ho4161 andy garc a habla con hola © Fernando Junco

Presentó la 25 ceremonia de los Laureus World Sports Awards, que por primera vez se celebró en Madrid

Andy García habla con ¡HOLA!: su pasión por España, el difícil camino al éxito y su familia, el mayor de sus triunfos

‘Para mí es una bendición ser esposo, padre y abuelo’, nos dice el reconocido actor y nos cuenta que su segundo nieto nacerá este año


26 de abril de 2024 - 9:02 CEST

Antes de pensar en convertirse en actor,  Andy García  quiso ser deportista. El baloncesto y el béisbol -por cierto, que tuvo como coach a otro actor nominado al Oscar, Mickey Rourke-formaron parte de su niñez y su juventud, también el tenis, y hoy en día es un apasionado del golf, suele jugar torneos y llegó a alcanzar el hándicap 7. Quizá perdimos a un baloncestista extraordinario o a un bateador de récord, quién sabe, pero el cine ganó a uno de sus mejores intérpretes. Hacía tiempo que no venía a España, pero le encanta nuestro país y está emocionado con el reto que le ha traído a Madrid: ejercer de maestro de ceremonia de la 25º edición de los Laureus World Sports Awards el lunes 22 de abril. Establecidos en el año 2000, los prestigiosos premios internacionales reconocen cada año lo mejor del mundo del deporte en diversas disciplinas, desde el fútbol a los menos convencionales. Además, la Fundación Laureus Sport for Good sirve de motor e inspiración para distintos proyectos, apoyando más de 300 programas en más de 50 países en todo el mundo en el que se utiliza el deporte como herramienta y motor del cambio social. Desde su creación, ha influido positivamente en la vida de más de seis millones y medio de jóvenes.

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© Fernando Junco

El inolvidable intérprete de ‘Los intocables de Elliot Ness’, ‘El Padrino III’ —por la que recibió una nominación al Oscar— y la saga de ‘Ocean’s’, entre muchas otras, fotografiado en Madrid como presentador de los Premios Laureus. De conversación relajada, su corazón bulle de pasión por su familia, por su trabajo y por su país natal, Cuba, que dejó, con la pena de un niño de cinco años, junto a sus padres exiliados.

Andy García es de conversación relajada, aunque su corazón bulle de pasión, por su familia, por su trabajo y por su país natal, Cuba, que dejó con la pena de un niño de cinco años, junto a sus padres exiliados. ¿La mejor lección jamás aprendida de los suyos? Que para conseguir algo hay que trabajar. Y eso hizo Andy García. De jardinero, de camarero, de obrero. Hasta que un día la oportunidad llamó a su puerta y él estaba allí, perseverante y perfeccionista. Títulos como Los intocables de Eliott Ness, El padrino III (por el que recibió una nominación al Oscar y la saga comenzada con Ocean’s Eleven le han convertido en uno de los nombres más influyentes de Hollywood.

En la pantalla se defiende con todo y es un magnífico músico y compositor, pero el espacio más importante de su vida lo ocupan su mujer, Mariví Lorido, sus cuatro hijos, y ahora también su  pequeña nieta  de dos años con la alegría, nos cuenta, de que va a ser abuelo de nuevo.

—Cómo nos alegra verlo en España de nuevo. Hacía mucho tiempo que no venía.

—Sí, hace mucho tiempo, sí.

—¿Siempre ha venido corriendo y se ha marchado o ha tenido posibilidad de conocer algo más? ¿Le gusta España?

—Me encanta España, pero casi siempre he venido a trabajar. Nunca he rodado aquí, es decir nunca he hecho una película en España, aunque siempre he tenido el deseo, no se ha presentado la oportunidad.

—Pues anímese con algún proyecto, es la excusa perfecta. 

—Sí, me gustaría y es bonito porque uno se puede quedar mucho más tiempo. De momento, solo he venido de promoción. Estuve aquí de luna de miel con mi señora. Por supuesto, yo nací en Cuba, y si uno va hacia atrás en su árbol genealógico, el origen está aquí. Pero los abuelos de mi mujer, Mariví, nacieron en Asturias, en Taramundi y Ribadesella. Qué bonito. Y estamos pendientes de hacer un viaje por allí porque todavía hay mucha familia de los Lorido Lombardero, que se dedican al negocio de la sidra.

“Fue duro abrirme paso. No había oportunidades, sinceramente, y sí muchos estereotipos. Si tenías un apellido hispano, mi caso, no te veían como a un actor”, dice el intérprete, que antes trabajó como jardinero, obrero, botones y camarero

—En esta ocasión ha venido como maestro de ceremonias de los Premios Laureus, ¿qué le ha movido a aceptar un reto tan diferente a todo lo que ha hecho en su carrera?

—Tengo una relación de hace muchos años con el grupo Richemont y la familia de Johann Rupert. Y llevo creo que ya siete años, no necesariamente seguidos, jugando su torneo Dunhill Links en Escocia. Y cuando me llamaron para ser el presentador de este evento me emocioné, porque les tengo mucho cariño y es como que uno piensa que me consideran parte de su familia para representar su evento, su negocio en sí, porque Richemont es una compañía que abraza muchas diferentes. Me sentí, por supuesto, muy emocionado.

—No mucha gente conoce su vinculación al deporte, pero no es de ahora ni solamente al golf. Por cierto, creo que tiene un buen hándicap. 

—Tenía, tú ya sabes. Yo creo que el mejor que tuve en mi época deportiva fue como un 7 u 8. Ahora estoy en un 11. Pero me encanta el juego.

© Fernando Junco

—Porque su pretensión era ser profesional del baloncesto. 

