Al igual que su madre, la princesa Carolina, Carlota Casiraghi es todo un icono de estilo. Como miembro de la familia principesca de Mónaco y nieta de la legendaria Grace Kelly, la bella Grimaldi no olvida su lugar y, cuando la ocasión lo requiere —el Baile de la Rosa, el Día Nacional del Principado o una alfombra roja—, se convierte en la mejor representación de la imagen del glamour y la sofisticación.
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De hecho, podría decirse que su pasión por la moda le viene de familia. “Es como si hubiera nacido vestida de Chanel”, confesó a finales de 2020, cuando se dio a conocer su nombramiento como embajadora y portavoz de la maison. Carlota hacía referencia a la gran relación de amistad que durante más de tres décadas mantuvieron su madre y el desaparecido Karl Lagerfeld.
Desde muy joven, ha seguido los pasos de su madre, la princesa de Hannover, que es el espejo en el que Carlota se mira y no sólo en el mundo de la moda. Licenciada en Filosofía y “adicta a la literatura”, como ella misma se ha definido, ha asegurado en más de una ocasión que su afición por los libros le viene de su madre: “Es una gran lectora de novelas y poesía. Me transmitió esta pasión”.
Libros y moda van de la mano en la vida de Carlota, que lleva dentro a una intelectual que dirige talleres filosóficos y encuentros literarios de la mano de Chanel. Recordamos esta afición por la literatura de la sobrina del príncipe Alberto debido a la relación que ha iniciado recientemente con el escritor Nicolas Mathieu.
Como informamos en el último número de ¡HOLA!, la ‘princesa filósofa’ ha comenzado una nueva vida con el famoso novelista francés, junto al que ya ha sido fotografiada en varias ocasiones por las calles de París. Una vez disuelto su matrimonio con Dimitri Rassam —con el que estuvo cuatro años casada y tiene un hijo en común—, Carlota y Nicolas ya no se esconden ni van por separado.
Las últimas imágenes de la pareja desvelan que durante sus citas con el intelectual, la hija de Carolina de Mónaco muestra su imagen más sencilla, apostando por looks básicos y nada estudiados. La princesa que deslumbra en las galas monegascas se convierte en una mujer aparentemente despreocupada por su atuendo, en su día a día junto al Premio Goncourt —lo ganó en 2018 por Sus hijos después de ellos— .
Como Jane Birkin, que fue la primera en convertirse en un icono gracias a su estilismos casual chic con vaqueros, zapatos planos, camisas y camisetas blancas, Carlota ha hecho todo un arte del vestirse como quiere, sin imposturas, con la cara lavada y nada de joyas.