Diseñador e icono de estilo, íntimo amigo de Tamara Falcó y Nieves Álvarez, entre otras, Juan Avellaneda se ganó a los televidentes en diferentes formatos televisivos, y ahora también a través de sus redes, donde acumula más de un millón de seguidores. Entre ellos, la Reina Letizia, a quien dedica palabras de admiración. Las últimas en la presentación de las nuevas propuestas de MÓ de Multiópticas, cuya campaña protagoniza otra de sus buenas amigas, Isabel Preysler, por la que también siente una profunda devoción:“Isabel es una mujer que encaja muchísimo en esta campaña, porque unas gafas de sol siempre dan un punto a cualquier look y ella es la reina de los looks”, nos dice.
- ¿Y cómo es Isabel en las distancias cortas?
- Es estupenda y un gustazo tratar con ella. Yo juego con ventaja, porque también he tenido la oportunidad de verla en su casa, siempre súper elegante y súper amable. Tiene, además, el don de darte paz sólo con la mirada. Es algo que me fascina de ella.
- También tienes amistad con su hija, Tamara Falcó, y su marido, Íñigo Onieva. ¿Has estado ya en su restaurante?
- ¡Qué guay! Que se pongan en marcha proyectos nuevos, me parece la pera. Yo todavía no he tenido la oportunidad de conocerlo, pero espero hacerlo pronto.
- Cambiemos de tema. Me gustaría conocer tu opinión sobre la imagen de la Reina Letizia en deportivas.
- A mí me ha parecido una imagen súper actual. Muchas veces nos empeñamos en que la gente se atenga a unos códigos pasadísimos.
- ¿Entonces te ha gustado?
- A mí, sí. Y mira que yo soy crítico, pero sí que me ha gustado. El hombre tiene menos presión, aunque sí que la tiene con los accesorios. El Rey puede repetir sus estilismos quinientas veces y no pasa nada. La Reina, en cambio, se tiene que cambiar cuatro veces al día, así que me encanta que se ponga cómoda siempre con estilo.
- Además, una Reina también puede ir en zapatillas ¿no?
- ¡Claro, claro! Luego en las embajadas se pone las tiaras y todo lo demás.
- Otra cosa, Juan. Se ha publicado que has sufrido una recaída en tu cáncer testicular.
- No, no. Me cambiaron un poco lo que dije. Lo que dije es que me habían salido de nuevo unos bultitos y que estaba otra vez con revisiones médicas. De momento, está todo controlado, aunque es un poco rollo tener que volver a pasar por eso.
- ¿Esos bultitos te los detectaron en una revisión?
- No. Fui yo quien me obligué a ir, porque me dolían bastante las glándulas. No me apetecía mucho a volver a pasar el proceso, pero mi marido me dijo: “Ya te vale, tienes que ir”. Y es verdad. En las Asociaciones siempre te dicen que lo más importante es la prevención, pero ya sabes ese dicho de “en casa del herrero, cuchillo de palo”.
- ¿Es como si volvieran los fantasmas del pasado?
- Así es. Es un proceso desagradable y, a nivel psicológico, un shock. Además, desde que me operaron hace ya diez años, convivo con el dolor las veinticuatro horas del día. Cuando me veas sentado en un banco, con las piernas espatarradas, es que no puedo más.
- A pesar de todo, ¿estás tranquilo?
- Tranquilo, sí, pero no hace mucha gracia. Antes me lo guardaba para mí, pero ahora lo explico. Pensaba que no, pero es verdad que ayuda muchísimo que alguien lo explique y le dé visibilidad a esta enfermedad.