"A mí la vida me ha enseñado mucho. No he tenido la oportunidad de estudiar grandes carreras, porque no he podido compaginarlo, ya que tenía que trabajar, pero tengo mi experiencia de vida, que ha sido muy intensa, y eso curte muchísimo", nos dice. Acaba de soplar las velas de sus 55 espléndidos años, con muchas vivencias a sus espaldas, pero con sus ilusiones puestas en el presente. Mar Flores está radiante, aunque algunos acontecimientos hubieran hecho pensar lo contrario. Y así nos lo muestra en este reportaje, que ya estaba previsto y organizado, antes de conocerse la noticia que ha provocado un nuevo tsunami a su alrededor, y por el que no ha recibido ninguna compensación económica. Su hijo Carlo, de 31 años, espera un bebé con Alejandra Rubio, según anunciaron los propios protagonistas en nuestras páginas. Algo ha cambiado en pocos días, es una nueva etapa y Mar va a ser abuela (espectacular, por cierto). Ella misma fue madre por primera vez a los 24 años, los mismos que tiene la hija de Terelu Campos. Sorpresa hubo, eso es una evidencia, y lo sabemos porque el propio Carlo ha confesado cómo le hizo saber que va a ser padre, pero la única preocupación de Mar es el bienestar de sus hijos, y después de los momentos difíciles que han vivido por el resto de circunstancias, ese pequeño shock inicial pasó y sigue adelante confiada. Eso sí, hace tiempo que consiguió estar por encima de lo que los demás piensen o digan de ella. Prefiere dejar que hablen y no entra en polémicas, de las que huye como de la peste desde que un día, hace ya mucho, dijo basta. Lo que vale es el aquí y el ahora, mirar hacia delante como mujer independiente y empoderada. Y el origen y la esencia de estas páginas, previstas con anterioridad como hemos dicho, nada tienen que ver con los últimos acontecimientos, aunque por la relación que le une a ¡HOLA! desde hace muchos años, ha accedido a contarnos cómo lo está viviendo.
—Mar, ¿cómo has recibido la noticia de la paternidad de tu hijo Carlo?
—Yo soy feliz si mis hijos son felices. Carlo es un hombre adulto y, por tanto, no soy quién para cuestionar su vida y, por supuesto, le apoyaré siempre como madre.
—A Carlo se le ve ilusionado y feliz. ¿Has podido conocer a Alejandra?
—Sí, nos conocimos casualmente en un sitio. Yo veo a mi hijo Carlo más sereno. Si mis hijos están bien, yo estoy bien, lo único importante es eso. Que se casen o no se casen, o con quién estén, da igual.
"Con los años y la madurez, vas aprendiendo que hay que vivir la vida sin miedos y disfrutar del presente en su máxima expresión. Es mi lema de vida hoy en día"
—Hace poco celebraste tu cumpleaños con tus hijos. Soplaste las velas de 55 espléndidos años, el 11 de junio
—Sí, hicimos una comida. Mis cinco hombretones y yo. Y todos estuvieron muy cariñosos. No es cuestión de cumplir años, es una cuestión de ver crecer tus proyectos, de ver crecer tu vida y lo que has construido. En mi caso, por encima de todo, ha sido crear una familia y educar a unos hijos, y quizá en este momento, no por los que cumplo, sino por los años que ya tienen mis hijos, ha sido un cumpleaños muy distinto. Unos venían del trabajo, otros del colegio, otros de la universidad…
—¿Cómo te despertaste esa mañana y cómo te viste al mirarte el espejo?
—Nunca he tenido una sensación de 'vaya, 'wow', no me ha pasado con 40, ni tampoco con 50. Pero ahora sí me daba un poco de pánico la cifra. Y pensaba 'pues nos hacemos mayores, hay que asumirlo'. Pero curiosamente, el día de mi cumpleaños me desperté por la mañana de una manera muy bonita, abrazando a mis niños, que me vinieron a felicitar y los recibí con los brazos muy abiertos y pienso que soy muy afortunada.
—Llegada a este punto de la vida, ¿qué balance haces?
