una charla. Recuerdo que fui con mi padre y cuando me explicó que esa mujer se dedicaba a dar patadas un mundo entero se abrió en mi cabeza: ¡Las mujeres pueden hacer deportes de combate!

A 17 años te diagnostican epilepsia. ¿Cómo compaginas tu carrera deportiva con la enfermedad?

A los 17 años sufría de mareos, pero era más complicado que un simple mareo, porque no me acordaba de nada de lo que ocurría durante esos mareos. En esa época murió el futbolista Antonio Puerta y yo me asusté muchísimo porque él se mareaba también, aunque su dolencia era del corazón. Tras varios exámenes un neurólogo me dijo que padecía "una epilepsia de libro". A partir de ahí vinieron más pruebas y al principio fue un shock porque lo primero que piensas es que no vas a poder tener una vida normal, que no vas a poder dedicarte al deporte, que no vas a poder hacer nada. Pero no me rendí, acudí a varios neurólogos hasta que encontré a uno que ya había trabajado con otros deportistas y que encontró la medicación acorde a mí. Después de probar muchas, conseguimos llegar a la estabilidad que tengo ahora. Así que me gustaría mandar un mensaje a la gente que sufre esta enfermedad: que no se resignen, que siempre se puede mejorar tu calidad de vida, aunque sea un poquito.

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¿Qué significan para ti las palabras "insiste, resiste y persiste"?

La frase no es mía pero son tres palabras que me acompañan bastante porque he tenido que atravesar momentos muy complicados en mi vida, como la muerte de mi padre, mi enfermedad, la pérdida de alguna beca, etc. Pero cuando he querido conseguir algo he llegado hasta el final, he insistido y nunca he dejado que nadie me tumbase, he resistido. La esgrima no es tanto agresividad o fuerza, como físico y táctica. Es un deporte muy parecido al ajedrez, tienes que estar siempre por delante del rival. Es importante el físico, por supuesto, pero no es necesario tener un físico excepcional, hay que estar bien para poder aguantar todos los días de competición, que son muchos. Pero realmente en nuestro deporte se podría decir que gana el más listillo.

Estudias Odontología y entrenas a diario. ¿Cuál es la receta para poder llegar a todo?

Sí, estoy en 4.º de Odontología, me queda una asignatura de 4º y 5º, que tengo pendiente porque los años de pandemia, sumado a las siete horas que entreno al día, de lunes a viernes; es complicado compaginarlo.  

¿A qué rival temes más?

A mí, yo soy mi peor enemigo y mi mejor aliado, por eso trabajo tanto la voluntad. Tengo que entrenar mucho para ser capaz de hacer lo que tengo que hacer para ganar. 

¿Solo te manda tu entrenador?

Me defino como indómita o implacable, excepto con José Luis, porque al final él es el líder de toda esta misión y es al que hay que obedecer. Al final, lo decimos de broma, pero él es el único que me manda.

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¿Tienes ganas de disfrutar de la 'experiencia olímpica'?

Sí, claro que sí, porque tengo grandes amigas en otros deportes, va a ser muy bonito. Tendremos algunos días para vivir esa 'experiencia olímpica'. Tengo la suerte de que José Luis, mi entrenador, ha vivido unos Juegos antes, tanto como deportista, como técnico y como entrenador, y estoy segura de que me va a saber guiar para que podamos disfrutar. Y cuanto toque estar concentrados, lo estaremos.

¿Cómo te imaginas la Villa Olímpica?

Tengo muchísimas ganas, he vivido unos Juegos europeos, pero claro, unos olímpicos tienen que ser una pasada. Me imagino subir al avión y tiene que ser precioso, así que ¡cómo tiene que ser cuando lleguemos allí!