Diez años ya desde que, aquel 2 de junio, los españoles empezaran el día con una noticia tan inesperada como histórica: el anuncio de abdicación del Rey Juan Carlos, tras haber tomado la decisión más difícil de su vida institucional al considerar que “merece pasar a la primera línea una generación más joven”. Y casi una década también desde que, 16 días después (18 de junio), don Juan Carlos sancionara y promulgara la ley orgánica por la que se hacía efectiva la abdicación de la Corona de España en un solemne acto que duró tan solo quince minutos. Nunca el salón de Columnas del Palacio Real había sido testigo de un aplauso tan largo, tan inacabable. Con una mano en el corazón y rodeado de su familia, despedía su reinado de 38 años y 209 días en un acontecimiento de enorme magnitud que marcó el momento en el que el timón y el rumbo de los designios de España pasaban a otras manos en la Jefatura del Estado. Don Felipe ya era Rey y jefe supremo de las Fuerzas Armadas, y su hija Leonor, princesa de Asturias y heredera al trono.
Empezaba una nueva era cargada también de sorpresas, en la que don Juan Carlos, orgulloso de ver a su hijo sentado en el trono, terminó por poner muchos kilómetros de distancia con España para reducir el goteo de informaciones que estaban socavando la Corona... Diez años después de aquel día histórico y en un presente ya más tranquilo de terrenos conquistados, traemos a nuestras páginas diez curiosidades con las que nos aproximamos a la figura de Su Majestad.
1. Su primer idioma, el francés
Nació en Roma, pero siendo niño, durante la Segunda Guerra Mundial, se trasladó con su familia a Lausana, donde vivía su abuela paterna, la Reina Victoria Eugenia. Allí aprendió francés con acento suizo y, después, estudió en un internado en Friburgo, Villa Saint Jean, mientras el resto de su familia se instalaba en Estoril (Portugal). Sigue soñando en francés y, de esa infancia francófona, conserva también la costumbre de contar en este idioma.
En Abu Dabi, su privilegio es tener vistas a los olivos y al mar. Los olivos le recuerdan a su patria, los paisajes del Mediterráneo, y hacen que la expatriación sea menos amarga
2. No quería aprender inglés
Además del francés y el español, que hablaba con sus padres, los condes de Barcelona, domina el italiano, el portugués y el inglés, que, en un principio, por razones patrióticas relacionadas con Gibraltar, no quería aprender, para disgusto de su padre. Hasta que, a los quince años, acompañó a don Juan en un viaje a Londres. La joven Reina de Inglaterra, Isabel, a quien llamaba familiarmente Lilibet, los recibió para almorzar. Su padre pidió a la soberana que colocara a su hijo a su lado y le hablara en inglés y don Juan Carlos sintió vergüenza al no poder responderle con fluidez. Continuaron la conversación en francés, pero, tras ese encuentro, se centró en aprender el idioma con perseverancia.
Le gusta el arte, los artistas y escuchar flamenco, que le emociona mucho, en lugar de ópera, y sigue soñando y contando en francés
3. No come setas
En Suiza, después de la Segunda Guerra Mundial, en un paseo por los bosques con sus primos, recogió y comió setas silvestres. Se intoxicó y desde entonces tiene aversión a los hongos, incluso a las trufas. Es el único alimento que no toma. Durante sus viajes internacionales, se esforzó por probar todas las especialidades culinarias locales que le ofrecían sus anfitriones, como aletas u ojos de tiburón o estofado de orejas de pescado, que comió en China, pero lo que aprecia especialmente es un buen plato de lentejas. También le encantan las anchoas y el jamón serrano y, además, con el café se otorga una onza de chocolate con leche, un hábito que adquirió en Suiza.
Bill Gates le regaló uno de los primeros ordenadores y siempre está al tanto de todos los avances tecnológicos. El teléfono es indispensable para mantener el vínculo con España
4. Es el único Rey que ha sido tres veces campeón del mundo
En la familia Borbón, la pasión por el mar la llevan en la sangre. Don Juan Carlos la heredó de su padre, el conde de Barcelona, y se la transmitió a sus tres hijos sin excepción, don Felipe y las infantas Elena y Cristina. Su abuelo el Rey Alfonso XIII ya había puesto de moda la vela deportiva en España. Y su padre, don Juan, que se formó en la prestigiosa academia naval de Dartmouth, en Gran Bretaña, solo era verdaderamente feliz en su velero, ‘El Saltillo’, atracado en Estoril. Incluso cruzó el Atlántico. Fue en ‘El Saltillo’ donde Juan Carlos aprendió a navegar siendo niño. Además, durante los veranos, toda la familia surcaba en este velero el Mediterráneo.
En 1972, a los 34 años, don Juan Carlos participó en los Juegos Olímpicos de Kiel, en la categoría Dragón, pero no ganó. Sus obligaciones oficiales no le permitieron entrenar lo suficiente para participar en otros Juegos Olímpicos, pero nunca perdió el gusto por la competición. En 1982, lanzó en Palma de Mallorca la Copa del Rey, que sigue siendo un evento imprescindible para los regatistas de todas las clases de barcos. La ganó seis veces y, en 1993, sus compañeros lo lanzaron a la piscina vestido para celebrar la victoria.