—El balance que hago es muy positivo, curiosamente me encuentro mucho más vital. Estoy en un momento en el que me siento muy equilibrada, y muy afortunada de todo lo que he creado en estos años. También muy satisfecha y orgullosa de ver crecer a mis hijos con ilusión y con trabajo, que ellos también trabajan por salir adelante y luchan y, bueno, todos quieren enfocar su vida de la manera más sana y feliz, y eso está muy bien.
—Hoy en día ¿qué es lo que te llena, te ilusiona y te gusta?
—Me gusta recibir el cariño de los míos, estar satisfecha con mi trabajo y seguir trabajando, porque recoges los frutos y eso es muy satisfactorio. Cuando pones tiempo y fe en algo que tarda en llegar, a veces te desesperas, pero hay que ser más paciente. Porque cuando te enfocas en algo y trabajas para ello, normalmente se suele conseguir.
—¿Y qué te preocupa en esta etapa?
—Me preocupa no tener energía suficiente para ayudar a mis hijos a crecer más; me preocupa este mundo de locos donde vivimos, que ellos lo sepan encajar bien, porque hay mucha información y hay que saber gestionarla de una manera inteligente, y como persona, como mujer independiente y trabajadora, me preocupa un poco el momento en el que tenga que empezar a dejar de trabajar. Quizás eso es lo que más me preocupa, pero como soy muy creativa y muy cabezota, me voy a ocupar de que sea lo más tarde posible —ríe.
Lo he elegido yo
—Llevas en el mundo de la moda desde los 16 años, eso es toda una vida.
—Sí, son muchos años. También es verdad que tengo hijos de todas las edades y he tenido que hacer prácticamente un parón, o cada tres años, o cada diez años, y esto no me ha dejado crecer profesionalmente hasta donde quizá pudiera hacerlo una persona soltera, porque me he tenido que repartir entre diferentes facetas. Pero es que también es lo que yo he elegido desde el principio. Desde tener a Carlo a tener a Mauro, a Beltrán, a los mellizos, Bruno y Darío. Para mí, todos mis hijos han sido queridos y deseados, y sabiendo que esto me iba a suponer tener que bajar el ritmo profesional, ¿no? Cuando estás casada muchos años, como yo lo he estado con el padre de mis últimos cuatro hijos, eso es mucho más gratificante y se vive de una manera menos estresada. Cuando te separas y te cae el peso económico de toda esta familia, aunque lo compartas con su papá, que es fantástico, pues te supone un poco de estrés. Pero yo creo que con los años y la madurez, vas aprendiendo que hay que vivir la vida sin miedos y disfrutar del presente, en su máxima expresión. Es mi lema de vida hoy en día.
—Si pudieras volver atrás, ¿hay algún momento que vivirías de nuevo con los ojos cerrados?
—Los embarazos y los partos de mis hijos han sido maravillosos. La verdad, tengo un gran instinto maternal y esa parte me ha llenado muchísimo, incluso hasta emocional y físicamente me sentía la bomba. Eso es lo que más merece la pena revivir.
—¿Eres de mirar al pasado o, al contrario, de saltar hacia delante?
—Todo lo que ha pasado atrás es importante para formar a una persona, pero creo que hay que mirar siempre hacia delante.
—Una vida está hecha de luces y sombras, de aciertos y también de equivocaciones. ¿Has sido capaz de aprender de los errores del pasado?
—Absolutamente. La vida es precisamente eso: ensayo-error. Aprender de las equivocaciones y, en la medida de lo posible, no volverlas a cometer, al menos las mismas… Les insisto mucho a mis hijos sobre eso: está bien equivocarse, pero está aún mejor aprender de los errores, eso es lo que hace que una persona vaya creciendo más firme. Por eso hago mucha vida familiar. Me gusta estar ahí cuando se equivocan, darles mi apoyo y explicarles que hay que seguir hacia adelante.
"Cualquier tiempo que venga va a ser mejor que todo el pasado junto, porque yo me siento mejor que nunca"
—Si echas las vista atrás y te ves en este momento, ¿piensas que has hecho siempre lo que has querido, o el destino te ha puesto ahí las cosas?
