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Los rumores de un posible noviazgo entre Anne Robinson, de 79 años, y Andrew Parker-Bowles, de 84, comenzaron el pasado mes de diciembre, pero no ha sido hasta ahora cuando, después de casi un año y medio de relación secreta, la periodista de la BBC ha confirmado a la revista Saga que está saliendo con Andrew Parker Bowles: “Sí, punto final. No es asunto tuyo”.
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Según diferentes informaciones, se conocieron casi al tiempo que Camilla se convertía en Reina tras la muerte de la reina Isabel, el 8 de septiembre. Fue durante el almuerzo que la propia Robinson organizó para su hermano Peter y sus viejos amigos. Entre ellos, su vecino el padre Félix Stevens, un monje retirado amigo de Parker Bowles, que hizo de celestino. Desde entonces, han conseguido vivir discretamente su romance, aunque era un secreto a voces entre la alta sociedad británica y en los Cotswolds, donde residen, a unos 40 kilómetros de distancia.
Una fascinante historia
Camilla Parker está totalmente de acuerdo con esta relación que ha añadido un nuevo capítulo a la fascinante historia de sus vidas. Una historia que entrelaza sus destinos superando cualquier serie de ficción. Camilla, de ser la mujer más odiada a convertirse en la Reina de Inglaterra y Andrew, el aristocrático oficial de caballería, amigo del rey Carlos, enamorado de la periodista que se hizo rica y famosa con su frialdad y sus peculiares desprecios. Sin duda, la pareja más improbable, aunque, como señala The Telegraph, tienen mucho en común: aman el campo, la caza, las carreras y a sus familias.
Parker Bowles y Anne son los protagonistas de esta noticia, pero sin olvidar a Camilla ni la raíz de esta historia, que empezó en los setenta cuando Milla (así la llamaban sus amigos) se presentó al príncipe Carlos durante un partido de polo en Windsor. “Bonito animal, Señor. Me llamo Camilla Shand. Es un placer conocerle… Mi bisabuela, Alice Keppel, fue la amante de su tatarabuelo, Eduardo VII. ¿Qué le parece?”. Tenía 23 años, buscaba vengarse de su novio y el príncipe heredero, de 22, era perfecto para volver loco de celos a Andrew Parker-Bowles, un oficial de caballería que la engañaba y nunca dejó de hacerlo, hasta el extremo de que la prensa inglesa lo calificó de “infiel en serie”.
De hecho, durante su relación intermitente, y sin poder dar fechas muy precisas, Andrew comenzaría a principios de los setenta una relación imposible con la princesa Ana . La cercanía de éste con la Familia Real era enorme – sus padres eran amigos de Reina Madre e incluso sirvió como paje en la coronación de la Reina Isabel II en 1953-, pero Parker-Bowles era católico y una boda era impensable.
Casi en paralelo, corriendo 1972, el príncipe y Camilla iniciaban una relación, aunque no duraría mucho. En 1973, con Carlos en una larga misión naval y Andrew de regreso a Gran Bretaña, todo dio un giro. Camilla eligió a Andrew y se casaron el 4 de julio en la capilla de la Guardia del palacio de Buckingham. No sería la única boda.
De hecho, el 14 de noviembre, coincidiendo con el 25 cumpleaños del entonces príncipe de Gales, la princesa Anne contraía matrimonio con Mark Phillips teniendo dos hijos en común: Peter y Zara, que fue apadrinada en su bautizo por Parker-Bowles.
Y el resto es historia. La señora Parker-Bowles se convirtió en la mejor consejera del príncipe heredero e incluso le ayudó a elegir esposa. Distinguía perfectamente entre Carlos, el hombre que la amaba, y, el futuro Rey de Inglaterra. La Monarquía necesitaba una princesa. Lo que no sabía es que jamás renunciaría a ella y conseguiría llevarla al trono.
En el verano de 1980, se anunció el compromiso del príncipe Carlos y Lady Diana Spencer; y en, julio de 1981, se celebró la boda con el mundo rendido ante lo que parecía la historia de amor del siglo. En 1982, nació el príncipe Guillermo; y, en 1984, Harry. Para entonces, Camilla ya era madre también de Tom (1975) -el rey es su padrino-; y de Laura (1979), que les han dado cinco nietos: Lola, Eliza, los gemelos Gus y Louis, y Freddy.
En 1988, Diana recogió sus pertenencias de Highgrove, la amada casa de campo de Carlos III, y Camilla encontró su lugar. En diciembre de 1992 anunciaron su separación y, un mes después, se publicó la charla de alto contenido erótico que habían tenido Camilla y el Príncipe, en 1989. Se iniciaba el Camillagate.
Camilla se divorciaría en 1995 tras un matrimonio de 22 años y los príncipes de Gales en 1996. El mismo año en el que Parker Bowles se casaba con Rosemary Pitman, quien falleció de cáncer en 2010. Un año después, moría Diana en París.
Para la ahora Reina los siguientes meses y años fueron horribles sufriendo avalanchas de críticas y de odio que empezaron a menguar en 1999, cuando se publicó la primera foto de ambos saliendo del hotel Ritz de Londres. Camilla llevaba el collar que Eduardo VII había regalado a su bisabuela, Alice Kempel, aunque sin pensar en que podrían casarse, como sucedió en 2005, ni por lo más remoto se veía sentándose en el trono de Inglaterra.
Pero el destino dio un nuevo giro. Y por supuesto, aquel histórico 6 de mayo de 2023, Andrew Parker-Bowles también estuvo presente en la coronación.
La reina de la maldad
Durante la década de los 80, Robinson fue una de las primeras periodistas en hablar públicamente sobre la bulimia de la princesa Diana y tocó la cima como presentadora en el programa de la BBC The Weakest Link (El rival más débil), donde recibió el nombre de Queen of Mean (Reina de la Maldad) por su dureza y estilo mordaz. También es la autora de Memorias de una madre no apta, donde narra los difíciles episodios que ha enfrentado, entre ellos, la pérdida de la custodia de su hija y sus problemas con el alcohol. En 2001, fue diagnosticada con cáncer de piel.
Anne ha estado casada en dos ocasiones y su única hija, Enma, le ha dado dos nietos, Hudson, de 14 años, y Parker, de 13. La legendaria presentadora de televisión, que está muy orgullosa de ser la hija de un vendedor de pollos e hizo una enorme fortuna a lo largo de su carrera, además de confirmar su noviazgo, ha dado otra sorpresa estos días: ha regalado a su familia casi 60 millones de euros para evitar que tengan que pagar a hacienda tras su muerte. El tipo actual del impuesto sobre su herencia sería del 40 por ciento. “Es mejor que lo disfruten ahora“.
Un final inesperado para todos que ha cambiado el cuento y da un nuevo giro con este noviazgo ya oficial. La madrastra no siempre acababa mal, ni tampoco el marido de la madrastra.