El sábado 6 de julio Carmen y Sabina, las mellizas de la baronesa Thyssen cumplen 18 años. Nacidas en Los Ángeles, en 2006, por gestación subrogada, las celebraciones de su mayoría de edad están enmarcadas en dos acontecimientos muy alejados de una gran puesta de largo tradicional. El primero de ellos tuvo lugar el pasado 29 de junio, antes del inicio de las vacaciones, tal y como ellas han deseado que fuera: una fiesta con sus amigos. Para ello alquilaron una masía en la Costa Brava, no muy lejos de la querida Mas Mañanas, la casa donde pasaron sus primeros años y a la que regresan todos los veranos con la baronesa, y contaron con la ayuda de una organizadora de eventos que les hizo más fáciles los preparativos. No había compromisos de su madre, solo sus amistades, chicos y chicas de su edad, y tuvieron decisión en todos los detalles, incluidos, por supuesto, los vestidos que eligieron para la ocasión y que fueron regalo de Tita. Eso sí, la baronesa supervisó todo, como era de esperar.
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La segunda celebración, el propio sábado 6, tendrá lugar en casa y será una reunión íntima y estrictamente familiar para que Carmen y Sabina soplen las velas de sus 18 años acompañadas de la baronesa, que se reúne con ellas tras pasar unos días en Marbella haciendo frente a sus compromisos como presidenta del patronato del Museo Carmen Thyssen de Málaga, además de otros asuntos.
También las mellizas han pasado unos días en Menorca junto a sus amigos antes de encaminar la recta final hacia su mayoría de edad, que supone el inicio de una nueva etapa en sus vidas tras haber terminado su formación escolar el pasado 14 de junio en el centro internacional andorrano donde han estudiado hasta ahora. Fue la baronesa quién entregó los diplomas no solo a sus hijas sino a todos los estudiantes que graduaban junto a ellas.
Los caminos que tomarán las mellizas serán distintos. Carmen, una estudiante de diez, cursará ADE y Relaciones Internacionales preparando su futuro "siendo consciente de sus responsabilidades con los negocios familiares y con el mundo del arte en el que se está implicando", nos decía la baronesa en una entrevista en ¡HOLA! hace unos meses. "Nunca les he dicho lo que tienen que hacer porque creo que deben ser ellas mismas quienes elijan. Les puedes aconsejar, claro, sin forzarlas. Sí quisiera que se dedicasen a gestionar los museos que tenemos y Carmen está decidida", nos contaba. Aunque en un principio se barajó la universidad de Harvard, finalmente se quedará en España, y tras pasar con creces la selección de varias de las escuelas de negocios más prestigiosas del país, estos días tomará la decisión final. Sabina, más tímida e introvertida que su hermana –a quien hemos visto en varios actos públicos en los últimos meses acompañando a la baronesa-, es más artista, toca el piano, canta (hace años que recibe clases y tiene tono de soprano) y dibuja, por lo que su formación seguirá por ese camino, pero probablemente no en la universidad.
Antes de que vinieran al mundo "me dije: la que nazca primero se llamará Carmen. Y ella es como mi madre, seria, disciplinada..", nos decía la Baronesa en otra entrevista con motivo de la apertura de su hotel The Pink Elephant en S'Agaró. Sobre Sabina, contaba que lleva el nombre "de mi abuela, que era así como yo, un poco gamberra". Y la definía como "una artista" que "cuenta historias a través de los comics. Y te coge el acento de cualquier idioma. Lo mismo parece que es rusa, inglesa, italiana o americana". "De boda y casarse" a esta edad tan temprana no es un asunto que traten, nos explicaba, "pero sí hablan conmigo de chicos. Yo procuro que lo hagan porque quiero que me cuenten esas cosas". “Mi mayor preocupación es que pierdan el tiempo con una persona que no sea adecuada —ríe— y afecte a sus vidas y, si eso ocurre, en el amor también se aprende”
El patrimonio museístico de la baronesa Thyssen, además, no deja de expandirse. Está especialmente ilusionada con el museo que abrirá en Barcelona, su ciudad natal, en el edificio del histórico cine Comedia en el Paseo de Gracia. Se hará en unión también con el que ya está en proceso en Sant Feliú de Guíxols, para albergar la extensa colección catalana de los siglos XVIII, XIX y XX de la mecenas.