—Yo no he buscado nada, las cosas han ido llegando y he intentado manejarlas de la mejor forma posible. A veces con mucha inocencia, otras con mucha inmadurez y otras con mucho miedo. Y claro, cuando se manejan las situaciones de la vida así, lo lógico es que no siempre ocurra lo que nosotros queremos.
—¿Te consideras una mujer especialmente fuerte?
—De pequeña siempre me quejaba y me sentía débil y, al ser la pequeña de la familia, mi madre también consideraba que tenían que cuidarme y tenerme entre algodones. Y yo creí que era así. Con los años, con los golpes, con los tropiezos, con los embarazos, con las rupturas y decepciones, me he dado cuenta de que soy una persona con una capacidad de recuperación máxima y que, cuando toca fondo, sube como si no hubiera un mañana. Y eso me gusta. Porque no sabía que era así.
—¿Crees que también eres una persona luchadora?
—Soy una persona que cuando no puedo más, me rompo. Sufro en silencio y salgo cuando estoy fortalecida, así que sí, soy luchadora. Todos somos humanos y a todos nos pasan cosas, yo no soy nadie en especial, pero mi carácter es muy 'Llanero Solitario' y cuando estoy mal me encierro hasta que estoy bien, y no pido ayuda a mis amigos. Necesito gestionarlo yo sola, y una vez que ya lo he hecho, salgo con una fuerza fantástica, resiliente y que tengo ganas de hacer de todo y hacerlo bien. Gracias al último programa de televisión que he hecho, El Desafío, me he dado cuenta también de mi fortaleza mental y física. Me ha gustado descubrir que soy resiliente y que tengo ganas de hacer de todo y hacerlo bien.
—Hablando de desafíos, ¿cuál es el mayor al que te has enfrentado?
—¿A una sociedad machista, por ejemplo? —responde después de pensar unos segundos.
—¿Te dejas normalmente desafiar por las cosas?, ¿te gustan los retos?
—No soy guerrera, me gusta ser más tranquila, pero si hay cosas que me molestan, no me conformo. Me quejo, me rebelo y lucho por superarlo, o porque la persona que tenga enfrente comprenda mi manera de entender la vida. Eso me ha costado perder algunos amigos, perder algunas relaciones pero, al fin y al cabo, las personas estamos hechas para ser libres en nuestras creencias y defenderlas. Y casada o soltera, trabajadora o no, simplemente por el hecho de ser mujer, viviendo en España, me he tenido que enfrentar a una sociedad que, aunque cada vez menos, era muy machista en su época. A mí se me ha juzgado de una manera diferente a como se juzgaba a otras personas, hombres y mujeres, y creo que con el tiempo las cosas se ponen en su sitio, y quien esté interesado así lo verá.
—¿Consideras que gracias al programa El Desafío la gente ha descubierto a una Mar Flores más cercana? ¿Te lo dicen por la calle?
—Absolutamente. Les parecía distinta, pero es que era yo dando lo máximo, como he hecho siempre con mi vida. Me han llamado la atención los mensajes en Instagram, que la gente de diferentes perfiles y edades me paren por la calle para felicitarme. Y además, algo maravilloso ha sido que el 99 por ciento de los mensajes eran de mujeres que me daban las gracias por dar esa imagen, esa seguridad, por transmitir empoderamiento y esa energía de no caerse nunca y seguir adelante. Que las mujeres sientan que yo puedo transmitir eso, me enternece y me enorgullece. No he hecho nada más extraordinario que ser yo misma y echarle coraje a la vida.
—La gente te ha prejuzgado sin conocerte, ¿a eso te refieres?
—Sí, y también ha habido mucha gente que me ha pedido perdón por haberme prejuzgado. Antes hablaba de la sociedad machista, pero también vivimos en una sociedad con muchos prejuicios. Cuando se escucha una mentira veinte veces, puede parecer una verdad, pero no es así. Y si además la persona con la que tienes que contrastarla no quiere hablar… ahí surge el problema. Hoy por hoy, yo no quiero entrar en esas cosas.
