Hacía justo seis años que Luis Miguel no ofrecía un concierto en España. Por ello, máxima era la expectación ante el arranque de su gira española en Córdoba, donde, por cierto, nunca había cantado. Además, este regreso era todavía más especial, al hacerlo en la ciudad de Paloma Cuevas. Alrededor de las 22 horas del viernes 28, después de colgar el cartel de "entradas agotadas" en la plaza de toros Los Califas, Luis Miguel salió al escenario y arrasó ante diez mil espectadores.
A lo largo de la hora y 45 minutos de concierto, el Sol de México demostró estar en mejor forma que nunca. Tanto de voz como de físico, porque no paró desde que inició con Será que no me amas, su animada versión de Blame It On The Boogie, el clásico de los Jackson Five. Luis Miguel continuó metiéndose a su público en el bolsillo, mientras realizaba un impecable repaso a sus cuatro décadas de carrera. No faltaron sus mejores éxitos, como Suave y No te puedes marchar, de la misma forma que el Sol de México sacó su lado más romántico con los boleros más emblemáticos de Armando Manzanero —apoteósica su versión de Por debajo de la mesa—. Pero el punto álgido llegó con las rancheras, cuando el público se desató con La fiesta del mariachi, La bikina y La media vuelta. Poco antes de la media noche, bajo la luna cordobesa, Luis Miguel cerró su gran concierto con Cuando calienta el sol.
Durante su estancia en Córdoba, Paloma quiso mostrarle los mayores tesoros de su ciudad natal y le organizó dos cenas en los mejores restaurantes
Como era de esperar, la estrella mexicana contó con la compañía de Paloma Cuevas, aunque prefirió no tomar protagonismo y permaneció en el backstage. Aun así, la empresaria y diseñadora quiso trasladar el calor con el que sus paisanos acogieron al cantante. "Muchas gracias por tanto cariño", manifestó tras el recital del que también disfrutaron Pastora Soler, Luis Fonsi y la mujer del portorriqueño, la modelo Águeda López, que también es cordobesa. Igualmente, acudieron amigos de Luis Miguel y su novia, como Luis Alfonso de Borbón, Margarita Vargas o la diseñadora Rosa Clará.
En su primer concierto de la gira española, el artista contó con Luis Alfonso de Borbón y Margarita Vargas, con quienes Paloma se fue de boda al día siguiente
Un día antes de esta nueva conquista de Córdoba, Paloma quiso enseñar al artista algunos de los mejores tesoros de la ciudad. Entre ellos, los culinarios, en el restaurante Ermita de la Candelaria —donde, por cierto, coincidieron con el intérprete de Despacito y su mujer—. Ya el viernes, al finalizar el concierto, la empresaria escogió el restaurante Bodegas Campos para cenar con varios amigos, que también presenciaron el arrollador directo: además de los duques de Anjou, la empresaria Remedios Cervantes, Estrella Morente, Vicente Amigo, Rosa Clará y su marido, el empresario Josep Artigas. Según informa el periódico El Día de Córdoba, degustaron arroz meloso de rabo de toro, jamón ibérico, salmorejo, mazamorra y pisto.
Terminada la cena, Luis Miguel se dirigió a Sevilla, donde ofrecería otro triunfal concierto el domingo 30 en el Estadio La Cartuja, ante otras 20.000 personas. Sin embargo, a primera hora del sábado, Paloma voló hacia Valencia, donde esa tarde estaba invitada a la boda de la hija de Cristina Yanes. La empresaria y diseñadora se desplazó en el jet privado del cantante junto a Luis Alfonso de Borbón, Margarita Vargas y Remedios Cervantes. Dados los compromisos profesionales, Luis Miguel prefirió descansar y permaneció en Sevilla. No hay que olvidar que todavía le quedan trece fechas hasta que finalice su recorrido por España, el 3 de agosto en Marbella. Entre las paradas, el sábado 6 y domingo 7 en Madrid —sendos llenos absolutos en el Estadio Santiago Bernabéu—; el próximo 18, en Barcelona, y el 27 del mismo mes, en Valencia.