La historia de Laura Fuertes no es la de una deportista de élite cualquiera. A los 16 años y tras intentarlo primero en natación, decidió cambiar de rumbo y una oferta de tres meses por uno en un gimnasio de Gijón le abrió, sin ella saberlo, las puertas a su futuro olímpico. "Es un sueño asistir a los Juegos Olímpicos y ser la primera que lo consigue. Romper esa barrera es increíble, pero espero que después de mi vengan muchas más", afirma tranquila desde su casa de Gijón, su ciudad natal, donde ha podido pasar unos días descanso junto a su familia. Laura, primera boxeadora española que competirá en unos Juegos Olímpicos, tiene ahora 25 años y debutó en el ring hace diez, precisamente en casa, en el Palacio de los Deportes de Gijón, y con el apoyo de sus padres y su hermana, que tampoco se perderán su debut en París.
Antes de una competición, Laura, que se define como una chica muy métodica, sigue siempre los mismos rituales: la maleta la hace siempre de la misma manera y, para salir al ring, se motiva con la canción Cuestión de Fe (de Natos y Waor). En el año 2022, se alzó con la medalla de bronce en el Mundial -siendo la primera española en conseguirlo- y, tras los Juegos Europeos de Cracovia, selló su pasaporte para París 2024. Ahora, tiene como objetivo dedicarse al boxeo profesional. "El boxeo me ha inculcado un montón de sentimientos, no solo a nivel deportivo, sino también en mi vida cotidiana", explica durante la entrevista, donde contagia su pasión por esta disciplina. La ilusión por los Juegos, aunque lleva meses esperando el pistoletazo de salida, sigue intacta, e incluso sueña ya con la Villa Olímpica, donde le gustaría compartir habitación con su gran amiga Lucía Martín-Portugués, que competirá en Esgrima.
La primera pregunta es más que evidente, ¿qué se siente al ser la primera mujer que representará a España en Boxeo para unos Juegos Olímpicos?
Es un sueño asistir a los Juegos Olímpicos y ser la primera que lo consigue. Romper esa barrera es increíble, pero espero que después de mi vengan muchas más.
Laura, cuéntanos cómo empezaste en este deporte.
Desde pequeña fui tocando muchos deportes. Competí ocho años en natación, pero llegó el momento en el que ya no me motivaba ir a entrenar o competir y lo dejé. Siempre me habían llamado la atención los deportes de contacto y empecé con el karate, sin embargo, gracias a un conocido fui a una velada de boxeo y dije "esto esto es lo quiero hacer". A raíz de una oferta de tres meses por uno que salió en un gimnasio en Gijón, lo probé.
¿Has encontrado muchas trabas por ser mujer en un mundo ‘considerado para hombres’?
Trabas como tal, no. Siempre están las típicas personas que siguen pensando que el boxeo es un deporte de hombres, que tienen el estigma de las boxeadoras de las películas. Te dicen que eres muy guapa para hacer boxeo, que te pueden romper la nariz. Tienes que hacer oídos sordos, seguir con tu trabajo y demostrar que eres buena con los resultados. Luego están las redes sociales, que cualquiera te puede decir lo que quiera escondido tras un usuario.
¿Qué valores te ha enseñado este deporte y cuáles intentas tú también inculcar en el ring?
Sobre todo disciplina y sacrificio. El boxeo me ha inculcado un montón de sentimientos, no solo a nivel deportivo, sino también en mi vida cotidiana. A la gente me gustaría transmitirles que hay que trabajar por lo que te apasiona, y si no te apasiona, no hay que tener miedo al cambio porque pueden venir cosas mejores.
¿Crees que el boxeo está evolucionando de tal manera que ya una niña que sueñe con seguir tus pasos lo tendrá más fácil?
Totalmente. El boxeo está de moda. Tú vas a cualquier gimnasio y ves un montón de niños y de niñas practicando boxeo. También creo que el tener referentes como yo, que he conseguido la medalla de bronce en el Mundial o la primera clasificación para los Juegos Olímpicos, ayuda mucho a dar visibilidad.
Hablemos de París, ¿cómo vives estos meses previos a los Juegos de París?
Al principio lo llevaba con más calma, pero ahora tengo un montón de ganas de vivir toda la experiencia olímpica. ¡Y todavía quedan 50 días!
A los 20 años emprendes un nuevo camino y en una nueva ciudad, ¿cómo has llevado el traslado y la distancia?