Retirarte cuando estás rota
—Precisamente hablando de todo esto, has pasado épocas muy expuesta a la opinión pública, a los medios, a las cámaras. De aquellas vivencias, ¿cuál es la lección más grande que has aprendido?
—A retirarte del medio cuando estás rota porque, como te acabo de decir, a mí se me ha juzgado de manera diferente a las demás personas, y nunca he entendido muy bien el porqué. Si porque era mujer o porque era yo, pero el dolor queda ahí. Cuando uno calla, no siempre otorga. Simplemente calla porque está roto, y no es el momento de defenderse. El tiempo ayuda a ir colocando las cosas.
"Yo soy feliz si mis hijos son felices. Carlo es un hombre adulto y, por tanto, no soy quién para cuestionar su vida y, por supuesto, le apoyaré siempre como madre"
—Y Mar, en todos estos momentos que hablas de estar rota, ¿has estado sola, no te ha ayudado nadie?
—Sí, claro que sí. Me casé y dije: 'hasta aquí'. De las cosas más maravillosas que me han pasado en mi vida es que me retiré al lado de mi pareja, el padre de mis cuatro últimos hijos, y eso me descubrió una fortaleza y una perspectiva de vida distinta. Me retiré del mundo en ese sentido, digamos del mundanal ruido, y eso me ha ayudado mucho; a criar unos hijos sanos, a que yo esté sana, me ha curado mis miedos y mis dolores, todo. A partir de ahí, una vez separada, he aprendido a continuar mi vida también de una manera independiente, e intentando cuidarme.
—Antes parecía un tema tabú, pero ahora se habla mucho de la importancia de la salud mental. ¿Alguna vez te has apoyado en la ayuda profesional?
—Retirarte y no intoxicarte de cosas ayuda mucho, pero por supuesto soy la primera que defiendo que hay que tener una cabeza sana, y si necesitas ayuda profesional, pedirla. Hoy en día es básico tener un coach al lado que te pueda guiar y ayudar, aunque sigue siendo un privilegio. Llevar una vida lo más sana posible, comer bien, dormir las horas mínimas necesarias y hacer deporte ayudan a tener esa salud mental más equilibrada.
Planes de verano
—¿Las cosas han cambiado? ¿Cómo lo percibes?
—Hay un paso muy importante, por ejemplo, en la protección del menor y, sin embargo, en su momento yo no podía proteger a mi hijo mayor. No podía decir 'no le saquen la cara', no podía decir 'no nos persigan'. Era una exposición dolorosa y, por supuesto, nos ha pasado factura. Sin embargo, con mis otros hijos no me ha ocurrido porque ya hay un amparo legal. Por eso protejo tanto a mis últimos cuatro hijos, para no caer en lo mismo. Yo no los expongo. A veces me dicen: 'pero tú vives una vida frívola porque en las redes solo sacas fiestas'. Pues voy a fiestas o eventos para trabajar, pero no muestro el tiempo que paso con mis hijos porque no me da la gana enseñarlo. Porque hemos decidido, su padre y yo, y ellos también, que no quieren ser famosos. Por eso, cuando me preguntan también por mi hijo Carlo, prefiero no contestar, es adulto y prefiero que él lo haga por sí mismo Yo intento proteger, desde mi lugar de madre, a mis hijos, a todos por igual. Hace años era imposible. Si nacías hijo de alguien conocido, ya estabas catapultado a la falta de intimidad que toda persona merece.
—¿Cómo has sido y cómo eres como madre?
—Muy mamá gallina, muy disciplinada y muy pesada. Hago todo lo que les incomoda. Visitar museos, llevarles a la ópera, insistir en la importancia de los idiomas… Y su padre y yo estamos erre que erre con los estudios. También soy la que se va a montar con ellos en quad, en bici, quien va a hacer deporte y se tira en paracaídas… Ahí compenso. Pero soy muy intensa en la parte docente con ellos.
"A mí se me ha juzgado de manera diferente a las demás personas, y nunca he entendido muy bien el porqué. Si porque era mujer o porque era yo, pero el dolor queda ahí"
—Has pasado ya varias adolescencias, eres experta. ¿Qué tal estás llevando las últimas?
