Alba Torrens, capitana de la Selección española de baloncesto femenina© Federación Española de Baloncesto

JUEGOS OLÍMPICOS DE PARÍS

¡Palabra de capitana! Alba Torrens nos desvela las claves del éxito de la selección española de baloncesto femenino

Hablamos con la jugadora antes de viajar a París sobre cómo ve al equipo y sus planes de futuro


16 de julio de 2024 - 15:16 CEST

"Ilusión compromiso y amor", con estas tres maravillosas palabras nos define la propia Alba Torrens, capitana de la selección española de baloncesto femenino, su trayectoria durante estos años en el deporte. A escasos días de que los Juegos Olímpicos de París den el pistoletazo de salida, charlamos con la seis veces campeona de la Euroliga sobre cómo ve al equipo ante una competición tan trascendental, sobre todo para ella, que se podría enfrentar a su última campaña olímpica. "Veo cada vez más cerca el final, pero quiero vivir el momento, saborear cada situación y, sobre todo, dar lo mejor de mí en estos Juegos", nos explica. 

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Posado de la Selección femenina de baloncesto antes de los Juegos Olímpicos de París© Federación Española de Baloncesto

Pocas deportistas tienen un palmarés como el de Torrens, que cuenta con seis Euroligas, tres Supercopas de España, dos Ligas españolas, una turca y siete rusas, tres Supercopas nacionales, cinco medallas en Eurobaskets y una medalla olímpica, entre otros reconocimientos. A los 14 años, la deportista comenzó a perfilar su trayectoria deportiva pero no fue hasta los 18 cuando debutó en la élite junto a Miguel Méndez, hoy seleccionador del equipo de baloncesto femenino, en el Celta de Vigo. Alba, que intuye que el final de su carrera está cerca pero sigue dejando su personalidad y fuerza en cada partido, es ahora una de las líderes del equipo español y cree firmemente en el conjunto: "Hemos pasado por muchas situaciones, unas más alegres y otras más tristes, pero siempre hemos permanecido unidas. Ese compromiso, esa unión y el pasárnoslo bien con lo que hacemos son las claves". 

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"Hemos pasado por muchas situaciones, unas más alegres y otras más tristes, pero siempre hemos permanecido unidas. Ese compromiso, esa unión y el pasárnoslo bien con lo que hacemos son las claves"


A sus 34 años, no se plantea dirigir a la selección en un futuro, pero sí le gustaría mantenerse cerca del deporte por todos los valores que transmite y, que ella misma, ha sido capaz también de contagiar a todas las jugadoras de los clubes por los que ha pasado (Real Club Celta, Galatasaray, Ekaterimburgo, Valencia Basket..). Está considerada como una de las mejores jugadoras de la historia del baloncesto de nuestro país, pero, según sus propias palabras, vive las próximas Olimpiadas como si fueran las primeras. "El por qué y el propósito es diferente, pero la ilusión se mantiene", afirma. Fiel a su papel de capitana, Alba Torrens nos atiende después del entrenamiento y justo antes de otro de los actos que marcan su apretada agenda olímpica para hablar de la temporada, de las canastas más difíciles de su vida, de las tediosas lesiones y de sus planes de futuro. Cercana, risueña, con un carisma tan impresionante como sus logros y, sobre todo, con la ilusión de esa niña que comenzó a lanzar sus primeras canastas, la alero que lo ha conseguido todo, ha demostrado una vez más porqué hay que creer en este equipo. 

Alba, cuartos Juegos Olímpicos para una veterana como tú, ¿qué ha significado esta clasificación para ti y cómo lo afrontas?

Estoy muy agradecida de poder estar en un momento tan importante para la Selección femenina de baloncesto. Es una alegría inmensa volver a clasificarnos para unos Juegos Olímpicos. Ya no solo por mí, sino por todas las personas que forman el equipo, tanto jugadoras, entrenadores, staff... Estoy muy contenta y agradecida de haber conseguido el objetivo común y compartirlo siempre sabe mejor.

Eres la actual capitana y líder del equipo desde hace 16 años, ¿cómo se lleva esa presión? ¿Qué tiene de especial este grupo que lideras?

Mi intención como capitana es dar lo mejor de mí tanto en la pista como fuera de ella. Es verdad que en un momento tienes un rol, en otro momento tienes otro, pero siempre con la misma mentalidad de sumar, de dar y de aportar para conseguir los objetivos que nos marquemos. Del equipo destacaría el compromiso y la unión. Hemos pasado por muchas situaciones, unas más alegres y otras más tristes, pero siempre hemos permanecido unidas y ese compromiso, esa unión y el pasárnoslo bien con lo que hacemos son claves.

