Tras disfrutar del esperado concierto de Luis Miguel en Sevilla, Eugenia Martínez de Irujo disfrutó de su refugio sevillano en compañía de sus queridos Benjamín y López, dos burros que llegaron a su vida hace tiempo y ahora son inseparables. "Una amiga mía me hizo estas fotos el fin de semana sin darme cuenta y no me pueden gustar más", ha escrito la duquesa de Montoro junto a estas imágenes en las que aparece acariciando a sus "niños", como les llama cariñosamente.
Benjamín llegó al hogar de Eugenia en 2020 tras enamorarse de él en una visita a la Burrada Can Ferrer, uno de los tres criadores de burro miniatura americano que hay en España. En ese momento, era tan pequeño que todavía necesitaba a su madre, pero meses después, los dueños de la empresa se lo regalaron y desde entonces vive feliz con López y el resto de animales de la duquesa de Montoro, la mayoría de ellos, adoptados.
En una entrevista concedida a ¡HOLA! en 2021, la aristócrata, de 55 años, confesó que sentía "una conexión especial" con los animales. "Tengo tortugas, caballos, una mula que adopté en condiciones horribles, burros… Entre ellos, Gin, Tonic y Benjamín. Hace dos semanas se me murió uno, Chippie. Tenía casi 30 años. Me lo regaló la protectora de pura raza española. Con todo lo que este animal ha ayudado al hombre, se merece ser cada vez más querido. Son maravillosos, cariñosos y te siguen a todas partes; si los dejas, hasta el mismo salón", dijo.
También contó que tenía diez perros. "Cuatro en el campo, en Sevilla, y dos en Ibiza. Una de ellas, Pepa, la adoptó mi madre y ahora está muy mayor. Y al otro, le puse Bocata porque come como una lima. Y los demás, Chocolate, Vodka, Trucho y Churri, están con nosotros en Madrid. El más camorrista de la casa es Chocolate. Lo traje de Ordes, Orense, con diez años y, ahora, tiene trece y es súper feliz. Los adopto ancianos -hay que promover la adopción- porque nadie los acoge y quiero que sus últimos años sean felices. No puedo vivir sin ellos", explicó.
Eugenia ha heredado de su madre la pasión por los animales. Cabe recordar que doña Cayetana tenía un perro al que adoraba, Flashito. Este perrito de aguas, que compró y eligió la propia Duquesa, no se separó de ella en sus 15 años de vida. "Es mi compañero fiel", comentó. Viajaba con ella, dormía a su lado y la seguía a todas partes. Además de su amor por los perros, la duquesa de Alba era una gran defensora de las especias en peligro de extinción y tenía un gallinero en el Palacio de Dueñas, construido por el mismísimo Alfonso Diez.