Paz Padilla regresa a los escenarios madrileños con la tercera temporada de El humor de mi vida. Del 24 de mayo al 16 de junio, el Teatro Capitol Gran Vía acoge esta comedia comedia dramática, impregnada de música, que transita por las risas más desternillantes, la guasa gaditana y la pura emoción. En la obra, la actriz y presentadora rinde homenaje a su difunto marido y nos cuenta su preciosa historia de amor. Un viaje lleno de felicidad y mucho humor en el que la muerte también juega un papel crucial.
Vuelves a Madrid con la tercera temporada de 'El humor de mi vida', ¿qué significa para ti esta obra tan especial?
Esta obra tiene un significado muy especial porque tiene la necesidad de seguir ayudando. Al ser una montaña de rusa de emociones, a través del humor me adentro en las entrañas de cada espectador que está ahí sentado. Sin darse se abren a mí y viven conmigo esta historia. Y luego me dicen que salen del teatro con otro concepto de la vida, con ganas de disfrutarla al máximo y no preocuparse por tonterías.
Para aquellos que te conocen mucho gracias a la televisión pero nunca te han visto en el teatro, ¿qué se van a encontrar aquí?
Se van a encontrar una reflexión sobre la vida, sobre el acompañamiento, sobre los que nos puede cambiar la vida en décimas de segundo gracias al destino. Mucha gente conoce mi vena de humor por la televisión, pero aquí van a conocer mi faceta interpretativa, mi faceta como actriz. Es una obra de teatro con una escenografía preciosa, con luces, música en directo… Una obra de teatro en la que poco a poco se irán adentrando en mi mundo.
En 'El humor de mi vida' recuerdas la historia de amor con tu marido Antonio y también su muerte ocurrida hace cuatro años, ¿qué sientes al revivir todo eso de nuevo en cada función?
Pues la verdad es que procuro no revivirla, tiro de oficio. Por que si fuera Maripaz yo sé que me reventaría, pero al tirar de oficio, pongo a la actriz por delante y procuro no llevármelo a la piel. Aunque a veces es inevitable, porque son situaciones y momentos que yo he vivido.
Se trata de una obra con la que los espectadores se llegan a sentir identificados. Yo, por ejemplo, el día que asistí había muchas señoras que no paraban de llorar de la emoción.
Yo creo que todo el mundo se siente en algún momento identificado. Bien, porque ha pasado ya esa situación, o bien porque saben que va a llegar tarde o temprano. Que va a llegar la enfermedad, la muerte de sus seres queridos, la de su padre o la de su pareja... La gente, lo que ve reflejado es su miedo… ‘El humor de mi vida’ es un viaje que te calma, te tranquiliza. Ellos ven que yo pasé por ahí de la mejor manera posible. Entonces, yo creo que los espectadores cuando salen, tienen menos miedo.
La obra está llena de emoción pero también de momentos muy divertidos, ¿nos puede contar alguna anécdota o algo que te haya pasado en que no pudieras continuar por un ataque de risa?
Después de 150 representaciones, pues imaginate, ha pasado de todo. Siempre me acuerdo de una señora que estaba en el público… como yo hago los cambios de la risa al llanto tan rápido o, al revés, del llanto a la risa. Pues la señora que estaba llorando me decía: -Paz Padilla, que no puedo reír, que estoy llorando-. Le dio un ataque tan grande que no sabía si estaba riendo o estaba llorando. Estaba todo tan mezclado que ella misma lo confundía.
Acabas de sacar tu nuevo libro 'Madre', que está dedicado por supuesto a tu madre, Lola. Ella fue la que te inculcó el amor y el humor. ¿Lo vas a llevar también a las tablas?
Evidentemente, mi madre fue la que me inculcó el amor y el humor. Para mí, son dos cosas muy importantes porque yo no sé vivir sin ninguna de las dos. Y, por supuesto, que la queremos llevar a las tablas porque es una historia muy potente, también es otra montaña rusa de llanto y risas. Al igual que ‘El humor de mi vida’, todo el mundo que lo ha leído me dice que llora y ríe a partes iguales. Por tanto, nuestro siguiente proyecto será llevarlo a las tablas.
Recientemente te hemos visto en un programa de televisión con tu hija Anna en Te falta un viaje. ¿Habéis pensado también en colaborar en el teatro? ¿Ella también tiene el gusanillo de la interpretación?
Ana está estudiando interpretación, está muy involucrada en esta profesión. Y yo la animo mucho porque yo creo que tiene talento y que en esta profesión hay que saber de todo, hay que ser multidisciplinar. Y no sé si algún día nos subiremos juntas a un escenario, que puede ser que sí. Y la verdad es que me haría mucha ilusión compartir con ella las tablas.
Por último, supongo que es un sueño cumplido poder actuar otra vez en uno de los teatros más grandes de la Gran Vía. ¿Qué tiene de especial el público de la capital?
El público de Madrid es único porque es gente de todas las provincias, es como una representación de toda España. Me encanta la Gran Vía porque hay mucha vida, porque cada día es público nuevo. También hay un público de Madrid que es muy exigente, que está acostumbrado a ir al teatro todos los días. O sea, que hay una mezcla de todo. Y lo más bonito, es que yo últimamente lo vivo todo como si fuera la última vez. Vivo el aquí y el ahora. Entonces, pienso que quizás sea la última vez que vengo a Madrid con esta obra y lo disfruto mucho. Todo lo que hago lo vivo con mucha intensidad porque pienso que puede ser la última vez.
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