El pasado fin de semana tuvo lugar una de las bodas más importantes en lo que llevamos de temporada. Natalia Santos, la única chica de los tres hijos de Cristina Yanes y José Luis Santos, y Esteban Rivas, el único varón de los cinco hijos de Esteban Rivas, se dieron el 'sí, quiero' en Valencia, uniendo para siempre dos grandes dinastías empresariales. Por la estrecha relación de amistad entre sus padres, Natalia y Esteban se conocían desde pequeños y fue en su adolescencia cuando surgió entre ellos un romance que terminó en un noviazgo adulto, discreto y muy feliz, que les llevó hasta el altar. Han crecido juntos y aprendido a amar en el camino, de la mano. Por ello, lo suyo fue una celebración por todo lo alto, que duró hasta tres días de festejos y dejando para el recuerdo momentos inolvidables del paso más importante de sus vidas.
El enlace reunió a más de 600 invitados, entre los que se encontraban familiares, amigos y gran parte de la élite social y empresarial de nuestro país. Rostros como Paloma Cuevas, Margarita Vargas y Luis Alfonso de Borbón, o el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, y su mujer, Teresa Urquijo, fueron algunas de las personalidades que asistieron el pasado sábado a la iglesia de Santa Catalina y San Agustín para presenciar el 'sí, quiero' de Natalia y Esteban.
La novia llegó a la iglesia a bordo de un Roll-Royce Silver Cloud, acompañada de su padre, José Luis Santos, que, emocionado, llevó a su única hija hacia el altar, protagonizando uno de los momentos más especiales de la boda. Con una sonrisa que iluminaba todo su rostro, y del brazo de su padre, Natalia entraba por la puerta del antiguo convento de frailes ermitaños de San Agustín, al son de Ave María de Lourdes, y destapando el secreto mejor guardado: su vestido de novia. Natalia confió en las manos expertas del atelier Navascués, la misma firma que creó el vestido de Teresa Urquijo, íntima amiga de la novia. El diseño consistió en un vestido de crepé de seda, con falda de línea fluida y terminaciones en escote y bajo de ondas, con mangas abullonadas confeccionadas en tul bordado en plumeti y también terminadas en ondas. Cada detalle confería un look muy clásico, incluidos la cola, de tres metro y medio de largo, y el velo, donde se utilizaron más de 40 metros de tul bordado. Pero la joya del look nupcial fue, sin duda, la espectacular tiara que lució. Natalia escogió la misma que llevó su madre en su boda, una diadema familiar compuesta por 1255 diamantes, compuestos en nueve flores con centros de aguamarinas y rodeadas de brillantes, aunque con una ligera modificación, ya que Natalia quiso sustituir los centros de diamantes por aguamarinas.
Fue una ceremonia preciosa y muy especial, donde las miradas de amor y las emociones a flor de piel fueron los protagonistas y la orquesta creaba un ambiente lleno de espiritualidad que conmovió los corazones de los contrayentes e invitados. Después de convertirse en marido y mujer, Esteban y Natalia salieron entre vitores y aplausos de la iglesia y pusieron rumbo al hotel Las Arenas, el único hotel-spa de 5 estrellas de gran lujo en Valencia, y propiedad del grupo hotelero familiar de los Santos. Allí dio comienzo a la celebración del banquete, donde predominaron las referencias a la cultura valenciana, desde el menú, donde se sirvieron platos como 'cremá' de tomates rojos o verdes de la huerta valenciana con minitartar de bogavante, o la recena de horchata con fartons, hasta la temática del seating plan.