—Bueno, ese es el sueño de todos los niños, uno quiere ser profesional en algo, en deporte.

—Y también jugaba al béisbol. Además, tengo entendido que tuvo un maestro muy especial…

—También jugaba al béisbol y al baloncesto. Y sí, Mickey Rourke fue mi coach cuando éramos muy jóvenes —ríe—. Y tuvimos mucho éxito, ganamos el campeonato de la ciudad de Miami con él de entrenador. ¡Sí, así que imagínate ese cuadro!

—Y para una estrella del cine como usted, ¿qué significa rodearse de estrellas del deporte? ¿Es mitómano en ese sentido? 

—He estado varias veces con Tom Brady. Anoche mismo estuvimos juntos y también estuve con Djokovic. Parte de mi familia fueron tenistas profesionales. Mi padrino, también Andy García, fue coach profesional y mánager de José Luis Clerc muchos años. Su hijo jugó en el semi-pro. Yo de joven también jugué un poco, así que el tenis ha sido parte del deporte familiar. Yo soy fan del deporte y de cualquiera que destaque.

© Fernando Junco

Pionero en Hollywood

—Antes de ser actor y llegar donde está, trabajó de todo: jardinero, obrero, botones, camarero...

—Claro.

—¿Fue duro abrirse paso en el cine con el apellido García? En aquellos años en los que usted empezó, a finales de los 70, había muchos más estereotipos.

—Sí, no había oportunidades, sinceramente. Primero porque había cinco estudios —estoy hablando del cine y la televisión, no del teatro— y tres en América, Network, ABC y CBS, no había cable y nada de esto. Entonces, las oportunidades eran menos y los estereotipos estaban bien formados. Si tenías un apellido hispano, mi caso, no te veían como actor, te veían como un hispano. Si tenías la oportunidad de hacer audiciones para una película o un show de televisión y así poder ganarte la vida, lo que había eran papeles de delincuente y miembros de bandas callejeras, mayormente mexicanas. Nunca te veían fuera de ese elenco. Para mí era muy difícil porque no cuadraba en ese mundo, ya que cuando iba a la audición para una pandilla mexicana me decían: “Eres hispano, pero no mexicano. Aquí hay un montón de actores con el físico más apropiado para ese papel”. Era muy difícil entrar porque no te consideraban para un papel de un americano o de un italiano o de un español. No existían.

“Los abuelos de mi mujer, Mariví, nacieron en Asturias, en Taramundi y Riba­desella. Y estamos pendientes de hacer un viaje por allí porque todavía hay mucha familia”

—Pero lo logró.

—Poco a poco, ahí, siguiendo...

© @andy García

Sobre estas líneas, su mujer Mariví, sus hijas Daniella, Alessandra y Dominik y la pequeña Violette, en brazos de su madre.

—¿Se siente el paradigma del sueño americano? Si se trabaja duro, hay una oportunidad. Usted es el ejemplo.

—Yo diría que soy uno de los millones de ejemplos, empezando en mi casa, mi padre, mi madre, mi hermano y mi hermana. Nos fuimos de Cuba en el año 61. Estuvimos como familia dos años y medio bajo la dictadura de Fidel Castro, tuvimos suerte de poder salir. Y yo vi ese ejemplo en mis padres, echando para adelante y logrando un negocio y un futuro para su familia. Ese fue un gran ejemplo para mí en mi giro, porque me fui a buscar como un segundo exilio, en ese sentido.

—¿Quiere decir que fue en busca de sus sueños?

—No me quedé en el sur de Miami, teníamos un negocio y ya estábamos en una situación un poco más cómoda. Me fui a buscar mi deseo, a lograr mis sueños. Y creo que ese ejemplo que me dieron mis padres fue muy útil. En cualquier negocio uno tiene que, por supuesto, prepararse bien para cuando haya una puerta que se abra un poco, al entrar, la gente se dé cuenta de que tienes madera. Y eso es lo más importante, no es cuestión de prepararse como si fueras un doctor, pero buscando las oportunidades en la vida a veces hay muchos obstáculos. Mi padre siempre decía: “Ni un paso para atrás ni para coger el pulso”. Y así uno siempre va cayéndose hacia adelante, uno se levanta un poco más cerca a ese sueño. Y así es.

50 años

—Ha tenido muchos éxitos, ha estado nominado al Oscar, ha interpretado muchos papeles… pero su mayor éxito es la familia que ha formado. El próximo año se cumplen 50 años desde que vio a su mujer y le dijo a la primera que se casara con usted…

—Sí, 50 años...

© @andy García

A la izquierda, con su mujer, con quien celebra, este 2024, 42 años de matrimonio. Y al lado, con su nieta en brazos

—Tiene cuatro hijos que siguen sus pasos. Y ahora hay una nueva bendición en la familia, su nietecita de dos años…

—Sí, y otro en camino -—sonríe orgulloso—. Violette Rose Borrello, de padre italiano y madre cubana, me llama papá. Tiene una personalidad muy interesante y es una bendición, sinceramente, tener otra vez a una niña en casa. Y, gracias a Dios, tenemos una familia muy unida, estamos siempre juntos. Vengo directamente de un rodaje en Apulia, en la ciudad de Lecce, y mi hijo vino las dos últimas semanas y está aquí conmigo en Madrid. Y ahora regresamos a Miami, a una casa que tenemos allí, para estar con la familia. Para mí es una bendición ser esposo, padre y abuelo.

—Su hijo, Andrés, ha heredado su pasión por la música. 

—Sí, está muy metido en la música, trabaja como DJ profesional. Mis hijas Dominik y Daniella son actri­ces y la tercera, Alessandra, es modelo.

TextoMARTA GORDILLO
FotosFERNANDO JUNCO