Marta Hazas y Javier Veiga forman una pareja con un sentido del humor ejemplar. No es de extrañar que en su grupo de amigos tengan fama de simpáticos y divertidos y de buenos anfitriones de cenas y reuniones en su casa. Se conocieron rodando Muertos de amor, hace doce años y, camino de celebrar el octavo aniversario de boda, forman un tándem de éxito en el amor y el trabajo. Han sido muchas las ocasiones en las que los hemos visto juntos en pantalla o sobre las tablas —ahora también en las riendas de su productora, Medio Limón—, pero, en esa ocasión especial, "debutan" como pareja modelo siendo protagonistas de la colección de verano de Cortefiel, firma con la que la actriz ya había colaborado antes en algunas ocasiones.
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—Os vemos aquí como una pareja modelo, ¿también lo sois en la vida real?
MARTA.—(Ríe). Bueno, por lo menos intentamos ser lo que nos gusta ser. Igual que intentamos quedar bien en las fotos, pues intentamos pasarlo bien en la vida.
—Habéis trabajado muchas veces juntos antes, pero no en algo relacionado con la moda, diferente a lo vuestro.
M.—Bueno, pero al fin y al cabo esto nos pareció un paseo, fue divertidísimo. El equipo de Cortefiel es muy majo y la verdad es que es como más fácil, ¿no? No hay que estudiar el día antes, no es nuestra responsabilidad porque no se trata de algo que estemos produciendo. Además, Javi ya me robaba las camisas de Cortefiel… Para el estreno de «Barbie», por ejemplo, se puso una rosa, así que es una ropa que nos gusta y nos encaja y era todo muy sencillo comparado con el rodaje de una película o una serie.
JAVIER.—Fue muy divertido. Marta está más acostumbrada y a mí me ha hecho mucha gracia esto de ser por un día actor/modelo.
—Marta, de la colección de Cortefiel para ese verano, ¿qué flechazos has tenido?
—Pues estoy eligiendo, porque ha habido varios —ríe—. El vestido que tiene «cut outs» en los lados, en tonos rojos y fucsias, es muy bonito y favorece muchísimo. Y de esa misma tela han hecho una falda pareo larga y muy estilosa que queda fenomenal tanto con el bikini como con un jersey de punto. Y después, para fondo de armario, hay un vestido camisero básico blanco con una caída muy chula. Esas prendas me han encantado, la verdad.
—Javier, visto que ya «robabas» antes las camisas de tu mujer, ¿qué es lo que más te ha gustado?
—Lo que más me ha gustado son las alpargatas. No te digo más que me he quedado con dos pares —ríe—. Creo que no me voy a poner otra cosa en todo el verano. Es más, si tiene más colores, me iré a por ellas. Ha sido mi descubrimiento. No he dormido con ellas de casualidad —ríe—.
—Tomáis el relevo de otras conocidas parejas que también han sido protagonistas del verano de Cortefiel, ¿os habéis fijado en ellos?
M.—Bueno, la verdad es que, como los conocemos personalmente, claro que hemos visto las campañas, pero creo que es imposible copiar nada de esto, y lo bueno de Cortefiel es que es tan diferente que el «mood» de las fotos cambia mucho y está genial.
J.—Yo me he fijado en Spencer Tracy y Katharine Hepburn, no sé si ha funcionado —ríen—.
—¿Sois muy quisquillosos el uno u el otro a la hora de vestir?
M.—No, en general me gusta la moda y divertirme con ella, y la verdad es que estoy abierta a probarme y a vestirme de muchas maneras.
J.—Yo soy un señor antiguo y me compra la ropa mi mujer —ríe—; realmente es así. No es que le encargue que vaya a comprármela, sino que me regala ropa siempre que hay ocasión y yo me he vuelto más cómodo.
—Marta, ¿eres de pedir consejo o tienes clarísimo lo que te sienta bien?
—Las dos cosas. Yo tengo clarísimo lo que me gusta y me sienta bien, pero es verdad que siempre le pregunto a Javi cuando tengo varias opciones para ir a un evento y, según su respuesta, ya sé si voy apropiada o no —ríe—.
—Es decir, que no siempre te dice lo que quizá quieres oír.
M.—Ah, no, Javi es muy sincero y te dice la verdad, que es lo que yo espero de él.
J.—Además, podría ser lo típico que me pregunte para luego ponerse lo que ella quiere, pero no es lo que ocurre. Me pregunta y si le doy una opinión en algo, a veces, no siempre —ríe—, me hace caso.
—¿Quién de los dos tarda más en estar listo?
M.—¡En tiempo real, yo! Lo que ocurre muchas veces, cuando vamos a un evento, es que yo tengo preparado el vestido días antes y Javi lo deja todo para el último momento, por lo que acabamos saliendo tarde de casa.
J.—Nada que declarar —ríe—. Ella tarda más, pero yo empiezo más tarde porque me confío y, es cierto, llegamos tarde más veces por mi culpa que por la suya.
—Marta, ¿con qué tipo de ropa ves más favorecido a Javier?
—Toda la ropa que lleva en estas fotos le encaja. Este tipo de polos de punto, de bermudas… le suelen quedar bien en verano. Y luego, aunque a él no le gustan nada, a mí me encanta cómo le quedan las sudaderas combinadas con unos vaqueros o con un pantalón «sport». Y cómo le quedan los trajes sin corbata… Este «smart casual» es un «dress code» que le funciona muy bien.
