Nuestra videollamada con los Hurley comienza de una forma adecuadamente glamurosa. Damian, el hijo de Elizabeth, de 22 años, aparece vestido de blanco y sentado lánguidamente en la cama de matrimonio de un amplio dormitorio. Su madre intenta equilibrar el portátil sobre una cubitera. La pareja está en Grecia, en casa de un amigo con el que podrían hacer negocios. “Así que son ‘trabajaciones”, dice la actriz, modelo, productora y fundadora de una marca de trajes de baño mientras se sienta junto a su hijo, igual de guapo que ella. Han estado muy ocupados promocionando el estreno como director de Damian, Strictly Confidential , una película que él describe como ‘un misterio sensual con ritmo’ y que protagoniza su madre. Ya antes de su estreno acaparó los titulares gracias a una escena tórrida entre Elizabeth y otra mujer. Ellos se muestran indiferentes ante el alboroto causado. “En la vida real, creo que nunca he besado a nadie delante de Damian”, dice ella con naturalidad. “Ha estado en mis rodajes desde que tenía ocho años y me ha visto con frecuencia besar a gente”. “Es trabajo”, dice su hijo. Pero el alboroto habla de la fascinación que parecen suscitar. Se parecen, tienen la misma voz melosa y se adoran de verdad.
¿Por qué están tan unidos? “Ser madre soltera de un hijo soltero”, dice Elizabeth, de 58 años, que crio sola a Damian después de que el empresario Steve Bing negara la paternidad. Más tarde se demostró mediante una prueba de ADN. “Tenemos vidas completamente separadas en algunos aspectos y hay, por supuesto, zonas privadas, pero nos hemos convertido en un equipo muy fuerte. Para algunas cosas, somos el confidente el uno del otro; para otras, somos los mejores amigos”. Damian añade: “Tenemos una telepatía parecida a la de los gemelos y creo que nos viene muy bien. Pero en el momento en el que hay un enfrentamiento es como si discutieras contigo mismo”. Se ríen. ¿Sobre qué discuten? “Por las mismas cosas que todo el mundo”, dice Elizabeth. “No encuentro mis gafas de sol... ¿las tienes tú?” o “¡Dije que estuvieras lista/listo a las siete!”.
Como dos gotas de agua
Desde su primera aparición, hace 30 años, en el estreno de Cuatro bodas y un funeral, con su entonces novio, Hugh Grant, Elizabeth ha estado en el punto de mira del público. Como actriz, ha protagonizado, entre otras películas, Austin Powers: International Man of Mystery. También las series Gossip Girl y The Royals. Como modelo, ha sido el rostro de Estée Lauder. Y como empresaria, ha lanzado su propia marca de trajes de baño. Sus relaciones de alto nivel con el empresario hindú Arun Nayar, Steve Bing y el jugador de críquet australiano Shane Warne también acapararon titulares. Pero siempre ha insistido en que Damian es su prioridad. “Solo tienes una oportunidad de ser madre de un hijo, así que tomé la decisión de ponerle a él por encima de cualquier cosa en mi vida personal o profesional. No acepté ningún trabajo como actriz durante casi ocho años porque quería ser la persona que lo acostara cada noche, lo llevara al colegio y le hiciera pastel de carne”, dice con un deje de nostalgia. Su cercanía, por supuesto, se ve amplificada por su parecido físico. “Lo curioso es que, cuando era pequeño, no se parecía en nada a mí”, dice ella. “No fue hasta que llegó a la pubertad cuando, de repente, abrí los ojos y vi a este niño irlandés moreno mirándome fijamente, mientras que antes era rubio, sin pestañas ni cejas. Era adorable, pero no se parecía en nada a mí ni a mi familia”.
Viven juntos en la campiña profunda de Herefordshire, muy cerca de Gales, a donde Damian se mudó durante la pandemia. Antes vivían en una granja de Gloucestershire. Elizabeth optó por la tranquilidad rural —y la privacidad— cuando las presiones de la fama se volvieron abrumadoras. “Quería protegerlo”, dice. “Me fui de Londres porque la atención de los paparazzi era demasiado mala. Era desagradable salir de casa todos los días para llevarlo al colegio. Un día, estábamos a punto de salir y me di cuenta de que había cogido un paraguas. Le dije: ‘Cariño, hoy no va a llover’. Y él me respondió: ‘No, pero si esos hombres se te echan encima, les voy a pegar’. Solo tenía unos cuatro años”. Ahora le encanta poder ir al supermercado sin que les sigan e “ir por la calle principal en chándal y botas Ugg sin que nadie se interese ni remotamente por nosotros”. Menos mal, porque ambos tienen pareja. “Estamos saliendo con gente, pero los dos somos muy reservados”, dice Damian. “He visto de primera mano lo devastadoras que pueden llegar a ser las relaciones en el ojo público y ambos hemos tomado la decisión de que, hasta que las cosas sean increíblemente serias, no contar públicamente con quién estamos saliendo”.
