Los acontecimientos se suceden a un ritmo vertiginoso en Hermanos, donde el nuevo año comenzaba de una manera diferente para los Eren. Por una parte, estaban felices porque Fatma había recordado al fin donde escondió el dinero. Pero, por otro lado, Ömer era víctima de una paliza por parte de unos matones contratados por el empresario al que había denunciado por el incidente con Emel. Tras ello, el chico queda tendido en el suelo sin poder levantarse.
A duras penas, Ömer consigue llamar por teléfono a Süsen, que acude en su ayuda junto a Asiye y Oğulcan. Por suerte, el joven se recupera sin problemas de los golpes que ha recibido. Mientras, ahora que Fatma ha recordado el lugar donde puso el dinero, los Eren tienen otra prioridad: encontrarlo como sea. Aunque no será tarea fácil puesto que la anciana metió el botín en un osito de peluche de Emel que fue a parar a casa de Tolga.
La alegría les dura poco porque, cuando miran en el muñeco, el dinero ya no está allí. Estando el juguete en el hogar del hermano de Leyla, cayó en manos de Akif, quien a su vez guardó el jugoso hallazgo en unos cojines que, sin que él lo sepa, Tolga lleva al colegio y son subastados en un nuevo mercadillo solidario del Ataman. Tras ello, Oğulcan, Aybike, Asiye y Ömer logran encontrar a la persona que se ha llevado el botín. Los chicos lo siguen y, aunque consiguen interceptarlo, el dinero no será para ellos y no podrán disfrutarlo.
¡Campanas de boda!
Yaman está preocupado por Suzan y quiere que disfrute de su embarazo al máximo. Además, para disgusto de Süreyya, está seguro de sus sentimientos hacia la madre de Ömer y, no solo le pide una segunda oportunidad, sino que también le pide matrimonio. Una propuesta que la jefa de cocinas del club acepta.
Antes de dar el paso e iniciar una nueva vida juntos, Yaman se tiene que enfrentar a Süreyya, quien está muy enfadada con él y le exige que la compense por haberla dejado compuesta y sin novio. Arrepentido por su manera de actuar, el empresario accede a la petición de la madre de Süsen y, tal y como ella desea, la asciende a gerente del club. Ahora ya no hay impedimento para que la pareja selle su amor. Suzan y Yaman citan a sus hijos Ömer y Lydia para comunicarles la noticia y se dan el 'sí, quiero' ante un juez de paz.
Ahora que Süreyya ya no está prometida con su socio, Akif ve el camino libre y comienza a coquetear con ella sin ningún disimulo. Esto da lugar a diferentes situaciones ante las que Nebahat no puede evitar sentir celos. Los desencuentros entre las dos mujeres van en aumento cuando la todavía mujer del empresario descubre que Yaman la ha ascendido de cargo en el club.
Love is in the air
Ayaz sigue muy pendiente de Asiye y se pone a trabajar en el puesto de perritos donde ella acaba de ser contratada con tal de pasar más tiempo a su lado. Además, los alumnos preparan actuaciones para el festival benéfico del colegio y a los dos jóvenes les toca preparar juntos una bonita coreografía donde tienen que estar muy sincronizados, un hecho que los acerca cada vez más.
Poco a poco, los detalles del joven están consiguiendo romper la coraza de la chica que, tras la trágica pérdida de Doruk, parece ilusionarse de nuevo. Por su parte, durante el ensayo, el muchacho se da cuenta de que su compañera de baile le gusta de verdad y anula la apuesta con que tenía con Sarp de conquistarla.
Vuelta a las andadas
Elif sigue muy molesta con el daño que su padre le hizo en el pasado y no puede perdonarle. Mientras tanto, Gökhan miente a Berk y le asegura que no tiene donde quedarse. El chico le ofrece su casa en contra de la opinión de Ayla y, sobre todo, de la de su hermana que no lo quiere cerca.
En una visita a su antiguo barrio, la joven descubre que, una vez más, su padre ha vuelto a mentir y que se está aprovechando de la buena fe de su hijo.
Sembrando la duda
Süreyya no ha conseguido su objetivo de casarse con Yaman pero, aunque no ha ganado la batalla, no ha dado por finalizada la guerra con Suzan. Así que trata de hacerle creer que está feliz por haberse librado de un mujeriego como el padre de Lydia. Esto hace que la madre de Ömer comience a sentir inseguridad por si esto pudiera ser cierto y empieza a desconfiar del empresario.
Una gran tragedia
Şengül está de vuelta. Acaban de hacer con ella una videollamada y los Eren la esperan en casa muy ilusionados. Ninguno sabe que todo está a punto de cambiar para siempre. La felicidad se torna en tristeza cuando Orhan recibe una llamada de la policía: el autobús en el que viajaba su mujer ha sufrido un accidente y todos los pasajeros han perdido la vida. Su familia no puede soportar la impactante noticia y lloran desconsolados su pérdida. Un nuevo mazazo para los protagonistas del que les costará reponerse.