De las lágrimas de emoción a la euforia, así vivió Lewis Hamilton su primera victoria desde 2021 en el Gran Premio de Gran Bretaña. El piloto británico logró vencer en casa y ante su público después de dos años y medio sin lograrlo. Las imágenes de Hamilton llorando desconsolado no tardaron en dar vuelta al mundo y la celebración con su familia, incluido su perro Roscoe, acaparó todos los flashes. "No puedo parar de llorar", decía mientras se secaba las lágrimas. "Desde 2021, todos los días me levanto para luchar, entrenar, ponerme a trabajar lo más duro que puedo. Esta es mi última carrera aquí con este increíble equipo [Mercedes] y quería ganarla para ellos. Estaré eternamente agradecido a todo este equipo".
La próxima temporada dejará Mercedes para comenzar en Ferrari después de 945 largos días en los que no logró una victoria -la última en diciembre en el GP de Arabia Saudí en 2021-. "Es muy duro para cualquiera, pero lo importante es seguir levantándote y esforzándote incluso cuando sientes que estás en el fondo", dijo Hamilton sobre sus últimas temporadas. "Definitivamente ha habido días desde 2021 en los que no sentí que era lo suficientemente bueno o si iba a volver a donde estoy hoy. Pero lo importante es que tengo gente estupenda a mi alrededor que sigue apoyándome a mí y a mi equipo. Cada vez que me acerco a ellos y los veo, me esfuerzo y eso me anima a seguir haciéndolo".
La estrella británica se fundió en un abrazo con su madre, Carmen Larbalestier, después de una victoria tan anhelada y fue fotografiado llorando como un niño en los brazos de su padre Anthony Hamilton. Toda su familia se unió a la celebración, incluso su perro, un bulldog de nombre Roscoe, al que cogió en brazos y subió al escenario. Roscoe Hamilton es un perro muy conocido en las redes sociales y su fama se la debe a su dueño, que le suele pasear por el paddock de los circuitos de Fórmula 1. "Felicidades papá. Soy el amuleto de la buena suerte", señalan desde su perfil oficial en el que el protagonista canino cuenta con más de un millón de seguidores.
Quién es su familia
El piloto de la escudería Mercedes Benz es hijo de Anthony Hamilton, de origen británico pero ascendencia granadina, y de Carmen Larbalestier, nacida en Birmingham. Juntos tuvieron dos hijos Lewis y Nicholas, que nació con una parálisis cerebral, pero que también se dedica al automovilismo y ha logrado convertirse en otro campeón batiendo récords en el Campeonato Británico de Turismo de Carretera, donde compite con un vehículo adaptado. “Mis papás se separaron cuando yo tenía dos años y crecí con mi mamá hasta los ocho. Pasaba solo los fines de semana con mi papá pero él no tenía idea qué hacer conmigo”, contó el piloto de Mercedes en una entrevista con David Letterman. "Mi papá tuvo la idea de comprar un kart usado. Fuimos a la tienda y lo condujimos por la noche. Me encantó, naturalmente, y encontramos un hipódromo cerca y empezamos a practicar ahí. No teníamos idea de lo que hacíamos", reveló el que años después se convertiría en siete veces campeón del mundo de la Fórmula 1. Anthony Hamilton descubrió la pasión que sentía su hijo por los coches, lo guió y se puso enteramente a su disposición incluso llegando a sacrificar todo su dinero, sus ahorros e incluso llegó a hipotecar la casa en varias ocasiones porque era un deporte realmente caro.
Sin embargo, todo se rompió cuando en marzo de 2010 Lewis Hamilton decidió despedirle como manager. “Ya tengo 25 años y creo que era inevitable hacer un cambio en algún momento. Trabajo con él desde que tengo 8 años, ha sido difícil hacer las cosas como padre e hijo. Cuando estábamos en la pista, siempre fue mi mánager, por lo que siempre hizo las cosas de negocios, no de padre”, confesó en unas declaraciones a Autosport “Estoy muy, muy emocionado de tenerlo ahora como papá. Además, podrá venir a las carreras que quiera”, comentó. Pero no fue así, durante un año y medio padre e hijo se distanciaron por completo. Con el tiempo se volvieron a encontrar y se centraron en volver a ser felices. Por eso la fotografía de este fin de semana de Lewis Hamilton abrazado a su padre sin poder parar de llorar como hace tantas décadas es una imagen cargada de emoción y simbolismo por tantos años de esfuerzo de padre e hijo antes de llegar a lo más alto de la Fórmula 1.