Un viaje al corazón de la historia, de la tradición y de lo que significa la palabra familia. En un entorno incomparable, el majestuoso Palacio López de Cogolludo del siglo XVIII, la actual vivienda del interiorista Luis Puerta, la firma de joyería Suárez, con Juan Suárez —CEO del grupo— como anfitrión, reunió a un exclusivo grupo de amigas de la marca, para continuar conmemorando el 80 aniversario de la firma. Andrea Pascual, la chef Karla Covarrubias, la escritora y coach Claudia Osborne, la artista Lulu Figueroa, Amparo Corsini, la aristócrata y colaboradora de ¡HOLA! Living Alejandra de Rojas, las interioristas Mercedes Peralta y Mercedes Valdenebro, entre otros, no quisieron perderse este exclusivo encuentro.
A tan solo una hora de Madrid, el mundo parecía que se había paralizado al cruzar la puerta de la Casa Palacio en pleno centro de la Alcarria, en Tendilla (Guadalajara). Una atmósfera de paz y belleza que se fusionaba, a la perfección, con las maravillosas piezas de la colección de Alta Joyería que la firma expuso en la biblioteca de la casa. El Art Decó fue el movimiento artístico sobre el que giró la retrospectiva de las ocho décadas de historia de este legado familiar. Pasado y presente unidos, en donde cada una de las piezas que se presentaron rescataba los códigos y valores que han acompañado a la familia Suárez durante estas ocho décadas.
Karla Covarrubias, Lulu Figueroa, Amparo Corsini, Mercedes Peralta y Mercedes Valdenebro también asistieron a este exclusivo encuentro de amigas fabulosas en la Alcarria
Además, hubo tiempo para aprender de la mano de los expertos, y las invitadas a este exclusivo encuentro tuvieron el privilegio de contar con la sabiduría de la experiencia familiar con la que ha crecido Juan Suárez, y disfrutar de un exclusivo taller de joyería, en donde conocieron cómo es el proceso de elaboración y creación de cada una de las excepcionales piezas que diseñan. En un distendido coloquio, Juan Suárez contagiaba su pasión heredada y todas quedaron maravilladas al conocer qué había detrás de una exclusiva joya y cómo se daba forma a los excepcionales rubíes, zafiros o esmeraldas que allí se albergaban.
Después, tras una mañana de risas y confidencias, otra saga familiar, Horcher, fue la encarga de deleitar a los asistentes con una comida donde no pudo faltar su clásico postre, el Baumkuchen, servido en los jardines de la casa, y con el que se puso el broche de oro a un día en el que fuimos testigos del gran saber hacer de la familia Suárez. Una historia brillante.