Chábeli Iglesias ha regresado a la televisión con un programa propio tras más de quince años retirada del medio. Aunque el pasado año participó en un especial de Televisión Española con motivo del 80 cumpleaños de su padre, el legendario Julio Iglesias, el último espacio que presentó fue El show de Chábeli en Estados Unidos.
Los Iglesias: her-manos a la obra, estrenado el pasado 9 de julio, que conduce junto a su hermano Julio, se grabó entre España y Miami de finales de enero a finales de abril, lo que permitió a Chábeli pasar más tiempo en Madrid con su madre y sus hermanos y también junto a su familia, ya que su marido, Christian Altaba, que se dedica a la inversiones inmobiliarias y de nuevas tecnologías, y sus hijos, Alejandro y Sofía, también la acompañaron.
En una extensa entrevista en ¡HOLA!, la hija de Isabel Preysler nos habla de cómo ha sido trabajar con su hermano, de lo bien que lo han pasado durante el tiempo que han disfrutado todos juntos en Miraflores, del secreto de su matrimonio camino a su 24 aniversario de boda, de su relación también con Enrique, Tamara y Ana, así como de Alejandro, de 22 años, y Sofía, que cumplió doce en enero.
"Ahora que mis hijos han crecido ya puedo dedicarme más tiempo a otras parcelas de mi vida, en este caso, la televisión", confiesa. "La verdad que siempre ha sido un niño muy sensato, maduro y responsable. Nunca me ha dado ningún disgusto. Es también amable y muy responsable. Es una versión mejorada de sus padres", asegura de Alejandro, que lleva una vida muy discreta en Estados Unidos, se mantiene al margen del foco mediático y está centrado en su formación académica. Siempre ha sido un excelente estudiante y desde muy joven mostró su interés por seguir el camino de su abuelo. Pero no, nos equivoquemos, no se trata del mundo del fútbol y tampoco el de la canción, sino en el ámbito jurídico. Porque si bien no todo el mundo lo sabe, antes de convertirse en la gran estrella de la canción que es, cursaba Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, donde ingresó con 17 años; y el mismo accidente que lo alejó del balón y lo acercó a la música fue también el que le hizo dejar la carrera cuando le faltaba sólo una materia para obtener su título: Derecho Internacional privado. Más de 30 años después, en 2001, una reglamentación aprobada ese año autorizaba a matricularse de nuevo a antiguos alumnos en casos como el suyo, si faltaba solo una asignatura por aprobar aunque hubiera pasado el tiempo, previa autorización de un tribunal que debía valorar los antecedentes académicos. El examen se hizo en la primera planta de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense, en el Departamento de Derecho Internacional. Dos catedráticos de la asignatura y el decano constituyeron el tribunal. Y el mismo Julio contó al diario El Mundo cómo fue: "Fue una escena austera, que nadie piense que llegué y le di dos besos o un abrazo al profesor. Ni nos tuteamos. En todo momento me pareció que allí se estaba haciendo un examen de verdad. Un examen atípico, desde luego. Examinarse a los 57 años de una asignatura practicada a lo largo de más de 33 no puede ser sino un examen atípico. Pero un examen de verdad. El catedrático me hizo siete u ocho preguntas muy concretas que imagino que sabía que yo sería capaz de contestar. Después de todo, yo he ejercido el Derecho Internacional Privado durante los últimos 35 años; he sido yo quien ha escrito casi todos mis contratos. Eran preguntas muy concretas de carácter muy práctico. Estuve allí hablando unos 25 minutos o media hora y, sí, conseguí el título de Derecho. Pero es un título más honorífico que otra cosa. Lógicamente, no voy a ejercer de abogado a estas alturas".
Así, el nieto mayor de Julio Iglesias, que vino al mundo el 12 de enero de 2002, casi cuatro meses antes de lo previsto, se ha convertido en un joven estudiante de Derecho que cursa ya tercer curso en una universidad americana. Aún le quedan otros cuatro porque allí "son siete años, Todavía no trabaja, aunque sí ha estado haciendo prácticas en verano en una firma de abogados", nos dice su madre, que reconoce que "sí, mi padre está muy orgulloso de él". A Julio "¡le encanta ejercer de abuelo! Suelen tener larguísimas conversaciones, sobre todo de filosofía, que es un tema que les apasiona a los dos. También a mi padre, le encanta darle consejos sobre la vida".
Alejandro es asimismo el ojito derecho de su abuela: "Mi madre tiene devoción por su nieto y siempre hacen por verse lo máximo posible", nos descubre Chábeli. Y es que, según Isabel, su llegada al mundo, en el quinto mes de embarazo y pensando menos de un kilo, fue el momento más angustioso que ha vivido: "No sabíamos si saldría adelante… Pasamos una temporada llena de angustia, preocupación y miedo. Y fíjate lo grandísimo y lo sanísimo que está. De eso sí que hay que dar gracias", explicaba muy orgullosa en ¡HOLA!. "Sé perfectamente que una abuela no debería tener 'debilidades', pero creo que lo justifica un poco el que el nacimiento de Alejandro fuera muy complicado, que estuviera en una incubadora bastante tiempo y que todos sufriéramos mucho", añadía.
Alejandro es también la debilidad de sus tíos. Tamara ha expresado en alguna ocasión lo estrecha que es su relación con su sobrino -quien hace un año asistía a su boda junto a su novia- y Julio confesó en nuestras páginas el año pasado con motivo de las memorias por su 50 cumpleaños que de todos al que más unido está es "a mi sobrino, Alejandro, el hijo de mi hermana Chábeli, porque tiene 21 años. Me llevo muy bien con él, es muy simpático, está ya en la universidad. Mis sobrinos por parte de Ana y de Enrique son muy pequeños".
"Alejandro es súper protector con su hermana y la echa mucho de menos cuando está fuera de casa", añade Chábeli, que se define a sí misma como "una madre protectora, cariñosa, disciplinada y exigente. Intento ser amiga de mis hijos".