Nada hacía presagiar, el pasado 27 de febrero, durante el funeral de Constantino de Grecia, celebrado en Windsor, la triste e inesperada noticia que el Palacio de Buckingham daría a conocer horas más tarde: la repentina muerte , a los 45 años, de Thomas Kingston, marido de Lady Gabriella Windsor . El fallecimiento del financiero se produjo dos días antes, el domingo 25, en la residencia de sus padres en los Costwolds, a causa de una herida traumática en la cabeza provocada por un arma de fuego que fue encontrada junto a su cuerpo.
Desde entonces han sido muy escasas las apariciones de la hija de los príncipes Michael de Kent, que se apoya en su familia y sus amigos para superar la trágica pérdida que ha cambiado su vida. Según informaron los medios británicos, Lady Gabriella dejó el que había sido el hogar conyugal de la pareja —se casaron el 18 de mayo de 2019, en Windsor—, en el conocido barrio de Notting Hill, incapaz de volver a vivir allí sola, y se instaló en el apartamento del complejo palaciego de Kensington donde creció con su hermano, Frederick, y que sigue siendo residencia oficial de sus padres. Ahora, casi cuatro meses después, ha sido fotografiada en su antiguo barrio, sonriente, mientras buscaba, al parecer, un nuevo hogar. Se la pudo ver esperando a la entrada de una residencia, no muy lejos del palacio de Kensington, donde se reunió con una agente inmobiliaria. Su reaparición “oficial” podría producirse el próximo 15 de junio, ya que el Rey la ha invitado al desfile Trooping the Colour. En la Monarquía reducida que abandera Carlos III no se esperaban en el balcón de Buckingham más familiares que los que trabajan de forma activa para la Corona, pero las circunstancias que atraviesa el reinado son excepcionales. Ella, como la llaman sus allegados, irá solo “si se siente con ánimo para ello”, aseguran en su entorno, mientras las miradas están puestas en Kate, quien, a pesar de no haber podido asistir a los ensayos, podría dar la gran sorpresa ante todo un país a la espera de volver a verla.