“Nos hemos convertido en un equipo muy fuerte. Para unas cosas, somos el confidente el uno del otro; para otras, somos los mejores amigos”
¿Hablan de sus vidas amorosas o acuden el uno al otro en busca de consejo? “La verdad es que no”, dice Elizabeth con cara de asombro. “Aunque estamos muy unidos en muchos aspectos, ese no es uno de ellos. Pero me pensaría muy bien si meter a alguien en mi vida sabiendo que se cruzará con la vida de Damian. Nunca pondría en peligro nuestra dinámica familiar. Nunca me he juntado con nadie que no tuviera una influencia positiva en su vida. Todas las personas a las que he querido, y sigo queriendo, siempre han querido a Damian tanto como a mí, estoy segura. Y siempre he considerado a la gente que me es cercana como mi familia. Ahora supongo que solo están Hugh y Arun. Los quiero a los dos, y los dos quieren a Damian”.
Experiencia con el suicidio
Su hijo era aún un bebé cuando conoció al empresario indio, con quien se casó en 2007. Se divorciaron en 2011, pero Damian sigue muy unido a él y le llama ‘papá’. Ha sufrido pérdidas importantes: la de su padre biológico, con el que había empezado a entablar una relación antes de que se quitara la vida, en 2020, y la de Shane Warne, que murió repentinamente de un ataque al corazón. Su película se centra en el suicidio de una joven y lo que ocurre tras su muerte, para lo que se ha basado en su propia experiencia. “Se me ocurrió la idea cuando tenía 17 años y perdí a una amiga por suicidio. Tenía nuestra edad, así que para mí y nuestros amigos fue la primera pérdida real que conocimos. Fue una época devastadora”, cuenta en voz baja. “Mi padre biológico se quitó la vida un año después y luego murió mi padrastro Shane. Fueron muchas pérdidas acumuladas en muy poco tiempo. Y creo que mucho de eso se canalizó, consciente o inconscientemente, en la realización de esta película”. Solo tenía 20 años, todo un logro para alguien tan joven. ¿Siempre ha tenido ese nivel de confianza? “Sí, gracias a Elizabeth Hurley”, dice. ¿Preferiría tener el éxito sin la fama? “Me encantaría, pero, por desgracia, no estamos en una profesión en la que eso exista”.
“No acepté ningún trabajo como actriz durante ocho años porque quería ser la persona que acostara a mi hijo cada noche”
¿Está de acuerdo su madre? “No me imagino en otro sector, pero sí, si hubiera sido gestora de fondos de inversión, podría haber tenido un éxito enorme y ser completamente anónima”, dice pensativa. “La única otra cosa que me habría encantado hacer es ser jardinera.También he vuelto a coser, cosa que no hacía desde que me fui de casa”. “Es muy buena modista”, confirma Damian. “Y hago pasteles todo el tiempo”, añade triunfante. Esta imagen de felicidad doméstica no se corresponde mucho con su imagen pública, aunque Elizabeth se apresura a añadir: “Todavía hay algunas tareas domésticas para las que soy una inútil. Creo que nunca he planchado más que un pañuelo”. También se muestra serena ante la idea de cumplir 60 años: “Ni siquiera sé cuál es la edad de jubilación ahora, ¿son 67?”. “No me siento diferente. ¿Parezco diferente?», le pregunta a Damian. “¡No! Definitivamente no soy más mayor». Nuestro tiempo ha llegado a su fin: tienen que ir a comer y organizar sus ajetreadas vidas. Antes de marcharse, desvelan sus próximos proyectos. Damian ha escrito otro guion cinematográfico, para el cual esperan tener luz verde a finales de este año. Esta vez, Elizabeth participará más como productora que como actriz. “Espero que pronto podamos hacer una segunda película”, dice ella. “Yo también”, dice él, mientras esbozan la misma sonrisa.