—¿Y hay algo que te saque de quicio que se ponga?
M.—Sí, algunos zapatos que tiene desde antes de conocerme, que son horrorosos, esos no me gustan nada —ríe—, y luego le eliminé del armario también las bermudas que son de un largo muy raro, tipo pirata con bolsillos anchos a los lados, que me parecían horribles. Se las ponía con «crocs».
J.—Gracias a esto, cada vez que vaya a un evento, la gente va a mirarme los pies. Pero hay una cosa que no está confesando y es que, en general, también le da fobia que me ponga americanas porque le parece que me quedan de señor mayor…
M.—No, pero es cuando se las pone así, fuera de contexto —ríe—.
—Cada uno tenéis vuestros proyectos y luego, de vez en cuando, trabajáis juntos, además de tener vuestra productora. ¿Cómo estáis más cómodos, unidos o separados?
M.—Las dos cosas. Lo bueno es poder compaginarlas. Cuando ya llevas mucho tiempo trabajando juntos, es bueno tomar un poco de aire con algún proyecto, en mi caso, en el que esté solo como actriz, y poder llegar a casa y contarle novedades a Javi. Es enriquecedor. Y también lo contrario, ahora que este año no hemos hecho nada juntos, pues ya estamos maquinando hacer algo, porque lo pasamos tan bien en los rodajes y preparando que dan ganas.
La taza de gruñón
—¿En qué nuevo lío os vais a meter en conjunto?
J.—Ahora mismo estoy preparando una película nueva que voy a rodar en septiembre, es un proyecto de la productora, pero en el que no estamos como actores. También está bien no estar los dos en pantalla en todo lo que hacemos para ver que podemos hacer otras cosas.
—Vivís juntos, trabajáis juntos… ¿Cuándo os separáis?
M.—Por el trabajo. He estado rodando quince días fuera de Madrid. Javi también se va ahora fuera por trabajo dos semanas. Parece que estamos mucho rato juntos, pero luego hay momentos en los que la agenda se solapa casi. Llega uno y se tiene que ir el otro, o sea, que no estamos tanto tiempo juntos.
—¿Quién es el más romántico de los dos?
M.—Yo (ríen). Ninguno somos demasiado románticos, pero creo que yo.
J.—Depende de lo que entendamos por romanticismo. Romántico es un término confuso —ríen—. —¿Os duran los enfados?M.—Sí.
J.—En este sentido, sí le duran más a Marta que a mí. Yo soy una persona poco rencorosa… O sea, no es verdad, soy una persona a veces nada rencorosa y a veces mucho, depende del caso —vuelve a reír—.
—¿Alguno de los dos sois gruñones?
M.—Javi mucho, de hecho, nuestro amigo Touri nos regaló, de Disney, la taza del enanito Gruñón —ríe—.
J.—Bueno, yo diría que Marta es más gruñona. ¿Sabes cuando alguien bufa mucho, que dice «bfff» todo el tiempo? Pues Marta tiene tendencia a decir «bfff»…
M.—Se llama suspiro, son suspiros (ríe).
—Si os apetecen planes distintos, pero queréis hacerlo en pareja, ¿quién suele ganar?
M.—En general nos suelen gustar los mismos planes. Solemos llegar a acuerdos, si no, negociamos. Como para ver las series y esas cosas.
J.—No somos de ver ficción por separado, por ejemplo, pero claro, para no ver ficción por separado hay que perder tiempo en discutir. Hay que elegir: o verlo uno en la habitación y otro en el salón o discutir un rato. Esto es algo que cada pareja tiene que decidir. complicidad y éxito
—¿Hay uno que sea madrugador y otro noctámbulo?
J.—Noctámbulos somos los dos, pero yo soy mucho más madrugador. Marta tarda mucho en ser un ser humano por las mañanas, pero tiene una capacidad para dormir que yo envidio. Marta podría dormir doce horas diarias si la dejasen. Sin ningún problema y, además, profundamente.
—¿Qué preferís, una noche de fiesta o un buen vino y una conversación?
M.—A mí me gustan las sobremesas de buen vino y conversación, la verdad, pero luego darte de vez en cuando un bailongo, también. Pero, en general, creo que soy de sobremesas y buen vino.
J.—Sí, yo también, pero creo que esto es algo que te da la edad, ¿no? (ríe), que inevitablemente te vas haciendo un poco más perezoso, pero un poco de bailar… Ambos somos muy de feria, de orquesta… «Fans» absolutos del mundo verbenero y música pachanguera, eso es lo más.
—Pues estaréis contentos, ahora que llega el verano y hay mucha verbena.
J.—Efectivamente, el verano es lo más. Yo ya veo verbena y lucecitas.
M.—Claro, es que las orquestas del pueblo de Javi, de toda la zona de Galicia, son… lo más.
J.—El mundo orquesta en verano en Galicia es una maravilla. Y donde hay luces y brillo, para allá que vamos y a bailar.
—Sois muy cómplices, es evidente, ¿creéis que ese es vuestro éxito?
J.—Siempre he pensado que esto que dicen que los polos opuestos se atraen no es verdad. Creo que lo bueno es tener cuantas más cosas posibles en común. Nosotros tenemos muchas aficiones, gustos y manías incluso que compartimos, y eso hace más fácil muchas cosas. Creo que gran parte del porqué nos llevamos bien, es porque tenemos una pedrada parecida, y esto viene bien.