—Afortunadamente, las de mis últimos cuatro hijos, más tranquilas; cuando han pasado por ese momento, no lo he vivido como una etapa complicada o dramática, sino como una fase más de aprendizaje y del proceso de educar, pero todavía me quedan algunos preadolescentes en casa… ya te contaré en un par de años.
—¿Qué te arranca una sonrisa ahora mismo?
—Va a sonar muy meloso todo, pero es verdad. Me arranca una sonrisa que mis hijos me abracen y lo hacen mucho. Y después, me hace feliz, por ejemplo, un concierto. Me gusta mucho la música y bailar. Bailando me sonríe el alma y eso me encanta.
—¿Qué planes tienes para este verano de 'soltera'?
—Mi plan es bailar hasta que todo se ordene —ríe—. Ese es mi plan.
En el amor
—En el amor, ¿te has sentido afortunada?
—Estoy rodeada de amor, tengo cinco hijos maravillosos, me llevo muy bien con mis hermanos y los tengo cerca; estoy muy bien rodeada ahora de personas que me quieren, que luchan conmigo. Creo que no hay que hablar solamente de si estoy soltera o de si estoy sola. Estamos en un siglo y en un año en que se debería hablar de si se está feliz o satisfecho.
—Y en tu vida, ¿has hecho muchas locuras por amor?
—(Ríe) ¡Pues yo creo que todas y todo el rato! Por amor pierdo la cabeza. Y es también algo fantástico. En la vida hay que ser pasional, hay que sentir y ya está. Si encuentras y amas, fantástico, dalo todo. Si no lo encuentras o no lo quieres, pues tampoco pasa nada.
—¿Qué te enseñaron las relaciones fallidas del pasado?
—Mis relaciones no han sido fallidas. Las he terminado cuando yo he querido, y si me han dejado, he dado las gracias después, porque tenían razón, era mejor terminar. Por ejemplo, la relación con el padre de mis hijos pequeños es fantástica, hemos estado veintitantos años casados y nunca nos hemos llevado mal. Simplemente, necesitábamos nuestro espacio cada uno.
"Con los años, con los golpes, con los tropiezos, con los embarazos, con las rupturas y decepciones, me he dado cuenta de que soy una persona que, cuando toca fondo, sube como si no hubiera un mañana. Y eso me gusta"
—Javier Merino y tú os lleváis muy bien. ¿Es así?
—Sí, nosotros tomamos una decisión muy valiente. Aunque nos seguíamos queriendo mucho, decidimos separarnos para crecer más por separado. Y mis hijos lo saben. Eso no me parece un fracaso. Las personas con las que compartes tu vida, a no ser que atenten contra ti y te hagan daño, no son enemigos.
—Ahora mismo, ¿cómo debería ser la persona que conocieras para que te volvieras a enamorar?
—(Piensa y luego ríe). Una persona que sume a mi energía, que aporte a mi bienestar, que me deje que la ame sin exigencias. Tengo mucha vitalidad y mucha vida, me levanto cada mañana con unas ganas de comerme el mundo que me muero, así que tendría que ser alguien como yo, con mucha energía, que le encante viajar, bailar, que sea positivo, que no sea celoso ni machista y entienda que las mujeres podemos tener nuestra independencia profesional y personal.
—¡Pues no pides nada…! Menuda wish list…
—Claro, pido un montón, pero cuando una persona sabe lo que quiere, no baja su listón.
Así se cuida
—Hablemos de tu fabuloso aspecto. ¿Cómo afrontas el paso de los años? ¿Cambias tus rutinas, has tenido que intensificar tus horas de gimnasio?
—Lo afronto con mucha dignidad, con mucha inteligencia y estudiando mucho mi cuerpo, lo que necesita para tener más energía y sentirse mejor, cómo hay que alimentarse, hasta dónde puedes forzar con el deporte o no… Me preocupa y dedico mucho tiempo a leer sobre eso porque, al fin y al cabo, somos lo que comemos y lo que hacemos. Y sí, físicamente he pasado de hacer deporte dos o tres días a la semana, a que sean cinco o seis, y de veinte minutos a hora y media. De momento, me va bien y mi cuerpo lo aguanta. ¿Hasta cuándo? Pues no lo sé.
