Andy Murray, uno de los tenistas más exitosos de los últimos tiempos, recibió un emotivo homenaje en Wimbledon, torneó que conquistó en 2013 y 2016, tras quedar eliminado de la competición de dobles junto a su hermano Jamie al perder contra los australianos Rinky Hijikata y John Peers.
En los marcadores de Wimbledon se proyectó un vídeo con los mejores momentos de su carrera y las declaraciones de sus compañeros Roger Federer, Rafael Nadal, Novak Djokovic y Serena Williams.
El escocés, de 37 años, no pudo contener la emoción y rompió a llorar mientras su familia le aplaudía desde las gradas. "Ver el vídeo fue bonito, pero también muy duro porque sabes que está llegando el final de algo que te ha encantado hacer durante tanto tiempo", declaró después en la rueda de prensa. "Este año ha sido duro con el tobillo, la operación de espalda y la cadera. Estoy listo para dejar de jugar porque ya no puedo hacerlo al nivel que me gustaría", lamentó.
Murray también contó que fue una grata sorpresa ver a su mujer, Kim Sears, con sus dos hijas mayores, Sophia y Edie, en el estadio. "No sabía que iban a venir", confesó. "Cuando estábamos esperando en los vestuarios, vi en uno de los televisores que estaban allí sentados junto a mi mujer. Fue bonito. Sólo habían estado en otro partido en el que jugué y se sentaron en las gradas, en Nottingham, el año pasado", declaró.
El tenista se casó con Kim el 11 de abril de 2015 en Escocia. Para el gran día, el deportista y su pareja organizaron una ceremonia tradicional en la que cada detalle tenía un toque clásico escocés. El 'sí, quiero' tuvo como escenario la Catedral de Dunblane y ya convertidos en marido y mujer, los contrayentes y sus invitados (entre ellos Álex Corretja y Martina Klein) se trasladaron al Hotel Cromlix House, una mansión victoriana construida en el siglo XV que el tenista convirtió en un hotel de cinco estrellas en 2013.
Este importante paso llegó diez años después de conocerse gracias al padre de ella, Nigel Sears, que era entrenador de tenis. Tras la boda, llegaron los niños: Sophia, Olivia, Edie, que tienen siete, seis y cuatro años, respectivamente, y el benjamín de la casa, que vino al mundo en 2021 y todavía se desconoce su nombre.
El escocés pasó un auténtico calvario por culpa de una lesión de cadera que estuvo a punto de poner fin a su carrera en 2019. Afortunadamente, tres años después regresó a la pista y dio las gracias a su mujer y a sus hijos por ser su mejor medicina en los momentos más complicados. "Ha sido un largo camino para volver aquí", dijo al jugar de nuevo en el torneo de Sidney. "Me gustaría agradecérselo a mi familia, que está en casa. No sé si me estarán viendo, pero los extraño a todos", añadió, ya que él se encontraba solo en Australia mientras Kim permanecía en su residencia de Oxshott, Surrey, con los niños.