Ingeborg Schlichting se ha convertido en una de las voces más entrañables de la radio española por su participación en el programa Fin de Semana de la Cadena Cope que presenta su hija Cristina López Schlichting. Nacida en Hamburgo, Ingeborg vivió su infancia bajo los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, viajó luego a España para mejorar su conocimiento de nuestro idioma y aquí se quedó, cautivada por un país muy diferente y en el que conoció pronto a Felipe, el amor de su vida con el que formó una estupenda familia de cuatro hijas y diez nietos. En Así encontré la felicidad. Vivencias de una alemana que se enamoró de España (Harper Collins), rememora algunos pasajes de su vida.
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- Ingeborg, ¿Ha sido muy emotivo plasmar tus recuerdos sobre el papel?
Ha sido muy emocionante en algunos momentos, porque al hacer memoria te vienen muchas imágenes y recuerdos vividos. Tenía, además, muy reciente la muerte de mi marido, así que ha sido un proceso duro, un año difícil, aunque el libro también me ha servido para pasar el luto y tener la mente más ocupada.
- Ingeborg, llegaste a España en el año 1958. ¿Cuál es la primera imagen o sensación que te viene a la cabeza? ¿Qué es lo que más te llamó la atención?
Llegué en la primavera de 1958 y recuerdo que hacía un calor tremendo, parecido al que hemos tenido hace unos meses. España era otro mundo entonces, muy diferente a la Alemania donde me había criado, no como ahora, cuando los países han perdido mucho de su personalidad por la globalización.
Me llamó mucho la atención la comida y, sobre todo, los olores, el olor a aceite en las casas y escaleras. Además, había otro olor muy extraño que al principio no identificaba y que eran las acelgas, algo que en Alemania apenas comemos. En Alemania todo olía más a ahumado y no a aceite, por las diferentes maneras de cocinar.
Madrid era una ciudad preciosa y llena de vida, en eso no ha cambiado. Todo era distinto a Alemania, con sus bares, cafeterías y la gente saliendo a la calle a todas horas. Los bulevares eran preciosos y la gente se sentaba en los chiringuitos a beber horchata y limonada. La gente vivía en la calle y había mucha alegría, apenas había tráfico.
- Una joven mujer alemana, rubia y más alta que las españolas de entonces también llamaría la atención en el Madrid de entonces. ¿Tuviste algún problema por ello o todo lo contrario?
España era muy barata para nosotros y, con unos pocos marcos, te hacías con un montón de pesetas. El problema principal que tuve fue mi talla, porque en muchas zapaterías sólo trabajaban hasta la 37 ó 38 y yo tenía una 39. A veces encontrabas algo, pero sólo un par de modelos que igual no eran precisamente lo que buscabas.
Lo mismo me pasaba con la ropa, que me quedaban a veces cortas las mangas. Luego me fui pronto a Extremadura para trabajar como au pair y mejorar mi español, ya que era bastante rudimentario.
- A tu juicio, ¿cómo ha cambiado España? ¿qué hemos ganado con los años y en qué hemos perdido?
Llevo en España más de 65 años y en este periodo el país ha dado un salto enorme, poniéndose al nivel europeo. En poco más de medio siglo, España ha cambiado de una manera increíble, gracias a la generación que después de la terrible Guerra Civil se puso a trabajar duro, a menudo pluriempleada.
La gente tenía muchas ganas de salir adelante y dejar las penurias atrás. El sacrificio y el esfuerzo de esa generación es lo que ha levantado a España. Muchos hombres llegaban a casa muy tarde después de todo el día trabajando. Recuerdo que mi marido Felipe llegaba a las diez de la noche muchos días.
Y, por supuesto, se salió de una dictadura y ahora se vive en democracia, aunque ésta tenga sus problemas. En cuanto a lo que se ha perdido, noto mucho el tráfico, que lo ha inundado todo, antes en Madrid había muchos menos coches y más bulevares para pasear, que ahora se han perdido.
- Las visitas a tu Hamburgo natal fueron frecuentes para visitar a tus padres en Navidad y también las de ellos a España. ¿Cómo las recuerdas?
Mis padres eran muy mayores, mi madre me tuvo con 44 años y siempre estuvimos muy pendientes de ellos. Además, al morir mi hermano en la Segunda Guerra Mundial, ellos se encontraron muy solos y yo tenía una gran responsabilidad, pero entendieron mi marcha a España. Tuvieron una vida muy difícil porque pasaron dos guerras mundiales y una época entre ambas muy complicada porque faltaba el trabajo y había muchas deudas.
Ellos disfrutaron muchísimo de España, sobre todo los diez últimos años de su vida, cuando venían en diciembre para vivir con nosotros varios meses. Entonces, viajaron todo lo que no habían podido viajar antes y, también, descubrieron muchos lugares (Alicante, Mallorca, etc.).
También recuerdo los viajes a Alemania. Al principio eran únicamente a Hamburgo, pero más adelante hacíamos el viaje en coche para descubrir Europa y otros lugares de Alemania en nuestro trayecto de ida y vuelta a Hamburgo, donde nos solíamos quedar al menos una semana con mis padres.
- Has podido conocer muy bien España en estos años. ¿Con qué tres lugares te quedas?
España tiene tantos sitios preciosos que es muy difícil elegir. Me gusta mucho Almería, el cabo de Gata, donde he ido muchas veces. También Galicia y la Castilla seca, los trigales de Tierra de Campos que he pintado muchas veces.
- Si te menciono Hoyocasero, ¿qué se te viene a la cabeza?
Pues es casi mi pueblo, también. Recuerdo que a mis hijas les preguntaban de dónde eran y ellas contestaban que de Hoyocasero. En Muñana, un pueblo cercano, veraneamos primero algunos años en la casa de una familia que nos alquilaba la parte de arriba.
Luego, al ir creciendo la familia, compramos una casa en Hoyocasero y luego otra más grande. Hemos pasado muchos fines de semana, puentes y parte del verano allí, sólo tengo grandes recuerdos de Hoyocasero.
- Cumplidos ya los 80 te has convertidos en toda una estrella de la radio de la mano de tu hija Cristina. ¿Cómo explicas tu éxito entre los oyentes?
Fue una casualidad, ya que Cristina tenía un programa donde se hablaba de la guerra y un día me propuso ir para que contara mis recuerdos de Alemania. Parece que gustó mi participación y me fueron llamando para ir otras veces. Ahí sigo, todos los domingos.
La gente dice que conecto muy bien con ella, de una manera natural y sencilla. Ahora tenemos una tertulia sobre Educación y yo hablo desde la parte de la experiencia, como madre de cuatro hijas y abuela de diez nietos.
La gente es encantadora conmigo, el otro día vino una señora desde Asturias a traerme unos bollos a mi casa de Hoyocasero. ¡Imagínate, qué sorpresa! Tener éxito en la radio y a mi edad es algo muy curioso, nunca sabes las sorpresas que te depara la vida.
- Cuatro hijas, diez nietos y a punto de ser bisabuela. ¿Tu mayor logro, sin duda, es esa familia a la que te dedicaste desde bien joven?
Me hace mucha gracia cuando la gente me pregunta si yo no trabajaba. Siempre les respondo que claro que trabajaba y mucho más que en una oficina. Estar al frente de una familia tan grande donde todos se quieren y son una piña, es un gran logro, el mejor que se puede tener en la vida. Me produce mucha satisfacción y orgullo.
Cuando mis hijas fueron más mayores retomé la pintura y disfruté bastante de esa etapa también, así como de nuestros viajes por Europa camino de Hamburgo en los que pudimos conocer muchos lugares.