La historia personal del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, acaba de sumar una polémica que se une a un pasado sin duda trágico. El hijo mayor de Biden, Hunter, acaba de ser declarado culpable de tres delitos por violar las leyes federales de armas en 2018 cuando compró un arma de fuego, mintiendo sobre si era consumidor de drogas. Hunter ha sido el primer hijo de un presidente del país en activo en sentarse en el banquillo de los acusados, un juicio que puso al mandatario en el punto de mira en plena carrera para las elecciones. "Estoy más agradecido hoy por el amor y el apoyo recibido la semana pasada por parte de (mi esposa) Melissa, mi familia, mis amigos y mi comunidad, que decepcionado por el resultado", señaló Hunter en una declaración.
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Su padre digirió también unas palabras acerca del veredicto en las que asegura que "lo acepta" y que "seguirá respetando los procesos judiciales" ante un posible recurso. La condena que afronta Hunter podría ascender a los 25 años de prisión, aunque parece que no se llegará a tal extremo pues no tiene antecedentes y no se suelen pedir penas tan elevadas en este tipo de casos. Este caso, que ha generado un auténtico revuelo mediático por el nombre del acusado, ha vuelto a sacar a la luz uno de los complicados episodios a los que ha tenido que hacer frente Joe Biden en su vida: los problemas de adicción de su hijo. No ha sido no obstante el único.
La muerte de su esposa y sus dos hijos
En 1966 cuando estaba estudiando Derecho, Biden se casó con Neilia Hunter, una profesora a la que conoció en Nassau (Bahamas) durante unas vacaciones de primavera. La pareja tuvo tres hijos: Joseph Robinette 'Beau', Robert Hunter y Naomi. Vivían felices y unidos hasta que, el 18 de diciembre de 1972, poco después de que Joe se convirtiera en senador por Delaware (el sexto más joven de Estados Unidos), su esposa y su hija morían en un accidente de coche. En el vehículo viajaban la madre y los tres niños para comprar un árbol de Navidad y, aunque sus otros dos hijos sobrevivieron, sufrieron graves secuelas.
A pesar de perder a su madre, Beau y Hunter siempre animaron a su padre a que se casara de nuevo y así Jill Jacobs se convirtió en una "segunda madre" para elllos. Beau emprendió también una importante carrera como abogado y se alistó en el ejército, con el que fue destinado a Irak. En 2009, cuando regresó para la toma de posesión de su padre, recibió la Medalla de la Estrella de Bronce por sus méritos militares. Pero de nuevo la tragedia volvió a golpear a la familia cuando, en 2010, Beau ingresó en el hospital aquejado de fuertes dolores de cabeza, entumecimiento y parálisis. Años más tarde se le diagnosticó un cáncer cerebral del que murió el 30 de mayo de 2015 a los 46 años dejando viuda y dos hijos: Natalie y Robert.
Los problemas de adicción de Hunter
Hunter, el único de los hijos de Biden que aún vive de su primer matrimonio, atravesó también momentos muy complicados debido a sus adicciones con el alcohol y las drogas. Se pasó años luchando contra ellas, como detallo en su biografía titulada Beautiful Things, 2021, en la que se describe como un "adicto al crack". Hunter reconoció públicamente que durante mucho tiempo se enfrentó a un problema que se vio agravado por la muerte de su hermano Beau. En el citado libro reconoce que, cuando compró el arma por cuya transacción ha sido juzgado, estaba atravesando una depresión en la que cayó tras su divorcio de Kathleen Buhle y vivía un momento complicado debido a su adicción al crack. No solo han sido sus adicciones las que le han colocado en el punto de mira, sino que su vida sentimental también ha sido objeto de controversia. Después de su separación, se le relacionó con su cuñada Hallie, viuda de su hermano Beau.
Su capacidad, en el punto de mira
En los últimos meses, también el estado de salud de Joe Biden se ha puesto en cuestión. Se ha especulado con que su agilidad mental, a los 81 años, no es la mejor y sus rivales políticos ya cuestionan su idoneidad para gobernar una segunda legislatura. Todos estos comentarios y el proceso de su hijo han coincidido paradójicamente con el proceso legal en el que se ha visto envuelto Donald Trump. El expresidente de Estados Unidos ha sido declarado culpable en el juicio por haber pagado a Stormy Daniels para que no desvelara la relación que tuvieron años antes. Se ha convertido así en el primer expresidente imputado por lo penal en la historia del país.