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Pasaban unos minutos de las cinco de la tarde, las cuatro en Marrakech, cuando por fin se desveló el secreto mejor guardado de la boda de Mónica de Tomás: el vestido de la novia. Del brazo de su padre y padrino, Ignacio de Tomás, la modelo caminó radiante por el pasillo central de la iglesia de los Santos Mártires. Ante el altar de este templo dirigido por los franciscanos desde que lo fundaron en 1928 a las afueras de la Medina, la esperaba el novio, el ejecutivo belga Laurent De Greef.
© FRANCO GRIBODO
© PRONOVIASLa pareja, que el pasado 27 de abril celebró su boda civil en La Casa de la Panadería de Madrid, tenía muy claro que el escenario de su enlace religioso tenía que ser Marrakech. “Los dos hemos pasado tiempo allí antes de conocernos y, desde que empezamos nuestro noviazgo, hemos ido mucho porque la familia de Laurent tiene casa allí. Aprovechamos siempre el buen tiempo que hace para practicar golf en familia y descansar”, nos decía la novia en ¡HOLA! el pasado mes de febrero.
Acostumbrada a recorrer kilómetros de pasarela a lo largo de su extensa carrera como maniquí, para Mónica este fue sin duda el desfile más especial de su vida. Emocionada y sin dejar de sonreír, la también periodista e influencer estaba guapísima con un diseño de Atelier Pronovias creado en exclusiva para ella. “Es una marca con la que he trabajado desde 2013, así que tenía todo el sentido acudir a ellos para una ocasión tan especial”, nos confesaba la novia en la mencionada entrevista.
El vestido, un diseño contemporáneo, sofisticado y elegante, es una auténtica pieza de atesanía. Confeccionado en mikado marfil, tiene escote palabra de honor y el cuerpo trabajado como un bustier del que nacen dos tirantes finos, va bordado con tupis y brillantes de cristal checo.
© PRONOVIAS“Artesanal y hecho a mano”, el bordado que cubre el bustier “continúa en degradé por la parte superior de la falda, que va entallada hasta la cadera, desde donde se abre un sutil volumen en forma de A”, aseguran desde la casa especializada en moda nupcial. Para la elaboración de este traje han sido necesarias un total de 40 horas de modelaje y 80 de confección, además de las 60 horas que se han empleado en realizar el bordado.
Mónica completó su look nupcial con una espectacular capa en tul con capucha —que hizo las veces de velo— y con un botón joya, un accesorio muy glamouroso, al estilo Old Hollywood , y con cierto aire de exotismo, como guiño a Marrakech.
En cuanto a los accesorios, llevó unos pendientes y alianzas de Suarez.
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