María Castro dio a luz a su tercera hija hace apenas dos semanas. Una niña llamada Emma que llegó al mundo de una manera muy especial, ya que fue un parto velado en que la bolsa amniótica, que contiene las aguas, no se rompe, y el bebé nace sumergido en el líquido amniótico envuelto en la bolsa a modo de 'velo'. Algo que la actriz no había desvelado hasta este momento y que ahora ha querido explicar con todo detalle a través de sus redes sociales: “Llegas con la CALMA propia de haber nacido velada y a la vez con toda la FUERZA de la naturaleza, capaz de cerrar un ciclo, el de mi maternidad (3 cesáreas son más que suficientes), y con ello sanar heridas… y todo ello mientras cumples sueños…Nuestro sueño de vida!”, ha comenzado diciendo.
La intérprete ha recordado que entró al quirófano muy tranquila aunque en esta ocasión no permitieron la presencia de su marido, José Manuel Villalba al alumbramiento: “Los que me conocen bien, saben que soy inquieta, pero no “nerviosa” para enfrentarme a las situaciones límite… y ahí tengo que decir que igual cuento con ventaja… porque siempre he pensado que mi tío Suso me vigila desde arriba, y sabrá tocar la tecla que corresponda, en caso de que algo se tuerza. GRACIAS una vez más, tío favorito del mundo mundial”, ha expresado.
Una tercera cesárea
María explica que las terceras cesáreas "no son de las operaciones favoritas de médicos y anestesistas. El útero debe contraerse, nada más “despegarte” al bebé de las entrañas…y cuantas más cicatrices tenga, puede que esa función se vea disminuída…y en ese caso poco más pueden hacer que esperar, y tener bolsas de transfusión por si… Por suerte allí se quedaron las mías, intactas, porque todo salió como se esperaba…”, ha recordado María Castro en este relato que ha emocionado a todos sus seguidores, que así se lo han hecho saber en los comentarios de la publicación.
“Al despedirme de Jose lloré…obvio sí! Pero de pura emoción…por conocedora de lo que iba a vivir una vez más!”, ha explicado, haciendo referencia al papel que ha jugado esta vez su marido, diferente al de los dos partos anteriores. “Me desinfectaron, me rociaron la espalda con algo muy frío y procedieron a pinchar la columna… ¿Qué si duele? No lo sé. Yo solo podía pensar en “frena las piernas María, que tiemblan como la paja,de forma incontrolada e involuntaria, y a ver si te mueves y la lías”. El anestesista empezó a cantar “Cruz de Navajas” (muy “salao”) mi canción favorita dónde las haya, y supe que esa coincidencia solo podía traer en breve buenas noticias”, ha recordado.
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El momento de tener a su hija entre sus brazos
“Automáticamente las piernas se duermen, el temblor deja paso al frío del quirófano y las máquinas empiezan a pitar. Quién ha vivido una cesárea, sabe que se siente absolutamente TODO! No duele (eso ya tiene lugar después…desde que te levantas como si fueras Bambi recién nacida, incapaz de soportar tus piernas, hasta estremecerte en cada tos, risa, estornudo o coger a tu bebé… que te necesita 24/7 y más que nunca). Percibes el olor de tu piel quemada, mientras se adentran capa tras capa en tu ser…. Percibes la tensión y concentración de todo el personal presente, que es mucho…. Sientes los tirones tratando de despegar una vida de la tuya propia…”. Momentos inolvidables para la actriz que ha relatado desde que entró en el quirófano hasta que tuvo a su hija en sus brazos.
El momento de escuchar el llanto de su hija
“Yo quería ver… pero las manos atadas en cruz y la lona verde que me separaba de mi barriga, dificultaban la tarea… así que me conformé con escuchar… pero claro, una cesárea, no es un parto vaginal…. Y tras tirar y tirar para “despegarla” de mi, la bolsa estalló, el “ohhhhhhh” rompió el silencio de la sala, y el llanto de Emma inundó mi corazón…”, relata muy emocionada la actriz. Y no dudó en preguntar si todo iba bien, sin perder de vista a su bebé y preguntando si su útero se había contraído para poder terminar la cesárea. “Pero antes de que me puedan responder, me liberan una mano, acaricio al tercer amor de mi vida, y la succión allí mismo empieza… lo que es el instinto!”, ha dicho la actriz. “Todo lo que pasaría a mi alrededor, desde este momento, carecía de importancia para mí…. Porque ya solo estaba ella. Así que me desconecté del mundo, para conectarme con Emma… mi tercer corazón, que a partir de ahora latirá cada vez más libre, mientras conquista a su vez otros corazones. “Gracias Emma por elegirme…”, alcancé a decir…. “Vamos a conocer a tu papá y tus hermanas… para que te digan eso de “bienvenida al mundo”, que ya es tradición en casa””, ha concluido.