Después de cerrar "una temporada maravillosa" con el Al-Fateh, equipo de la liga árabe en el que ha sido uno de los máximos goleadores, ha comenzado una nueva etapa para Cristian Tello. En medio de las incógnitas que rodean su futuro profesional, y entre rumores de una posible vuelta a España, el futbolista ha comenzado el verano de la forma más romántica posible: casándose con Lorena López, con la que se comprometió en 2017 durante un concierto de Antonio José (también presente en el enlace) en el que se subió al escenario para sorprenderla. Si la pedida de mano fue emocionante, el "sí, quero" del exjugador del FC Barcelona ha sido un auténtico espectáculo de luz y color en el que los novios han compartido protagonismo con sus tres hijas, Carlota (2014), Mía (2018) e Ivana (2000), quienes han tenido un destacado papel en esta celebración en la que cada detalle estaba pensado para sorprender a todos los invitados, entre los que se encontraban Melissa Jiménez y los deportistas Antonio Barragán, Víctor Camarasa, entre otros.
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El Castillo de San Marcial, ubicado en la localidad catalana de Sardañola del Vallés, situado en un entorno natural privilegiado y declarado Bien Cultural de Interés Nacional, ha sido el lugar elegido por la pareja para sellar su discreta historia de amor. Han contraído matrimonio en una ceremonia al aire libre, celebrada en los jardines de dos hectáreas, y llena de magia desde el primer instante. El deportista, cuya carrera le ha llevado a equipos como el Betis y el F. C. Porto (compartió vestuario con Iker Casillas), caminaba hacia el altar mientras el cantante Antonio Romero cantaba en directo. El pasillo, con filas de sillas colocadas a ambos lados para los invitados, a los que dieron abanicos para hacer frente a las altas temperaturas, estaba adornado con delicadas flores blancas. Minutos después llegaba el momento más deseando: la entrada de la novia, que iba acompañada de sus niñas e impresionante con un vestido de cuello halter que es solo el primero de los looks que llevó en su gran día. Una vez finalizada la ceremonia se dispararon seis cañones de colores mientras se daban su primer beso como marido y mujer, escena que parecía estar sacada de una película.
Después del cóctel, en el que había carpas iluminadas, llegó el momento del banquete, para el que cambiaron los jardines por el invernadero, con casi 500 m2 y diseñado por el interiorista Lázaro Rosa-Violán, que se inspiró en las Orangerías francesas donde se celebraban tradicionalmente las grandes fiestas familiares. Con la ayuda de la wedding planner Priscila Llorens (en la que han confiado para sus bodas Alexandra Pereira, Marta Lozano y Aymeric Laporte), crearon en su interior un jardín vertical lleno de estalactitas florales. Además, a cada invitado le dejaron una hoja con su nombre y en el reverso una dedicatoria personal en la que explicaban lo mucho que significa su presencia en este acontecimiento que han estado preparando con tanta ilusión durante meses. La entrada de Cristian y Lorena, mientras sonaba Baby Hello de Bizarrap y Rauw Alejandro, dejaba claro que estaban solo comenzando una noche llena de diversión y ritmo.
El menú estaba firmado por Nandu Jubany, que tiene una estrella Michelin y tres soles Repsol. Entre las propuestas que preparó para la velada había solomillo de ternera grillé servido a la piedra, texturas de mandarina con sorbete de estragón y avellana crocante de chocolate con helado de stracciatella. El chef aprendió el oficio en las cocinas de Arzak y Berasategui antes de poner en marcha su propio restaurante, en el que forma equipo con su mujer, Anna Orte. Para los eventos, apuesta por tener como base la cocina tradicional catalana y reinterpretarla desde la innovación y trabajando la explosión de los sentidos desde la experiencia gastronómica. Tras la cena llegaron nuevas sorpresas al proeyctarse sobre la fachada del castillo un vídeo de la historia familiar de Cristian y Lorena, un emotivo momento que finalizó con fuegos artificiales, mientras que sus familiares y amigos completaban la mágica escena con bengalas en sus manos.
Para la fiesta posterior, que también se celebró en el interior, no hizo falta trasladarse a una discoteca, sino que los novios quisieron crear la suya propia dentro del castillo ¡con un cartel flúor en el que se podía leer 'Pa que “haiga” lujo', osos tamaño XX y bailarines zancudos con trajes de luces LED! Con cambio de look, gafas de sol y dispuestos a tener un broche inmejorable a uno de los mejores días de sus vidas, Cristian y Lorena entraron a la pista, en la que la novia incluso se animó a coger el micrófono para cantar. Entre los invitados repartieron accesorios como gorros, collares hawaianos y bandas luminosas con las que protagonizaron imágenes de lo más divertidas, algunas ante las cámaras del photocall que instalaron.
El escenario del enlace, donde también se casó por primera vez Arantxa Sánchez Vicario, es propiedad del XXII marqués de Sardañola y se trata de un edificio que lleva siete siglos perteneciendo a la misma familia. Originalmente, era un edificio de planta cuadrada con patio central, una torre y una capilla gótica, rodeado de un foso. Pero en 1895 la familia Arróspide encargó al arquitecto Gaietà Buïgas (conocido por hacer el monumento a Cristobal Colón que hay en Barcelona) que lo adaptara para poder usarlo de segunda residencia. Para la obra se inspiró en la arquitectura románica y gótica.