Con la jubilación, retomó los entrenamientos. Se impuso con su equipo en el campeonato de Vancouver (2017), en la clase 6 metros, frente a navegantes célebres como Dennis Conner, cuatro veces campeón de la Copa América. Repitió la hazaña en Finlandia dos años después y, nuevamente, en 2023, en Cowes, en la isla inglesa de Wight, frente a una veintena de veleros de todas las nacionalidades. Otros miembros de la realeza se han alzado con medallas. Su cuñado el Rey Constantino II de Grecia ganó en vela con 20 años en los Juegos Olímpicos de Roma, en 1960. El Rey Harald de Noruega también participó tres veces en los juegos, ganó regatas internacionales y es el padrino de la Federación Internacional de Vela. Pero el Rey Juan Carlos es el único, con más de 80 años, que sigue consiguiendo tantas victorias.
5. Hace gimnasia todos los días
Para poder seguir navegando en el ‘Bribón’, a pesar de sus múltiples operaciones de cadera y rodilla, que dificultan sus movimientos, va al gimnasio y hace ejercicios con máquinas durante más de una hora todas las mañanas. No se pierde una sesión de entrenamiento. Gracias a esta disciplina y a una alimentación controlada, se mantiene en forma.
Siempre ha practicado muchos deportes y ha sido un temerario. Montaba a caballo con su madre y participaba en competiciones hípicas hasta que Franco le pidió que dejara de hacerlo. Practicaba el esquí con pasión, sufriendo numerosas caídas y fracturas. Se entrenaba en judo con su cuñado Constantino dos semanas antes de su matrimonio cuando se dislocó el hombro derecho y se rompió la clavícula. Todavía le dolía mucho el día de la boda, lo que explica su aspecto algo tenso en las fotos. Jugaba frecuentemente al squash en la Zarzuela. De hecho, fue camino de un partido cuando se enteró del 23-F. Permaneció vestido con ropa deportiva toda la noche hasta que tuvo que cambiarse para aparecer con su uniforme militar en televisión y dar su histórico mensaje.
6. Cómodo con las nuevas tecnologías
Bill Gates le regaló uno de los primeros ordenadores y siempre está al tanto de todos los avances técnicos y tecnológicos. Conserva la costumbre de leer libros en formato impreso, pero consulta la prensa española todos los días en una tablet . Fue de los primeros en usar el correo electrónico y el teléfono móvil, que es indispensable para mantener el vínculo con España.
Para poder seguir navegando en el ‘Bribón’, a pesar de sus múltiples operaciones de cadera y rodilla, que dificultan sus movimientos, va al gimnasio cada día y hace ejercicios durante más de una hora
7. Aprecia el arte
Cuando era niño y vivía en el internado de San Sebastián, estaba obligado a asistir a conciertos de música clásica los domingos, de los que no guarda buenos recuerdos. Hoy prefiere escuchar flamenco, que le emociona mucho, en lugar de ópera. Le gusta el arte y los artistas y mantuvo una amistad con dos españoles legendarios: Salvador Dalí y Joan Miró, quienes le regalaron cada uno un cuadro a los que está muy apegado.
Tiene aversión a las setas silvestres desde que se intoxicó de niño, y le gusta un buen plato de lentejas, las anchoas, el jamón serrano y una onza de chocolate con leche con el café
8. Récord de viajes oficiales
Durante sus 38 años de reinado, realizó 241 viajes oficiales a más de 100 países, lo que lo convierte en el monarca europeo vivo que más ha viajado —mucho más que cualquiera de sus contemporáneos—, a excepción de la Reina de Inglaterra, Isabel II, que le ganó por doce viajes, aunque en el transcurso de sus 70 años en el trono.
El país que el Rey visitó con más frecuencia fue Estados Unidos. Realizó quince viajes oficiales y conoció a todos los jefes de Estado americanos desde Kennedy hasta Obama.
Francia y Alemania son los países europeos que más veces visitó en los primeros diez años de su reinado para ayudar a España a ingresar en la Comunidad Europea, en 1986. Ningún monarca español había cruzado el Atlántico para visitar América Latina. Juan Carlos decidió que su primer viaje oficial al extranjero, en 1976, sería a Santo Domingo, antes de dirigirse a Washington. Además, fue el primer monarca europeo en visitar la URSS, en 1984, desde el asesinato de la Familia Real rusa, en 1918. También visitó la China de Deng Xiaoping, en 1978. Fue uno de sus viajes más memorables y largos: durante diez días, tomó siete vuelos, recorrió 25.000 kilómetros y pasó 31 horas en un avión con una escala técnica en Irán a la ida y en Irak al regreso.
9. Su admirado Nelson Mandela
El Rey ha conocido a todas las grandes figuras mundiales de la segunda mitad del siglo XX y Nelson Mandela fue, sin duda, uno de los jefes de Estado que más le impresionó. Cuando la Unesco les concedió a ambos el Premio Simón Bolívar, en 1983, don Juan Carlos escribió al Presidente de Sudáfrica pidiéndole que lo liberara excepcionalmente —el líder sudafricano estaba encarcelado desde 1962— para que pudieran recibir juntos el galardón, pero Marais Viljoen se negó y fue la hija de Mandela quien asistió a la ceremonia representando a su padre.
Mandela agradeció este intento de mediación y, en 1991, un año después de salir de la cárcel, realizó un viaje oficial a España, el primero de muchos otros. Inmediatamente se estableció entre ambos una sólida y sincera amistad. Mandela le honró acudiendo a la boda de los entonces príncipes de Asturias, aunque ya apenas podía caminar. Eran las secuelas de los 27 años que pasó en prisión, en una celda de dos metros por tres. Don Juan Carlos se lo agradeció mucho.
10. Su árbol favorito es el olivo
En Abu Dabi, su privilegio es tener vistas a los olivos y al mar. Los olivos le recuerdan a su patria, los paisajes del Mediterráneo, y hacen que la expatriación sea menos amarga. Desde que se fue, en 2020, cuenta los días que pasa lejos de España.