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Si miras atrás, ¿cómo ha cambiado la Alba que debutó en Pekín hace 16 años y la que veremos en París este mes?

He cambiado tanto dentro como fuera de la pista, y me alegro. De la Alba de Pekín recuerdo esa ilusión, esas primeras veces, no era muy consciente de lo que significaba lo que iba a vivir y creo que justo el cambio está en ser un poco más consciente de lo que significa participar en unos Juegos Olímpicos. El por qué y el propósito es diferente, pero la ilusión se mantiene.

¿Te planteas que pueden ser los últimos Juegos?

Veo cada vez más cerca el final, pero es verdad que no he puesto un día y una hora. No quiero hacerlo antes de acabar, quiero vivir el momento, saborear cada situación y, sobre todo, dar lo mejor de mí en estos Juegos. Y ya veremos después. 

Estás considerada como una de las mejores jugadores del baloncesto español y cuentas con un palmarés impresionante, ¿qué te queda por conseguir y qué broche le pondrías a tu carrera?

Ahora mismo sería volver a estar en unos Juegos Olímpicos y competir como lo hemos hecho. Veremos el resultado, pero el hecho de volver a participar, con lo difícil que es conseguirlo y que como equipo volvamos a competir a nuestro máximo nivel es una satistacción. Puedes planear, soñar, pero la vida siempre te sorprende. Lo que sí deseo es dejarlo tranquila, alegre y agradecida por el camino recorrido y por todo lo que me ha dado el baloncesto, que ha sido muchísimo en todos los sentidos. 

¿Cuál ha sido la canasta más difícil de tu vida: tanto en lo profesional como en lo personal?

La canasta más difícil que hemos metido fue justo en los Juegos Olímpicos de Río. Y yo no fui, pero es sin duda la canasta de mi carrera deportiva. Estábamos en cuartos de final y en el último segundo, Ana Cruz cogió la pelota, se cruzó el campo y tiró un canastón e hizo que pasásemos a semifinales. Se podría decir que es una de las más difíciles y la más importante de mi carrera. 

Y en el terreno personal, te diría que la peor canasta soy yo misma. Al final, tú eres tu máximo rival, tu mayor competidor y te haces las peores críticas. 

© Federación Española de Baloncesto

Las lesiones marcan siempre vuestras temporadas e incluso vuetras carreras, ¿cómo te encuentras física y mentalmente ahora mismo y cómo trabajáis para recuperaros?

Sí, las lesiones son la parte más oscura y, a la vez, están muy presentes. La parte física y la mental van de la mano, no te sabría decir cuál va primero o después. En estos momentos, está más presente la importancia de cuidar la parte mental, no solo en las lesiones, también en el día a día. Cada vez se está trabajando más con ayuda de psicólogos y también individualmente para coger perspetiva y no llevarte a casa lo que pasa en la pista, que es complicado. Y creo que esta conciencia hace que todos nos sintamos un poquito mejor. 

A nivel personal y, sobre todo, siendo mujer… ¿cuáles podrías decir qué han sido los grandes sacrificios que has tenido que hacer para ser deportista de élite y cómo ves el tema de la conciliación?

El mayor sacrificio, que ha sido elegido, es estar lejos de mis personas más queridas. En algunos momentos, he decidido estar más cerca y, en otros, más lejos para luchar por mis sueños profesionales. Cada momento tiene sus oportunidades y esa es la parte más difícil para mi. Además, en este punto de mi carrera, intento no identificarme solo por lo que hago, sino también por lo que soy.

Alba, ¿te ves en un futuro entrenando al equipo o tienes otros planes a largo plazo?

Nunca digas nunca porque no sabes dónde la vida te puede llevar. En estos momentos, te diría que no. Cerca del deporte si que me gustaría estar para exprimir todos los valores que te da y poder trasladarlos a la sociedad pero entrenando ahora mismo no me veo.

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Imagina que en París consigues una medalla olímpica. ¿A quién se la dedicarías y por qué? 

Se la dedicaría a mis personas más queridas porque sin ellas no lo hubiese conseguido. No es un camino que haces solo, es un camino acompañado y no solo en los momentos más difíciles, sino también en las alegrías. Y por supuesto, me gustaría poder compartirlo y agradecer toda la ayuda, el apoyo y que las personas más cercanas hayan confiado en mí cuando yo no lo he hecho. Sería por y para ellos. 

Para finalizar, tres palabras con la que puedas definir tu carrera

 Ilusión, compromiso y amor. 

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