"Cuando me preguntan por mi hijo Carlo, prefiero no contestar; es adulto y prefiero que él lo haga por sí mismo. Yo intento proteger, desde mi lugar de madre, a mis hijos, a todos por igual"
—¿Tomas algún suplemento, vitamina o superalimento?
—Sí, pero de una manera lógica. Tomo los suplementos que a mi edad se necesitan, me cuido tanto por dentro como por fuera. Creo que es importante la nutricosmética.
—En cuanto a tratamientos de belleza, tratamientos de cabina, tendrás rutinas de toda la vida, serás disciplinada en eso.
—Sí, tengo rutinas y llevo muchos años con grandes profesionales al lado, con Maribel Yébenes que me cuida estupendamente bien. Las cosas no se regalan y hay que cuidarlas.
Me da igual lo que piensen
—No es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita. ¿Qué necesitas tú para ser feliz?
—Que no hablen de mí. Soy feliz igualmente, pero me da un poquito de angustia que la gente hable de mí. Además, podría hacerlo yo misma y rentabilizarlo, y no lo hago…
—Lo malo es que los rumores, dicen que he dicho, etc. pueden llegar a estropear una relación.
—Te pueden llegar a estropear un contrato de trabajo, una relación de amistad… He perdido a compañeras de trabajo y amigas porque dicen que he dicho. Hay que mantenerse muy firme para tomar decisiones así, y me da igual lo que piensen. Y esto lo llevo haciendo muchos años. Tendrían que respetarlo, ¿no?
"Cuando se escucha una mentira veinte veces, puede parecer una verdad, pero no es así. Y si además la persona con la que tienes que contrastarla no quiere hablar… ahí surge el problema. Hoy por hoy, yo no quiero entrar en esas cosas"
—No se trata de algo pasajero, es una actitud.
—Vivo con la conciencia muy tranquila y no tengo nada que ocultar. Cuando me equivoco, pido disculpas y no me escondo. Otra cosa es que digan que he dicho cosas de otras personas, cuando no son verdad. Sin embargo, yo sí que he recibido de vuelta muchas cosas muy feas, pero bueno, peor para esas personas que se instalan en el odio y en la inquina.
—Entre estos dimes y diretes, se ha hablado de que te llevas mal con tu hijo Carlo, pero hablando contigo y escuchándote, no parece que sea así.
—Te lo explico. Pasé uno de los cumpleaños más felices y más tranquilos de mi vida, feliz con mis cinco hijos y, al día siguiente, veo publicado en dos medios 'el cumpleaños más triste de Mar Flores'. 'Fea, triste, su hijo Carlo no fue…'. Es que estoy por llamar al periodista y que me vea en persona, a ver si estoy alicaída y triste. Que vea cómo sonrío con mis hijos y lo bien que lo pasamos todos. Los periodistas estaban en la puerta de mi casa y vieron que mi hijo mayor llegó el primero. Entiendo que vende más contar lo contrario.
—¿Te gustaría hacer algo que no hayas hecho hasta ahora?
—Lo bueno que tengo yo es que cualquier reto que venga, si me motiva, lo voy a hacer. Desde volver a vivir un amor apasionado, hasta tirarme en paracaídas. No quiero pronunciar deseos, no vaya a ser que se cumplan —ríe de nuevo.
—¿En qué momento laboral estás ahora mismo?
—Estoy muy agradecida a las marcas que confían en mí, como por ejemplo Atashi Cellular Cosmetics, de la que soy imagen desde hace años. Creo que me queda mucho por hacer, y ahora tengo mucha experiencia y puedo retomar oportunidades que, en otro momento de mi vida, no pude. Si llegara alguna propuesta como actriz, lo haría encantada. O si tengo que volver a diseñar, como hice con mi marca de ropa… ya he diseñado para cinco o seis diseñadores más. O volver a la televisión, que también me encanta.
—¿Cualquier tiempo pasado fue mejor, o peor?
—Cualquier tiempo que venga va a ser mejor que todo el pasado junto, porque me siento mejor que nunca.