Hay un montón de gente que se va a vivir fuera, pero es muy diferente. Nosotros no tenemos festivos, los fines de semana entrenamos e incluso tenemos que estar controlando la dieta y los descansos. Solo tenemos el domingo para descansar y un viaje de cuatro horas para ir a casa no me compensa. Cuando me fui a Madrid, sabía que estar lejos de la familia iba ser duro pero no voy a estar aquí siempre porque la carrera del deportista se acaba. Cuando me concentré por primera vez, estuve con unas compañeras geniales, hicimos piña y ahora somos un superequipo, no estoy sola. Ya tengo otra familia en Madrid. Gente que te apoya, que está viviendo lo mismo que tú y saben lo que estás pasando.
¿Te has planteado alguna vez dejarlo todo?
Sí, con el Covid. La cuarentena la pasé en mi casa de Gijón con mis padres y disfruté de ellos un montón. Ahí fue cuando me planteé si de verdad merecía la pena estar lejos de la familia. Cuando nos volvieron a concentrar, me dije que no iba a tirar todo por la borda, tenía que luchar por mi sueño y al final lo he conseguido. Así que estoy muy contenta.
Hablemos del ring, ¿tienes algún ritual antes de empezar?
Tengo muchísimos. Hago siempre todo igual, desde guardar la ropa en la maleta de la misma manera a escuchar siempre la misma canción.
¿Y cómo se recupera un boxeador después de una competición con tanto golpe?
Con mucho descanso, tenemos la suerte también de tener un fisio genial y luego en los entrenos tenemos que controlar mucho las cargas y los descansos.
¿Cómo es tu preparación física y mental y cómo te ayuda el psicólogo, en tu caso, en estos momentos?
Sí, estoy trabajando con un psicólogo, así que por la parte mental estoy tranquila. Por la parte física, los días antes de la competición simplemente son entrenamientos cortos para mantener el peso y estar activos para llegar en la mejor forma y con la menor fatiga posible al combate.
¿ Cuál ha sido el golpe fuera del ring que más te ha marcado?
El perder a algún familiar cuando estás lejos o cuando pasa algo en tu familia. Es una de las cosas que peor llevo.
¿Son más duros los golpes del ring o los de la vida?
Sin duda alguna, los de la vida. En el ring tienes cómo defenderte con tus contraataques, tus contragolpes...
¿Puede vivir un deportista de ser boxeador profesional o necesita un trabajo y luego tiempo para entrenar?
Actualmente, yo puedo vivir de esto gracias a mis resultados. Es muy difícil vivir del boxeo porque no somos futbolistas. Tenemos la suerte de que la Federación se está moviendo y de tener patrocinadores. En general, te tienes que buscar la vida y eso es difícil para dedicarte completa y exclusivamente a ser la mejor boxeadora.
Hablanos también del día a día en el Centro de Alto Rendimiento, ¿cómo es la convivencia con el resto de deportistas y cómo llevas la rutina de entrenamiento?
Yo vivo en la residencia Joaquín Blume, dentro del Centro de Alto Rendimiento de Madrid. Nos levantamos a las 8.00 horas para entrenar la parte física de lunes a viernes. Por la mañana toca cardio y por la tarde tenemos boxeo. Comemos y cenamos allí y los ratos que tengo sin entrenamiento intento descansar, leer un poco y desconectar.
¿Y la relación con las compañeras?
Nos apoyamos un montón. También tengo amistades fuera del boxeo, que es bastante importante. Como, por ejemplo, con Lucía Martín-Portugués, que se ha clasificado en Esgrima para los Juegos Olímpicos de París. Me hace mucha ilusión verla competir en directo. Seguro que coincidimos en la Villa Olímpica e incluso espero que nos toque compartir habitación.
Y a nivel personal… ¿cómo te planteas el futuro a corto y largo plazo?
A corto plazo, seguir entrenando para mejorar cada día como boxeadora. A largo, pasarme al boxeo profesional y volver a clasificarme en otros Juegos Olímpicos.
¿Y aparte del boxeo te estás preparando para tener un plan B?
Estoy estudiando Comunicación Audiovisual en la UCAM (Universidad Católica de Murcia). Me gusta muchísimo la fotografía y espero también dedicarme a ello. Además, también me gustaría seguir ligada al boxeo como entrenadora.
Piensa en París, ¿cuál sería la fotografía que te gustaría hacer?
Me encantaría que me hicieran a mí la fotografía en el podio y con el oro.
Ese momento, ¿a quién se lo dedicarías?
A mi familia y a todo el mundo que me ha apoyado durante este tiempo.
¿Dónde te gustaría estar de aquí a diez años?
Me imagino feliz, sin que me haya quedado algo por hacer. E, incluso, me veo teniendo ya una familia.