La primera vez que pisó las pistas del Mutua Madrid Open, Rafa Nadal era solo un chico que soñaba con dedicarse a lo que más le gusta. Ahora que ha jugado por última vez en estas instalaciones, se ha ido como una leyenda. La tarde del 30 de abril, el tenista decía adiós para siempre a este torneo tras caer en octavos de final ante el checo Jiří Lehečka por 5-7, 4-6. Tras el partido, la despedida fue apoteósica. Durante 4 minutos y 9 segundos, la grada no dejó de aplaudirle en un homenaje para agradecerle lo mucho que ha hecho disfrutar en esta competición y las grandes alegrías que ha dado al deporte español. Entre el público se encontraban los familiares del jugador, que no pudieron contener las lágrimas ante tantas muestras de cariño.
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Desde uno de los palcos, situado a escasos metros de la tierra batida de la pista central Manolo Santana, vimos emocionarse a Ana María Parera, Maribel Nadal y Mery Perelló, madre, hermana y esposa del tenista, respectivamente. Sus gestos eran una mezcla de sentimientos: el inmenso orgullo de comprobar (una vez más) cuánto quieren a Nadal los aficionados y compañeros; la tristeza de acompañarle por última vez en esta cita a la que tanto cariño tiene; y la emoción de ver todo lo que ha logrado. Porque ellas son las únicas que saben que llegar a lo más alto no ha sido cuestión de azar. Conocen bien todo el esfuerzo, la constancia, la férrea disciplina y los obstáculos que el deportista manacorí ha superado para estar en el Olimpo del tenis.
La familia de Nadal ha sido clave a la hora de forjar su carrera ya que es su apoyo incondicional desde los inicios. Le acompañó hace exactamente un año en la rueda de prensa en la que anunció que 2024 sería su último año en activo y también ha estado a su lado en la que ha sido su primera despedida de las pistas. Tanto los padres como la hermana y la esposa del tenista han sido su apoyo incondicional y han viajado por todo el mundo para estar a su lado. Ahora también comienza una nueva etapa para ellos y para el pequeño Rafael, que con un año y medio ya ha animado a su padre desde las gradas.
Con el último punto de partido, que dio la victoria a Lehečka, la grada se puso inmediatamente en pie. Aficionados, autoridades y rostros conocidos que estaban en la pista, todos se levantaron a la vez para poner, con sus aplausos, la banda sonora al homenaje. Se desplegaron cinco lonas tamaño XL, cada una con una foto de Nadal levantando el trofeo del Mutua Madrid Open, del que es pentacampeón. Cada una de un color, formaban el nombre de Rafa y también se podía leer en ellas la palabras gracias. Además, en los carteles luminosos de la pista ponía "Gracias Rafa" y se proyectó un vídeo resumen de su paso por esta competición a la que llegó en 2003. "Parecen imágenes de otra vida", aseguró con simpatía el protagonista.
Nadal recibió un trofeo conmemorativo de manos de Feliciano López, director del torneo y amigo personal. Además, cogió el micrófono para hablar con los aficionados, algunos de ellos con pancartas llevadas desde sus casas para el tenista balear. "Era una broma, el año que viene vuelvo”, comenzó a decir con gran sentido del humor mientras el público coreaba sin parar su nombre. Tras romper el hielo y hacer reír a todo su equipo tras varios minutos de lágrimas, comenzó su intervención, pausada en varias ocasiones por los aplausos espontáneos.
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"Solo puedo agradecer a todos los que me han ayudado a lo largo de esta carrera. Aunque no se haya terminado, aquí en Madrid, sí es la última vez que vaya a estar. Ha sido un regalo el que me habéis hecho durante estos 21 año y es quizá más importante que algún Grand Slam que he ganado. Las emociones que me llevo de jugar en Madrid, ante el público español, es algo que se quedará conmigo para siempre.He tenido la suerte de haber podido de un hobby mi trabajo y hacerlo de una manera destacada. Me siento un super afortunado de la vida por todo lo vivido. No puedo pedir nada más”, aseguró.
"Era un día que es difícil cuando llega. Creo que la vida y mi cuerpo llevan un tiempo mandándome señales de que este día tenía que llegar. He tenido la suerte de hacerlo en uno de los lugares que más me han emocionado. Os doy las gracias. Muchísimas gracias a todos por ayudarme a vivir este momento", dijo antes de abandonar la pista. Un camino que hace por última vez sintiéndose afortunado, con la tranquilidad del trabajo bien hecho y la ilusión de sentirse tan querido dentro y fuera de la competición. Y es que sus compañeros son a la vez admiradores y solo tienen buenas palabras para Nadal.
Rafa resaltó en su mensaje de despedida la importancia que tiene para él ser "un ejemplo positivo para las nuevas generaciones". En la pista siempre ha mostrado una gran deportividad y ha apostado por el juego limpio. Una vez guardada la raqueta también ha seguido esa misma tónica, dejando claro que no hay rivales, todos son compañeros y piezas indispensables para generar ilusión y emoción en el público. Con muchos de esos tenistas ha creado además una bonita amistad que se seguirá manteniendo a pesar de que ahora que sus circunstancias cambian.
Tras decir adiós a Madrid, Rafa Nadal está ya pensando en sus próximos retos, citas que suponen su despedida paulatina. En su horizonte más cercano se encuentra Roland Garros, un torneo que tiene un destacado papel en su historia deportiva y en el que podría sumar un nuevo título de Grand Slam a los 22 que ya tiene. Pero independientemente de los trofeos que lo encumbran como uno de los mejores deportistas de la historia, el mayor deseo del tenista es que, una vez retirado, le recuerden como una buena persona.