A sus 47 años, Esther Cañadas mantiene intacta su escultural figura, con la que se convirtió en supermodelo a finales de los 90. Así lo demuestran estas imágenes, tomadas la semana pasada en Ibiza, durante un estupendo día junto a su hija, Galia, de nueve años, en aguas mediterráneas. Durante su paseo en alta mar, ambas practicaron paddle surf y tomaron el sol, a la vez que derrochaban complicidad. "Es un privilegio verte crecer y sostener tu mano en el camino. El mejor equipo de todos los tiempos. Ser tu mamá es la bendición más grande", le escribió la top a su niña el pasado mayo por el Día de la Madre.
"Es un privilegio verte crecer y sostener tu mano en el camino. El mejor equipo de todos los tiempos", le escribió la 'top' a su niña hace dos meses
Esther tuvo a Galia en diciembre de 2014. La llegada se produjo después de que la modelo decidiera tomarse un 'impasse', aunque ese tiempo se prolongó más de lo previsto a causa de una enfermedad inmunológica. "Paré por mi propia iniciativa, pero tuve que seguir ese parón porque un diagnóstico me obligó", acaba de declarar Esther a El País, donde también cuenta cómo vivió la transformación de su cuerpo mientras estuvo recibiendo su tratamiento con 'cortisona'.
Un parón y un 'privilegio increíble'
Durante esos diez años alejada de las pasarelas, Esther tuvo a su niña y, ya en febrero de 2020, volvió por la puerta grande en la Semana de la Moda de París. "Tuve el privilegio increíble de haber pasado muchísimo tiempo con mi hija cuando nació y de pasar los primeros años de su vida dedicada a su crianza. No es algo que todo el mundo puede elegir", cuenta la modelo en la misma entrevista. "Quería que ella viera mi regreso a esta industria y que comprendiera que, si te esfuerzas, puedes hacer lo que quieras, pero que, para volver a estar en la posición en la que estoy ahora, necesitas una entrega, una dedicación, una constancia", añade.
"Si hubiera podido, hubiera tenido seis o siete hijos. Pero la vida te compensa y tengo una que vale por diez", acaba de confesar Esther
Como se aprecia perfectamente en las fotografías que acompañan a estas líneas, Esther disfruta al máximo de su hija cuando no viaja por trabajo. "La maternidad es la cosa más increíble del mundo. Si hubiera podido, hubiera tenido seis o siete hijos. Pero la vida te compensa y tengo una hija que vale por diez", afirma en la misma publicación.